Concept

Alardes

El aspecto militar de los regímenes forales se basaba en tres sistemas: un ejército profesional fronterizo (en Pamplona, Bayona, San Sebastián, Hondarribia, Saint-Jean-Pied-de-Port y en otras guarniciones menores); los apellidos a guerra y las levas de marinería; la obligación de la población de defender sus respectivos territorios, y a veces cruzando la frontera. Estar en guerra se entendía como algo más que practicar o padecer una serie de batallas puntuales, por lo que toda la población, incluidas las mujeres, quedaban bajo órdenes militares. Por ejemplo, los Reyes Católicos juraron los Fueros de Bizkaia, entre otros motivos, porque en 1476, en la guerra contra los reyes de Francia y Portugal habían sido muy bien servidos con sus personas, caudales y haciendas por "los Cavalleros, y Escuderos, & Hijos-Dalgo, & Dueñas, y Donzellas, y Labradores, y cada vno en su estado de los Vezinos, & Moradores deste Condado y Encartaciones, è Durangueses". En 1636, el capitán general de Gipuzkoa mandó retirarse a las mujeres guipuzcoanas que habían colaborado con las tropas en el ataque y saqueo a Urruña (Lapurdi).

Alardes

En aquel sistema militar basado en la amenaza continua de guerra, el término alarde denominaba el acto obligatorio anual para los varones de cada localidad, garantía de que sabrían hacer uso de las armas en caso de necesidad. Las autoridades civiles ejercían de militares manteniendo la misma jerarquía: los alcaldes eran capitanes, los regidores, sargentos, etc. Había que poseer vecindad para ser sujeto de aquellos derechos y deberes militares (quienes no acudían a los alardes eran multados), no meros residentes; por ejemplo, demostrar hidalguía en los municipios o territorios en los que se exigía tal requisito. En Gipuzkoa, a los franceses, sus hijos y nietos (cientos, en Irun y Hondarribia) se les prohibían tales derechos y deberes vecinales, puesto que se cuestionaba a qué Corona favorecerían en caso de guerra.

Los alardes se formaban en una sola compañía o en varias. En el caso de villas con localidades bajo su jurisdicción, las compañías se organizaban por pueblos, con sus autoridades y banderas; pero habían de acudir a la villa y evolucionar bajo la bandera y autoridades de ésta. Entendida aquella jerarquía como una sumisión simbólica, muchas localidades se negaban a ello. Tras muchos conflictos, por lo general se impuso que cada compañía actuara en su propia localidad con sus autoridades y bandera, incluso antes de que consiguieran la exención jurídica completa de la villa: Antzuola respecto a Bergara, Irun y Pasajes de San Juan respecto a Hondarribia...

Alardes
En 1661, Ezkioga celebró su desanexión de Segura (Gipuzkoa) construyendo una cárcel y una picota y realizando un alarde. Los alardes militares, pues, también adquirieron valor simbólico. Por lo general, las localidades cuya identidad institucional no estaba cuestionada fueron las primeras en ir espaciando y progresivamente abandonando la realización de los alardes, a partir de finales del siglo XVII, pese a las reiteradas órdenes forales que recordaban su obligatoriedad.

Los alardes suponían la realización de ejercicios bélicos: carga y tiro, movimientos coordinados de marcha, etc. Frecuentemente, para evitar gastos de pólvora, se realizaban meras "revistas de armas", o "reseñas", que se limitaban a dejar constancia del número y características de las armas blancas y de fuego de cada localidad.

Por otro lado, con la palabra alarde se designaban similares obligaciones militares, como las compañías que en cada localidad o en otras vecinas, siguiendo el orden y jerarquía arriba citados, ejercían de escolta entre honorífica y defensiva de personajes de la familia real, la nobleza y altos cargos.

Alardes
Su valor simbólico era, pues, muy grande, y su composición coreográfica estaba más cerca de los alardes totalmente folklóricos del siglo XIX que de las obligatorias evoluciones militares forales del Antiguo Régimen. Por ejemplo, en Hondarribia en 1701, entre las celebraciones de bienvenida a Felipe V cuando cruzó la frontera, se formó una compañía de 800 mujeres de la localidad "y otras montañesas" (¿guipuzcoanas, provenientes de las localidades bajo jurisdicción de la villa?), "en traje enteramente militar" figurando amazonas. El número doblaría al de varones que conformaban los alardes en la localidad. ¿Fue un alarde militar? La presencia de uniformes y caballería parece desmentirlo; pero también es cierto que varones iruneses de la compañía de guardia real en la misma bienvenida iban "vestidos de gala", y que en 1615 recibieron a Felipe IV. 1.400 guipuzcoanos "luzidos de vestidos y de armas". En la misma Hondarribia, en 1745, en la despedida a una princesa que pasaba a Francia, participó una compañía de mujeres "bien vestidas y armadas con bocas de fuego y adiestradas en su manejo": ¿Alarde folklórico, militar, ambos?