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Personaje enmascarado del cortejo de baile del carnaval laburdino.

Personaje realmente antiguo, vinculado a los antiguos locos, bufones de los siglos XVI y XVII, pero también a los arlequines carnavalescos. A pesar de todo, no se tiene constancia de su existencia hasta el año 1900 aproximadamente en Ustaritz o en las calles de Baiona. Su nombre parece ser la traducción del término francés Pompier. En un nivel más cuidado, es similar también a la vestimenta de flecos de los Zirtzils.

Su traje se compone de los siguientes elementos (en orden ascendente): medias y abarcas blancas con cordones verdes y rojos, un pantalón hasta la mitad de la pantorrilla y una chaqueta compuestos, ambos, por tiras de telas de colores diferentes (verdes, amarillas y marrones) cosidas longitudinalmente y rematadas en punta. Alrededor del cuello lleva una cuelo colgante formado por trozos de tela lanceolados. Lleva un capirote azul del que cae una máscara de tela roja guarnecida con numerosas lentejuelas doradas que le otorgan un aspecto pustuloso. Lazos amarillos cosidos marcan el contorno de los ojos y la boca. Sobre la cabeza lleva un tocado formado por un armazón de mimbre de forma más o menos redonda, cubierto por una tela roja con galones dorados cosidos en zig-zag. A este tocado se fijan varillas de madera formando una pirámide más o menos puntiaguda, decorada con anillos superpuestos de papillotes de papel y cintras multicolores. Sus manos aparecen enguantadas y sujeta una ligera maza de madera o un peine para cardar, herramientas que evocan las prohibiciones del trabajo del lino durante el Carnaval. Lleva, asimismo una pequeña cajita de madera para las cuestaciones.

Este personaje va normalmente en pareja. Antiguamente representaban este papel los jóvenes solteros, agricultores o artesanos. Este personaje baila enérgicamente y realiza también una colecta. Molesta además al público con los golpes que con su maza les da en la espalda.