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BAIGORRI

En 1234 estaba habitado con título de villa y el rey D. Teobaldo I le confirmó sus fueros, añadiendo que jamás pudiera ser empeñada, vendida ni enajenada del rey sino, a lo más, encomendada en honor. En 1263 el concejo de Baigorri cedió al rey el patronato de su iglesia. En 1331 el rey D. Felipe II rebajó a dicho pueblo 100 cahices de cebada y 15 libras de la pecha que pagaba, y era 200 cahices de trigo y otra tanta cebada y 400 libras de sanchetes. En 1366 tenía 8 fuegos. En 1379 el rey D. Carlos II dio la villa de Baigorri a Gonzalo Fernández de Dicastillo, escudero, por sus buenos servicios para él y sus herederos a perpetual heredat con todos los términos, pastos y aguas, pechas, emolumentos, bailío, calonias, homicidios y medios homicidios, y con todo el señorío, y la facultad de venderlo, empeñarlo y hacer su propia voluntad. En 1416 los vecinos de Baigorri habían quedado reducidos a 9, de 30 que solía haber con sus yuntas; en cuya consideración el rey D. Carlos II les perdonó 7 florines por cada cuartel en cinco años. En 1430 se había reducido la pecha a 25 libras y 50 cahices de pan meitadenco. En 1468 la princesa Doña Leonor decía que Baigorri era lugar despoblado, cuya pecha y renta ordinaria, con sus términos, y montes, campos cultos e incultos, sotos, pastos y yerbas reservando la alta justicia, y a los hidalgos sus vecindades, los dio a Juan Elías, vecino de Estella, para él y sus sucesores, por los muchos servicios y en pago de varias cantidades que le debía. Campión en su Euskariana, 7.ª Serie, p. 182, dice lo siguiente: "En la villa de Baigorri era tanta la pobreza que la mayor parte de los labradores emigraban y su número de 300 quedó reducido a treinta. Causa de ello fue la gran guerra de Castilla y Navarra. El rey condenó al consejo de labradores a gran pecha que le debía. Remisiones semejantes sobrevinieron en Funes, San Adrián, Lazagurría. Así amaneció para Baigorri el cambio de coronas en Navarra". En el año 1540 se construyó una presa con objeto de aprovechar las aguas del río Ega para el regadío de 6.000 robadas de tierra de Lerín pero una avenida del río destruyó la acequia y la presa años más tarde. Durante las guerras del siglo XIX, la napoleónica y las dos civiles, sufrió enormes daños, así en su riqueza forestal como en la pecuaria y en su rendimiento agrícola de cultivos cerealistas. En el siglo XIX era ya un lugar despoblado y pertenecía al condado de Lerín. Contaba con un palacio, propiedad del conde en el cual había un alcaide y dos guardas. El alcaide, que debía ser natural del reino y plaza jurada anexa a la alcaldía mayor de Larraga, cultivaba, junto con los guardas, algunas porciones del bosque, cuyos diezmos eran percibidos por la catedral de Pamplona. En la actualidad quedan ruinas de su castillo, ermita y un caserío.

Ainhoa AROZAMENA AYALA