Architecture

Iglesia de San Saturnino. Artajona

La Iglesia de San Saturnino está situada dentro de las murallas medievales de Artajona conocidas como "El Cerco", se comenzó a construir en la primera mitad del siglo XIII, dentro de la tipología de un templo gótico. De formas muy sencillas, el templo aúna las características de funcionalidad con las propias del culto. Presenta el aspecto de una iglesia-fortaleza, según el modelo francés de finales del siglo XIII y principios del XIV.

La estructura constructiva interna del templo, consta de una sola nave de gran envergadura dividida en cinco tramos menores que concluyen en la forma de pentágono de la cabecera. La altura de la nave se consigue a través de bóvedas de crucería, cuyo peso es soportado por los capiteles poligonales de las columnas, que parten de pedestales también de forma poligonal. En los laterales de la nave central se alojan molduras de arcos apuntados decorados con baquetones, que nacen de capiteles sin motivo decorativo alguno. En la zona de los pies de la iglesia se ubica el coro, cuyas obras se ejecutaron en los últimos años del mismo siglo XIII. El coro es soportado por un gran arco rebajado que surge de sendos pilares desde donde arranca también la crucería del sotocoro. La característica principal del coro reside en que los capiteles de sus columnas sí tienen decoración, en claro contraste con los del resto de la nave. Se trata de una decoración con motivos antropomorfos. En ellos de manera historiada se narran escenas y leyendas de monstruos, simbolistas, así como secuencias de pasajes bíblicos.

En la zona del Evangelio, se aloja una portada contemporánea a la construcción del edificio que perdió su funcionalidad al quedar integrada en la Capilla del Santo Cristo construida en periodo neoclásico. La portada en cuestión, es de forma apuntada con dos arquivoltas decoradas con baquetones, que parten de columnillas de fuste liso con cuatro capiteles decorados con motivos vegetales e historiados. El resultado externo del templo presenta un gran conjunto gótico, en el que todavía destacan grandes muros de sillería de aspecto poco estilizado si se compara con obras góticas más tardías. La sensación de solidez de los muros se complementa con la también robustez de sus contrafuertes. El aspecto en líneas generales, es el de un templo-fortaleza, ante la sensación tan compacta de sus muros y ante la escasez de vanos. Únicamente, aparecen vanos ojivales ubicados entre los contrafuertes. Como elemento decorativo externo, aparece una línea de imposta decorada con motivos vegetales y zoomorfos de clara influencia románica. Al exterior, la cabecera de forma pentagonal, cuenta con robustos contrafuertes de trazado perpendicular de menor tamaño. Además, alberga dos pequeños vanos ojivales, decorados con gárgolas en forma de cabeza encima de los contrafuertes, con dos líneas de imposta a la altura y remate de los mismos.

En la zona de los pies de la parroquia de encuentra ubicada la fachada principal que mantiene como elemento central una portada gótica del último tercio del siglo XIII. La estructura de la misma, está formada por un arco apuntado, jalonado por doce arquivoltas con numerosos motivos decorativos. Las arquivoltas son soportadas por baquetones poligonales que descansan también, sobre unas columnillas de fuste plano. La decoración de las mencionadas arquivoltas está realizada con motivos vegetales, al igual que los capiteles baquetonados.

Todos estos elementos, conforman la estructura del tímpano en el que se insertan varios altorrelieves con claras connotaciones formales de origen francés. Se aprecia en estas imágenes cierta rigidez, que se va depurando con progresivos estudios naturales propios del periodo gótico en el que se construye. El motivo narrativo de la escena, se refiere a San Saturnino, titular de la parroquia, y junto a él y a los lados aparecen diferentes personajes entre los que destacan la reina Juana I de Navarra y su esposo Felipe el Hermoso de Francia. Además, aparecen otros pequeños relieves que representan elementos ornamentales de tipo vegetal y otras escenas historiadas, esta vez de carácter religioso.

En el ajuar de la parroquia, en primer lugar merecen un apartado especial, las pinturas murales o frescos que originariamente se ubicaban en la misma. Actualmente se encuentran en el Museo de Navarra. Se trata de unas pinturas góticas del siglo XIV, en las que se aprecian unos estudios anatómicos más estilizados, como característica principal de la época. Las escenas centrales y de mayor antigüedad decoraban la zona de la cabecera con el tema del Juicio Final. Aparecen representados entre secuencias enmarcadas verticalmente, Cristo juez, los apóstoles San Pedro y San Pablo, así como otros personajes del Evangelio. La escena central se sitúa bajo el cielo de Jerusalén Celeste. En definitiva, todos estos motivos pictóricos son fiel reflejo de una clara influencia francesa, en la que todavía se pueden apreciar ciertos rasgos iconográficos de inspiración bizantina. Las figuras son contorneadas por una gruesa línea de cierre, ante unos estudios de perspectiva todavía poco eficaces.

Entre otros motivos decorativos de la parroquia de San Saturnino y de fecha más tardía, sobresale el Retablo Mayor realizado en el primer cuarto del siglo XVI por los maestros Pierres y Andrés. Se encuentra alojado en la zona del Presbiterio y su esquema compositivo se reparte en tres cuerpos de cinco calles, siendo la central de mayor amplitud. La tracería del retablo es de estilo gótico, pudiéndose apreciar esta característica en la arquería polilobulada y pináculos, que aparecen en cada una de las partes en que se divide cada calle. En la parte inferior de la calle central se representa la imagen del patrono del templo. Es una talla de San Saturnino correspondiente a la realización del propio retablo, aunque muy reformada en fechas posteriores. La pieza ornamental más antigua del retablo, corresponde a una virgen sedente con niño del siglo XIV, que se encuentra presidiendo el mismo, en la parte intermedia de la calle central. Se trata de una imagen gótica, con precisos estudios anatómicos y de pliegues. Sin embargo, la policromía se encuentra muy adulterada en la actualidad.

Aparte del retablo mayor, la iglesia de Artajona cuenta con otra serie de retablos enumerados a continuación; en la zona del Evangelio, se encuentran ubicados los del Santo Cristo y de la Virgen del Rosario, respectivamente. El primero de ellos se aloja en la capilla del mismo nombre y está fechado en el siglo XVII, si bien posee en su estructura motivos de la remodelación que se le efectuó en el periodo neoclásico. Consta de un solo cuerpo decorado por columnas de fuste acanalado, entre las que se aloja un Crucificado de finales del siglo XVI. El correspondiente a la Virgen del Rosario es un retablo de traza barroca de finales del siglo XVII. Consta de un banco al que se superpone un cuerpo flanqueado por columnas salomónicas, sobre el que se alza un frontón abierto de remate curvo. Como elemento ornamental más importante, aparece representada una talla de la Virgen del siglo XVI, que dentro de un estilo renacentista, todavía conserva cierta similitud con la morfología escultórica de periodo gótico. Un último retablo albergado en la estructura interna de la parroquia es en concreto el Retablo de San Juan Bautista fechado a finales del siglo XVII, dentro de los esquemas del arte barroco. Su aspecto es parecido al dedicado a la Virgen del Rosario, con una decoración estructural en su cuerpo, a partir de columnas salomónicas, entre las que se encuentra ubicada una imagen de carácter romanista dedicada a San Juan Bautista del último cuarto del siglo XVI.

Como últimos elementos relevantes dentro del ajuar del templo, se encuentran por un lado la sillería de estilo neoclásico del coro, y algunos no muy numerosos motivos de orfebrería guardados en la sacristía. Entre éstos destacan, un cáliz de plata del siglo XVII, un relicario también de plata de época barroca y un copón del siglo XIX, realizado en el mismo material.