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Mártioda (version de 1989)

Torre de los Hurtado de Mendoza. Data del s. XIII. Centra y sobresale del conjunto constructivo que la envuelve en su mayor parte del s. XVIII. Por su inicial función defensiva, se emplaza en un alto, frente al paso de Arrato, lo que simplifica fosos y muros defensivos en las zonas más escarpadas, como la norte. Material de mampostería con sillares en los ángulos. Tiene más de 20 m. de altura y se estructura en cinco plantas. La baja con saeteras, fue palacio solariego. En las construcciones añadidas a la misma altura, destacan las pinturas murales de uno de los salones, a base de guirnaldas y marcos encuadrando kakemonos con paisajes, pájaros, etc. Remata en cadalsos de madera y bajo el voladizo del tejado se conservan las primitivas saeteras. Está protegida por una barbacana también de mampostería perforada por saeteras. La puerta de entrada de arco de medio punto, está enmarcada por sillares bien labrados al igual que las ventanas. Ha sido declarada Monumento Nacional de Euskadi. Parroquia de San Juan Evangelista. Obra de finales del s. XV, construida bajo el patronazgo de D. Juan Hurtado de Mendoza. Un sencillo pórtico al que se adosa una rústica espadaña, cobija la portada de arco rebajado con baquetones. Del gótico final es también un ventanal de arcos conopiales idénticos que se abren bajo un arco de medio punto ubicado en la fachada sur, cerca de la cabecera. La planta de salón está cubierta en sus dos tramos por bóvedas nervadas de terceletes y claves heráldicas (las panelas de los Hurtado, los lobos de Ayala, las cruces y los castillos de los Barrionuevo y la banda de los Mendoza), que también aparecen en el exterior, en dos contrafuertes del ábside. Estas bóvedas recaen en ménsulas profusamente decoradas algunas con temas vegetales y otras con figuras humanas, de animales y escudos. El retablo principal, de estilo barroco, data de la segunda mitad del s. XVIII. Es de madera sin dorar, decorado con rocalla. Consta de un solo cuerpo y ático, donde se aloja una gran pintura de escaso valor, y el escudo de los Hurtados de Mendoza. Preside el retablo la imagen del titular, en nicho avenerado enmarcado por dos columnas corintias acanaladas hasta el primer tercio, que va muy ornamentado. La misma traza y estilo poseen los dos laterales, si bien los lienzos pintados en los remates son de mejor calidad que el del retablo mayor. En los nichos centrales rematados por arcos y encuadrados por dos columnas con lises, rosáceas y rocalla, se cobijan las imágenes de la Virgen del Rosario, a la derecha, de estilo barroco y una escultura de piedra policromada, de la Virgen de pie con el Niño. Es una magnífica imagen en la que destaca la dulzura del rostro de María, el bello tratamiento de los ropajes y la actitud dialogante de Madre e Hijo. Data de fines del s. XIV. En la sacristía, se halla un interesante relicario a modo de retablo, con vitrinas enmarcadas por decoración de hojas donde se colocan las reliquias de los mártires de la Legión Tebana, según dice la tradición. Un ostensorio sobre peana centra la composición. En el despoblado de Urrialdo, se encuentran las ruinas de su antiguo templo parroquial, protogótico. Permanecen: la sobria portada de arco ligeramente apuntado, abocinada en cuatro arquivoltas baquetonadas; varios ventanales de arco de medio punto con algunas arquivoltas decoradas, al igual que los capiteles sobre los que recaen. Del contenido mueble desaparecido que poseía, queda constancia en el archivo fotográfico de Gerardo López de Guereñu, gracias a lo cual se sabe de la existencia de pinturas murales; retablo mayor del s. XVII, presidido por una talla sedente de la Virgen gótica, que se ha conservado y se venera hoy en la parroquia de Martioda. Es una talla frontal, que lleva al Niño en la misma posición, sentado sobre la rodilla izquierda. Los ropajes de ambos conservan parte de la policromía original, así como el basamento del trono, decorado por una alternancia de castillos y leones. Existió otra Andra Mari, de menores proporciones, también gótica.