Instrumentiste

Aldeiturriaga Zabala, Maurizia

Entretanto, el joven Benantzio Bernaola "Karakol" anduvo cuidando las cabras de su hermano mayor en Laureta, Artea, tocando la trikitixa. La familia no veía con agrado aquella carrera de músico, pero su hermano Juan le defendió diciéndoles "dejadle al muchacho en paz". Benantzio Bernaola se convirtió en un extraordinario trikitilari. En una ocasión en la que el muchacho fue a Zeberio se conocieron Benantzio y Maurizia. Maurizia tenía 23 años y Benantzio 24 el día de su boda. La boda tuvo lugar el día 5 de noviembre de 1927. La ceremonia se celebró en la iglesia de Santo Tomas de Zeberio, y la pareja se trasladó a la Elexabeitia de Artea, al caserío "Etxenagusia" situado frente a la iglesia de San Miguel. Es una vivienda doble: en una de ellas vivieron Maurizia, Benantzio y su único hijo Frantzizko.

El sonido de Benantzio y la pandereta de Maurizia no se separaron desde entonces, hasta que la salud se lo impidió a "Karakol". En aquellas épocas, sin micrófonos, había que esforzarse tocando la trikitixa, pandereta así como la voz. Tanto la trikitixa como los cascabeles de las panderetas, debido a la fuerza, se rompían con frecuencia. Son especialmente memorables las sesiones que celebraban muchos músicos de Bizkaia en el restaurante Mendigoikoa, en Aspe-Arrazola. Maurizia acudió a ellas hasta muy tarde. Aun cuando a su marido Benantzio no se lo permitía su delicado corazón, se acercaba con León Bilbao o con Fasio para deleite de celebraciones y bodas. Durante años Mendigoikoa fue su Meca. Era uno de los puntos culminantes del "territorio de la música "que describiera Ruper Ordorika. Ordorika en el CD Maurizia, Leon eta Basilio publicado por Elkar-Trikik en el año 1995 manifiesta: "Territorio pequeño pero al mismo tiempo interminable, delimitado por los siguientes puntos cardinales: Urbina (sur), Abadiño (este), Andraka (norte), Zeberio (oeste). El cantar de Maurizia personalizaba dicho mundo".

En 1937, huyendo de la guerra, Maurizia volvió al barrio Egia de Zeberio. Su marido actuó de intendente, y no pudo ir con su familia. Con los nacionales cada vez más cerca, Maurizia y los de casa fueron a Somorrostro. Allí estaba Kalixto, el tío, el panderetero que Maurizia admiraba de pequeña. De vuelta por los paisajes de Carranza, Arrigorriaga, Peña...llegaron a Basurto. Miles de familias vascas fueron hacia el oeste, hasta que encontraron un corto periodo de tiempo que tenía trazas de una vida más normal en la zona de Jibaja junto a Ramales en la zona de las Encartaciones.

Benantzio pronto lo apresaron. El barco para la evasión al otro lado de la frontera estaba casi dispuesto, pero no arrancaba. Benantzio entendía de motores y él fue quien lo puso en marcha. En el intento quedó aturdido y lo dejaron en tierra. Le imputaron tres años de cárcel: en el mismo Santoña, en Dueso, en Cádiz, en Cela Nova. A su regreso, no le permitieron a Benantzio entrar tan siquiera a su casa del barrio de Elexabeitia de Artea, y al principio tuvo cobijo en la casa de los vecinos. Maurizia continuaba en Egia.