Municipalities

AÑANA

Carnaval en Salinas. Al canto de «Señores, todos tomamos huevos, chorizos y pan, y alguna peseta si nos dan», postulaban las niñas y los niños el Jueves de Lardero por la tarde. Se disfrazaban de cualquier manera y concluida la petición merendaban en la casa de alguno de ellos. La fiesta del Domingo de Carnaval se iniciaba por la tarde, que era cuando salían disfrazados y con la cara pintada o enmascarada las mozas y las casadas, los mozos y los casados, quienes, todos, recibían el nombre de «porreroso. Tipo popular de los carnavales de hace unos cincuenta años era el conocido por el nombre de «Caín», un vecino de la localidad que el Domingo y el Martes paseaba por el pueblo, acompañado de toda la chiquillería de Salinas de Añana. «Caín» era un hombre de fuerte complexión. Se exhibía descalzo y con los pantalones cortados burdamente a la altura de la rodilla. Con la cara sucia y tiznada descubría los brazos pintados asimismo de negro. Llevaba un palo en la mano. El Domingo y el Martes salía también la consabida pareja de «osos», que procuraban representar su papel lo mejor posible. Un hombre enmascarado y ataviado con traje negro los conducía atados por medio de un ramal a la cintura. Debajo de la piel -que en realidad era de oveja-, los «osos» llevaban la correspondiente tabla a la espalda. Y en la espalda les pegaba con un palo, de forma tan exagerada como ruidosa. Con el baile amenizado por la Banda Municipal de Música se cerraba la jornada del Domingo de Carnaval, cuyo programa se repetía el último día de fiestas o Martes de Carnaval. Tomás Celada Salazar recuerda haber oído de niño, cómo en la noche del Martes de Carnaval un «porrero» predicaba desde un escriño que colgaba de una cuerda que llegaba de un balcón a otro de la plaza. Y esto bien pudo ser parte de la pantomima de juicio a algún personaje carnavalesco, que antiguamente se celebraba en Salinas de Añana. (Ref. J. Garmendia Larrañaga: Carnaval en Alava, pp. 120-12l, San Sebastián 1982).