Como se ha podido observar en las líneas anteriores, los danzantes son los verdaderos protagonistas de la tradición. Cada uno, o en grupo, se encargan de los ensayos, la indumentaria propia y las herramientas.
Al no ser un colectivo al uso de los denominados grupos de danza o folclóricos, se reúnen en la víspera, y el mismo día de la fiesta, para efectuar los ensayos correspondientes. No obstante, unos días antes frecuentan las zonas donde se pueden obtener las zarzas, "zarzarraya" o espino, las cuales se "encintan" con papeles de seda de diferentes colores y cuya largura oscila entre los 2 y 3 metros; elementos vegetales y de primer orden, ya que son los utensilios básicos para la ejecución de la danza.
La indumentaria utilizada es sencilla y se compone de:
- Camisa y pantalón blancos
- Alpargatas blancas con cintas cruzadas rojas
- Pañuelo rojo o de colores alrededor del cuello
- Faja roja
- Calcetines, generalmente blancos
Junto a las varas, y como utensilio comodín, está el "bastón" de mando, utilizado por el "Capitán" en algunos momentos en la figura "de a dos", para marcar y dirigir la operación por encima, o debajo, de las mismas.
La coreografía contiene un paso básico ejecutado con los pies a ritmo de Biribilketa. En cuanto a las figuras, las más importantes son la "de a tres" ("por arriba" y "por abajo") y la "de a dos" ("abierta" y "cerrada"): la primera es exclusiva de la mañana; la segunda se realiza tanto en la procesión como en el recorrido vespertino.
La interpretación musical corre a cargo de los txistularis, en otro tiempo de dulzaineros o de la Banda de Música. La melodía, desde hace ya muchos años, es una Biribilketa, algunas de cuyos títulos son "Mari Glori" o "Gora!".