Concept

Apuesta

Es, como se suele decir, eminentemente apostalari. Estas apuestas, de tipo deportivo, se hacen, con o sin mediación de dinero apostado, en varias formas y condiciones. Las apuestas deportivas forman un sistema complejo de juegos y pruebas de fuerza, habilidad y destreza. En las competiciones de aizkolaris o cortadores de troncos toman parte, además de los cortadores, sus cuidadores y el juez de la contienda. La apuesta o prueba consiste en ver quién corta un número de troncos determinado y de idénticas características en menos tiempo. Así, por ejemplo, Fermín Otaegui, de Vidania, cortó en Tolosa el día 4 de noviembre de 1910 cuatro troncos de haya de 90 pulgadas de diámetro, en 64 minutos y 10 segundos; las pruebas de bueyes o idi-dema consisten en el arrastre de una piedra de 3.444 kgs., dotada de anilla de enganche haciendo el mayor número posible de vueltas o plazas de un lado a otro en un tiempo dado; en Gipúzcoa. se ha solido apostar en pruebas de hombres contra bueyes.

Cuatro hombres llegaron a ganar a la mejor pareja de bueyes. En 1935, Ikar y Errekartetxo contendieron a levantar una piedra cúbica ganando el segundo, que la levantó 31 veces en 10 minutos. En Elgoibar se apostaron hermana y hermano a levantar fanegas de trigo desde el suelo al cuello. El hermano levantó cuatro y media, y la hermana tres y media. Este tipo de apuestas meramente deportivas, sin mediación de dinero, se extendían a competiciones de recogida de mazorcas de maíz o koxkol-apostua ; de siega, segaapostua ; de barrenamiento de piedras, arrizulatzales ; de lanzamiento de palanca, palanka-joko ; a correr, korrikalaris, etc. Se ha apostado en una ocasión a hablar sin interrupción con brevísimos descansos para comer y cenar hasta que uno de los contrincantes cayó finalmente rendido y sin aliento. Todo ello en presencia de público, en la taberna y en vascuence.

Es célebre la canción popular Goizian Parisen, relatando la apuesta a tocar la alboka sin respirar hasta atravesar París de un lado a otro montado el albokari en un mulo. Su contrincante, dice la tradición, al ver que después de más de un día de música llegaba a su meta sin abrir la boca, y, no pudiendo soportar que el testarudo músico le ganara la apuesta llevándose su hermoso mulo rojo, le apretujó contra él, apretándole con una mano la boca de la alboca y con la otra impidiéndole la respiración hasta que lo ahogó. La letra dice así:Goizean Parisen, gabean Parisen - au da Paris-ko kaleen luzea - Auxe kale au pasatu baneuko, - atzeko mando gorri au nerea. - Izerdi-patsetan, alóoka-otsetan - zazpi legoak eginda baneukaz - Arrati etxera mando yaubea.

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