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Alzueta Beneite, Mari Karmen

Karmele

Pedagoga guipuzcoana, realizó una gran labor a favor de la enseñanza en euskara. Nació en San Sebastián el 4 de mayo de 1928 y falleció en la misma ciudad el 25 de diciembre de 1983.

La primera vez que fue al colegio, acudió a la ikastola que Elvira Zipitria tenía en la Parte Vieja de San Sebastián; y cuando trasladaron la ikastola a Amezketa, Mari Karmen tomó el mismo camino. Sus padres querían que supiese castellano, y le mandaron al colegio de monjas de Tolosa, y con el tiempo aprendió el idioma que hasta entonces le era extraño; prueba de ello fue que estudió el bachiller en castellano y sacó muy buenas notas.

Viajó a Madrid para realizar estudios superiores, y comenzó a estudiar Química; de allí se trasladó a Salamanca, para cursar los dos últimos años de carrera. Pero además, la guipuzcoana era muy creyente, y en 1948 se hizo miembro del Instituto de Misioneros Seglares y comenzó a instruirse. Después de licenciarse en Química, volvió a Madrid y estudió Ciencias Sociales en el Instituto León XIII.

Mari Karmen hizo suyo el II. Concilio del Vaticano; de ese modo, quería educar a personas para que creciesen y viviesen con toda plenitud. Le nombraron cabeza de la Comisión General del Instituto de Misioneros Seglares, y pretendía actualizar la asociación; viajó varias veces a Roma. Confluyó el cristianismo y la enseñanza; de ese modo, volvió a San Sebastián, trabajó para crear la Escuela de Asistentes Sociales, y fue la primera directora del centro. Entre sus tareas, estaba el concretar las asignaturas, buscar los profesores más apropiados, o trabajar para atraer al alumnado.

En el curso 1969-1970 entró como profesora en el Liceo Santo Tomas de la ciudad guipuzcoana. En aquella época los alumnos se repartían en diferentes edificios y como recordaba Alzueta en una entrevista que se publicó en 1972 en la revista Zeruko Argia, en total eran unos 800 alumnos.

"En esta casa estamos solamente durante este curso y tenemos alumnos de entre seis y dieciséis años. En total serán unos 600. En cuanto a los alumnos de entre tres y seis años, están en otra parte y en total serán unos 200. Así que en el Liceo serán unos 800. No son pocos. Hay mucho que hacer."

Al año de empezar como profesora, tomó el cargo de directora. Tenía claras sus ideas, por ejemplo, consolidar las infraestructuras, y de ese modo se construyeron los dos edificios centrales en 1972 y 1977. También pretendía buscar recursos adecuados para la enseñanza, o la implicación de los padres...

Fueron tres los ejes de su trabajo. Por un lado, trabajaba ininterrumpidamente, tanto en el liceo como en casa. Además, promovía el trabajo en equipo entre los profesores. Y como creía que el liceo no tenía que sustituir el trabajo de los padres, buscaba la participación activa de éstos.

En aquella época también existía otro objetivo, la homologación del liceo, y para ello, entre otras cosas, se necesitaban las cartillas escolares de los alumnos; trabajó duro y al final los consiguió gracias a la ayuda de algunos institutos de la ciudad. Además, se debía buscar a profesores vascoparlantes con título y también fijó el modo de trabajo de los docentes. Tenía claro que el Liceo Santo Tomas tenía que educar a los alumnos en la cultura vasca; no bastaba con enseñar euskara, también veía necesario que los chicos y chicas conociesen su cultura, enseñando la historia y las costumbres del lugar, entre otros. También tenía claro que debía de ser un centro plural. En definitiva, desarrolló algunos puntos pedagógicos: sería un centro vasco, mixto, que contara con la implicación de los padres, y que trabajaría en equipo.

Pero dejó el liceo y en 1978 comenzó a trabajar en el Consejo General Vasco, en Vitoria. Éste tenía como objetivo trabajar para que se garantizasen las competencias que se recogían en los estatutos de la Comunidad Autónoma Vasca; Mari Karmen trabajó el área de educación bajo las órdenes de Carlos Santamaría.

En aquella época los recursos de personal eran escasos en la Administración de Educación y entre otros, se tenía que cambiar la ley para construir un sistema vasco, se tenía que crear una red de escuela pública vasca, había una necesidad de euskaldunizar la enseñanza pública existente, como solucionar la situación del profesorado que carecía de títulos académicos. Alzueta se sumergió en esas y otras tareas.

En esa labor tenía cerca a Javier Retegui, quien describía el trabajo de Mari Karmen Alzueta en el trabajo Bidegileak:

"Era una trabajadora incansable, lista, tenía las ideas muy claras, gran capacidad de diálogo y se relacionaba con mucha gente. En una palabra, era el eje de nuestro equipo."

En 1984, en el aniversario de su muerte, el Gobierno Vasco creó el Premio Mari Karmen Alzueta.