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ALCALDÍA MAYOR DE AIZTONDO

Alcaldía de la provincia de Gipuzkoa, una de las tres mayores. Se componía de la villa de Asteasu y lugares de Larraul y Soravilla. Asteasu era la capital, y su alcalde ejercía la jurisdicción ordinaria en todos, aunque para lo económico cada uno tenía su gobierno particular. Enviaba asimismo uno o dos procuradores a las Juntas que celebraba la provincia, y votaba en ellas en nombre de los tres pueblos con 56 y medio fuegos, ocupando el asiento decimonoveno en las Juntas Generales, y el decimoctavo en las particulares a la derecha del corregidor. Esta alcaldía no estaba unida en cuanto a la posición local ya que el lugar de Soravilla está bastante separado. Se le cita ya en 1397. La parte de Urnieta se separó de ella el año 1615, la de Astigarraga en 1660, Larraul en 1840 y Soravilla en 1843, quedando extinguida la alcaldía.

La cabeza de la alcaldía mayor de Aiztondo siempre ha sido la villa de Asteasu, donde constantemente ha residido el alcalde mayor o su teniente con su jurado ejecutor para la administración de la justicia. Esta verdad se confirma con el letrero que tiene el expresado sello, en cuyo borde o centro se leen estas palabras: Asteasu cabeza de la alcaldía de Aiztondo. Consta que desde época muy remota proveía el rey los que habían de servir la vara de ella; y así es que, siguiendo este orden de cosas, Felipe III hizo merced de la misma a Francisco de Borja, príncipe de Esquilache. Noticiosa de ello la provincia, como también de que este personaje se hallaba propicio a hacer renuncia de la vara a favor de la misma alcaldía, representó a su majestad con la súplica de que aprobase el desistimiento, concediendo a los pueblos la facultad de nombrar su alcalde. El supremo consejo de hacienda, ante quien pendía este negocio, dirigió al corregidor la provisión ordinaria para las diligencias de la información acostumbrada. Evacuadas que fueron, las remitió a informe del licenciado Diego de Herrán en razón al servicio pecuniario que hubiese de hacer la alcaldía por la concesión de la real gracia. Asteasu se resistió a su pago, y el resultado del asunto fue haberse desestimado la solicitud de la exención, por lo que continuaron las cosas en el estado anterior. El príncipe de Esquilache marchó al Perú sin haber tomado posición de la alcaldía, a cuya consecuencia mandó el corregidor en el año de 1615 que el concejo de su tierra nombrase el alcalde, como lo verificó. El sujeto nombrado de esta manera ejerció el cargo por espacio de cuatro años; al cabo de los cuales el concejo, en virtud de nueva autorización del corregidor, eligió en su lugar otra persona. Muerto dicho príncipe, la Junta General celebrada en Tolosa en el año de 1651, a instancias de los pueblos de esta alcaldía, renovó a su majestad la súplica de que les hiciese la merced de la jurisdicción civil y criminal. El rey accedió por esta vez a la petición de la provincia. Consiguientemente despachó sobre ello el correspondiente privilegio en Madrid el 22 de diciembre de 1659, reducido a autorizar al concejo de Asteasu para nombrar perpetuamente en cada año el alcalde para sí y sus lugares de Larraul y Soravilla. Esta gracia, aunque muy apreciada, fue bastante onerosa para la villa de Asteasu. Para su consecución tuvo, en efecto, que contribuir a la real hacienda con la cantidad de I.400 ducados de plata; habiéndose visto precisada a fundar censos a fin de aprontarla. La alcaldía mayor de Aiztondo, sin perder su primitivo carácter de distrito municipal, formó unión con la villa de Cizurquil para la asistencia a las Juntas Generales y particulares de la provincia. Esta hermandad se verificó por medio de la escritura que otorgaron el día 11 de abril de 1649; pero cesó a consecuencia de la separación hecha por Zizurkil en el año de 1664.

Pablo Gorosabel