El Alarde del Moro de Antzuola (Gipuzkoa) es el principal rito de la localidad, uno de los pocos ritos municipales vascos que no tiene origen religioso ni está vinculado a una divinidad. Se celebra anualmente en las fiestas locales el tercer sábado de julio. Su coreografía es compleja: desfile de gentes armadas e intérpretes musicales, salvas de fogueo de fusil y cañón, versos cantados por un coro, la entrega de la bandera del pueblo, un discurso y una escenificación. Cada participante viste según el papel que interpreta, incluida gente a caballo. Finalmente, como complemento pero no parte integrante del acto, un repertorio de danzas tradicionales vascas.
La complejidad no oculta el protagonismo de la figura principal: el rey moro preso, que es liberado una vez jura no volver a invadir el territorio. Todos los demás elementos se someten a esa escenificación: según tradición local, el Alarde celebra una victoria de la compañía de antzuolarras en el contexto de la batalla de Valdejunquera, en el año 920. Aunque coreográficamente el núcleo de la escenificación, del discurso y del desfile sobrepasa la centuria (está documentado a finales del siglo XIX y apenas hay datos anteriores), tras el franquismo, el cambio de percepción sobre lo que se celebraba ha tenido su reflejo en el acto.