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ARRIGORRIAGA

Sobre los orígenes de Arrigorriaga y supuesta etimología de su nombre han circulado en los siglos precedentes una serie de leyendas de las cuales reproducimos una a título de curiosidad. Refiere Delmas que habiendo sobrevenido serios disturbios entre D. Zenon, heredero de los estados de Vizcaya, y el rey de Asturias D. Alfonso el Magno, tuvo éste preso a aquél en Oviedo durante largos años, en donde sucumbió después de muchos padecimientos. Irritados los vizcaínos con la muerte de su caudillo, se sublevaron contra D. Alfonso, y enviando este rey a su hijo D. Orduño para castigarles, salieron al campo mandados por Jaun Zuria y auxiliados por Sancho Estiguiz, señor de Durango. La batalla se dio hacia el año 870 en Padura, nombre primitivo de este pueblo; los asturianos y leoneses fueron vencidos, murió su caudillo, y corrió tanta sangre de los dos bandos, que desde entonces y por quedar las piedras ensangrentadas le llamaron Arrigorriaga (piedras encamadas). Jaun Zuria, a falta de señor, fue aclamado por los vizcaínos después de la batalla y es el primero de los que figuran en la segunda genealogía de los señores de Vizcaya. Dice la tradición que en el mismo campo de batalla se enterraron muchos cadáveres vizcaínos y en un sepulcro de la iglesia, el del príncipe D. Orduño. Se apoya esta tradición en la existencia de varias partidas bautismales antiguas que comienzan de este modo: «En... día... bauticé un niño espósito que se halló sobre el sepulcro del príncipe de León... etc.» El sepulcro todavía existe pero el cadáver desapareció durante la invasión napoleónica así como una enorme espada que yacía a su lado. Pasando a hechos constatados documentalmente, en 1375, debido a la inseguridad de la vida en plena guerra de bandos, los «homes buenos labradores» de la Anteiglesia de Arrigorriaga recibieron el privilegio de pertenecer a la villa de Bilbao. Estos labradores se quejaron al señor de Vizcaya de que sufrían «muchos daños y fuerzas y tomas» por parte de «algunos fijosdalgo de Vizcaia» y obtuvieron la carta-privilegio extendida en Almazán el 12 de marzo de la era de 1413 o sea el año 1375; en ella se daba a Bilbao la jurisdicción de mero y mixto imperio sobre los labradores citados y a los hidalgos les puso a salvo las ganancias, heredamientos, términos, montes, aguas, pastos y caminos que tuvieran en la Anteiglesia. En una de las sesiones del ayuntamiento celebrada en la Anteiglesia, por el mes de junio de 1781, se dispuso continuar dando premios a los que cazaran animales dañinos, como antes se había acostumbrado, para que por falta de estímulo en los vecinos no se aumentasen las fieras en los montes. Al efecto, se acordó que «por cada lobo y oso que se matare o prendiere en los montes de la anteiglesia, ora fuese por los vecinos o cualesquiera otras personas, siendo mayor, se le pagara setenta y cinco reales de vellón y por cada raposo, garduño o gato de monte, dos reales de vellón». Ref. Estanislao Jaime de Labayru «Historia General del Señorío de Vizcaya» [VI, p. 474].