Lexique

AIN

Etimología. -AIN. Sufijo muy corriente como terminación de topónimos y apellidos vascos. Puede tener orígenes distintos según los casos. Su área cubre todo el País Vasco actual a partir aproximadamente de una línea meridional que pasa por Tafalla y se extiende por el Pirineo hasta St. Girons, cubriendo los Pirineos gascones. López Mendizábal recogió 486 nombres terminados en -ain: de los cuales, 239 corresponden a Guipúzcoa, 170 a Navarra, 22 a Alava, 21 a Laburdi, 19 a Vizcaya, 10 a la Baja Navarra y 5 a Zuberoa. El país de Couserans, en el departamento de Ariege, cuenta con un nutrido número, pero con la particularidad de revestir la forma -ein, en lugar de -ain. Estas dos modalidades se enfrentan ya en Zuberoa, Undurein y Roncal, Indurain, a pocos kilómetros de distancia. Para el estudio de este sufijo, es preciso separar de antemano los procedentes de gain, «sobre de», como Estrain, «sobre la estrada» (de Estratagain); Urkain, «sobre la presa del molino» (uarka gain); Labeain, antigua Labegain (Barandiarán). El nombre Agurain (Salvatierra de Álava actual) puede compararse con el topónimo del s. XVII Agurgain, Aguirgain y Hagurahin. La equivalencia documental Ayestarán, Ayestrain, nos pone en la pista de una equivalencia -aran y -ain. Lecuona y Barandiarán se inclinan a pensar en una toponimia pastoril y agrícola, pues es un sufijo que, como observó ya L. de Urabayen, rehúye las altas montañas y se halla en los valles y vegas. No desciende, tampoco, a las grandes llanuras. En 1487 aparece un Ipuc-arana en Rioja que puede compararse con el Lepus-ain del Valle de Orba en Navarra; en ambos se refiere el topónimo a un «guipuzcoano». Este -aran, hoy en el vocabulario vasco con el valor de «valle», se ve en algunos topónimos Arane. Esta forma hace sospechar en un primitivo -arane del cual se derivarían los topónimos Lanz-arain y Lanz-aran, Garz-arain y Garz-aran, Urdin-arain y Urdin-aran, Belauz-arain y Belauz-aran. Esta serie parece llevar a esta otra: Bask-aran y Baskain, Barandi-aran y Barandi-ain. Caro Baroja los ha propuesto como formaciones latinas en -anu, con equivalentes a otras exteriores al país vasco cuya base sería un antropónimo, nombre de persona a quien perteneciera el «fundi». Se sabe que -anu ha dado -au(n). En el caso de Lazkano y Lazkau. También Caro Baroja propicia la misma explicación para las terminadas en -ana como Antoñana, Crispijana, etc., pero le salen al paso topónimos como Mando-jana, Ormi-jana, Castre-jana, Subi-jana, con clara significación en el euskera vizcaíno actual: «la del mulo», «la de la pared», «la del castro», «la del puente», donde, efectivamente hay un hermoso puente antiguo. Para los antropónimos se opone el obstáculo del genitivo determinante en caso de tratarse de -aren, pro no se tratara del locativo -arane, -arain, -aran. En ese caso dicho sufijo equivaldría al otro locativo -tegi como se ve en Joanikotegi, Lopetegi, Enekotegi, Otxandategi, Anastegi, Juanistegi, o bien en -uri como Enekuri, Neguri, Atauri. De este tipo sería Garzarain y Garzain (de García), Guendulain (de Centullus), Ansoain (de Sancho, o Anso), Belascoain (de Velasco), Garindoain (de Galindo), Barbatain (de Barbatus). Queda todavía una última explicación a través de -ena, «la de», como en Lopena, Martinena, Simonena, Mitxelena, etc., o en -ene, como Perurene, Enrikene, Matxiñene, etc. Llama la atención la coincidencia de dos nombres vascos actuales, Bas-ain e Indur-ain, con los de inscripciones ibéricas de nombres vascones Baes.adine e Indur.adine. Otro de los ibéricos, Balci.adin, puede compararse con Balz.ola y Balza.a.tegi, vascos, y Nalbe.aden con Nalb.arta. De todos modos, el problema está todavía en fase de planteamiento. refs.. Michelena, L.: Apellidos vascos. San Sebastián, 1955, 38; Caro Baroja, Julio: Materiales para una historia de la lengua vasca en su relación con la latina. Salamanca, 59-76; Estornés, Lasa: Orígenes de los vascos, t. II, 288 y t. III, 238-241; López Mendizábal, I.: Etimologías de apellidos vascos. Buenos Aires, 1958, 133-142.