Place Names

Estados Unidos de América. Nueva York

Artículo principal: Estados Unidos de América.

Los primeros asentamientos de vascos en Nueva York estuvieron relacionados con la construcción del ferrocarril transcontinental, que facilitó enormemente el viaje hacia el Oeste americano, que anteriormente se realizaba bordeando Sudamérica hasta desembarcar en la costa californiana del Pacífico. Con la conexión del Este con el Oeste a través del ferrocarril en Utah, hacia 1869, éste se convirtió en el medio de transporte favorito, por ser el más rápido y seguro. La mayoría de los vascos que desembarcaron en Nueva York lo hicieron con la intención de unirse con sus paisanos en los territorios del Oeste, pero muchos no lo consiguieron. Algunos de ellos encontraron trabajo en los puertos de Nueva York y Nueva Jersey.

Valentín Aguirre, fue uno de los pioneros vascos de Nueva York. Llegó de Bizkaia en 1895, convirtiéndose en uno de los personajes más conocidos de la comunidad vasca y de los vascos en los EEUU. El y su esposa, Benita Orbe, tuvieron ocho hijos y establecieron una pensión vasca llamada Santa Lucia Hotel y el restaurante Jai-Alai. A su vez ayudó a miles de emigrantes vascos con la creación de una agencia de viajes para ayudarles con los preparativos del viaje hacia el Oeste. Después de viajar por barco unos 12-16 días, pasar por inmigración estadounidense y por fin ser libre para entrar el país y escuchar la voz de Valentín Aguirre o uno de sus hijos gritando a los barcos ¿Euskaldunak hemen ba dira?, era un salvavidas para muchísimos vascos.

Miles de personas, inmigrantes de las 7 provincias pasaron sus primeros días bajo el cuidado de Benita Aguirre. En general se quedaban unos tres o cuatro días y embarcaban, otra vez, a la segunda aventura de cruzar los estados uno por uno hacia Idaho, Oregón, Utah, Colorado, Nevada y California. Los que regresaban a Vasconia, también permanecían en el Santa Lucia hasta embarcar para cruzar el Atlántico.

El hotel sirvió como el eje de una red de información. Los que venían del Oeste con intención de regresar a su país, traían noticias de empleo, pensiones y hoteles vascos, quiénes se habían casado, quiénes habían tenido familia, etc. Los recién llegados se informaban sobre la situación de su destino, dónde quedarse y qué y con quienes se encontrarían. Hubo numerosos ejemplos de personas que llegaron al país con intención de juntarse con familiares o ir a un determinado pueblo en el Oeste pero que cambiaron de planes con la información que obtuvieron en el hotel de los Aguirre.

El día que el inmigrante salía del hotel hacia el Oeste, Benita le preparaba una cesta de comida para el viaje. En general incluía chorizo, tortilla, fruta, queso, jamón y un pan entero. Felizmente para ellos, porque como la mayoría no hablaba inglés, no sabían pedir comida en el tren y bastantes de ellos confesaron en entrevistas posteriores que sin la alimentación preparada por Benita, hubieran llegado hambrientos a su destino. Valentín y sus hijos les llevaban a la estación del tren y les ayudaban en la compra del billete. En general, era un papel largo perforado y en cada estación el conductor pasaba y quitaba la sección correspondiente. Los pasajeros sabían que cuanto más corto era el papel, más cerca estaban de su destino final. Valentín Aguirre les explicaba todo antes de subir al tren y les pegaba el billete en la solapa de su traje, con una nota "no habla inglés".

La comunidad vasca de Nueva York se encontraba primitivamente a los pies del puente de Brooklyn, a lo largo de las calles Cherry y Water en el puerto de Nueva York. Algunos de ellos abrieron pensiones vascas para dar cobijo a los vascos recién llegados. Según cuenta Mary Troja, que creció en este barrio, los vascos de aquella época solían asistir a las homilías de las iglesias de San. Joaquín, San José y Nuestra Señora de Guadalupe, donde había un sacerdote vasco. Muchas parejas vascas se casaron en dicha iglesia. Enfrente de ésta se encontraba un comercio regentado por Carmen Moneo, que vendió todo tipo de productos importados de Vasconia, durante más de 75 años, hasta la década de 1980. Un buen número de los primeros vascos de Nueva York está enterrado en los cementerios de Calvary en Brooklyn y de St. John's en Long Island.