Concept

Cajistas-tipógrafos

Aunque la invención de la imprenta se atribuye a Johannes Gutenberg (Maguncia Alemania 1397-1468) lo cierto es que con anterioridad los chinos ya utilizaban sistemas de impresión y en la época ya se conocían el papel, la tinta y las prensas. La aportación más importante del genio alemán hacia 1440, fue construir en madera cada letra por separado para componer los textos a imprimir, lo que facilitó singularmente el trabajo y la corrección de errores, al disponer de caracteres movibles. El nuevo proceso sustituyó con grandes ventajas al que venía utilizándose conocido como xilografía que consistía en el grabado en madera de un dibujo o texto, para tras entintarlo conseguir su reproducción por presión en un papel o pergamino.

Los trabajadores que "juntaban" las letras recibieron el nombre de cajistas, derivado de la caja donde se guardaban, así como el de tipógrafos.

Aunque los cometidos básicos de esta profesión siguen vigentes, la evolución tecnológica permite realizarlos de forma distinta y mucho más eficiente, por lo que únicamente en pequeñas imprentas y para trabajos especiales se utiliza esta técnica que solo conocen los trabajadores veteranos.

La industria eibarresa, sobre todo a partir de los años cincuenta del siglo XX tuvo creciente necesidad de disponer de documentos impresos como catálogos y libros de instrucciones que se unieron a las tradicionales cartas, facturas, albaranes y otros de uso interno. Para dar respuesta a esta necesidad llegó a haber, solo en Eibar, hasta cuatro imprentas (Gráficas Eguren, Irasuegui, Diana y Maruri). Algunas grandes empresas incluso llegaron a disponer de su propio servicio de impresión.

Las tecnologías utilizadas eran las propias de la época en las imprentas del tamaño de las eibarresas y fueron evolucionando con el transcurso de los años hasta llegar a los complejos sistemas actuales.

Cuando avanzados los años ochenta Gráficas Eguren cesó en la actividad, dos trabajadores decidieron continuar con el nombre de Sostoa manteniéndose en activo hasta la fecha.

Ignacio María Orbegozo Errasti, es el único artesano cajista-tipógrafo actualmente en activo. Nacido en Azpeitia en 1945, a los 15 años inició su vida laboral en Gráficas Eguren.

Como era habitual en los años sesenta del siglo XX, los aprendices empezaban a desempeñar las tareas menos cualificadas, como la de pinche, para pasar a las más complejas como cajista-tipógrafo, maquinista y manipulador para acabar como especialista en la primera de las citadas tareas.

La profesión de cajista-tipógrafo requiere conocimientos y habilidades que los diferencian de otros trabajadores, al ser necesario un gran dominio de los elementos gráficos que forman los distintos alfabetos y un alto sentido de la estética. Igualmente es necesaria una notable disposición para manejar con rapidez y acierto pequeñas letras y signos así como paciencia y como en otros oficios, sentir satisfacción por la obra bien hecha.

Su trabajo se inicia maqueteando con más o menos detalle el trabajo a realizar y que le va a servir de guía en las operaciones posteriores. Situado frente al chibalete, armazón de madera con una parte superior inclinada en la que se colocan las cajas metálicas de diversos tamaños. En estas el cajista-tipógrafo va depositando las diferentes partes que tiene que componer, las líneas de texto necesarias, espacios en blanco, filetes, grabados, etc., con el resultado de un molde cuadrangular o rectangular, formado por cientos de pequeñas piezas con un ajuste perfecto.

En caso de no lograrse un conjunto compacto se corre el riesgo de que al colocar el molde en la máquina de imprimir, la fuerza de presión y arrastre de los rodillos, al entintar, hagan saltar las letras lo que podía originar desperfectos en la máquina, además de obligar a elaborar otra vez el molde. Acabada esta operación se ata con una cuerda, dándole varias vueltas a su alrededor para evitar que salen las distintas piezas hasta formar un bloque compacto. Se utiliza como unidad de media el cícaro.

Tras realizar las pruebas e introducir las correcciones, si las hubiera, las operaciones siguientes son el atar el molde en la máquina, e imprimir en papel previamente seleccionado y cortado a la medida deseada.