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Zulueta Amondo, Julián

El historiador cubano Jose Luciano Franco (1980) nos ha dejado una breve semblanza del Zulueta negrero:

"El hombre que encarnó ese aspecto y dio, él y su grupo de asociados, al régimen colonial español hasta más acá de la primera mitad del siglo XIX, el carácter de ser el peor del mundo en el tráfico y explotación negrera, se llamó Julián de Zulueta y Amondo".

En Gran Bretaña fue apodado como notorius slave dealer (Bretances, 1876). Gran Bretaña decidió la aplicación estricta de los tratados internacionales que abolían la trata (París 1814, 8 de febrero de 1815 en Viena) pero en particular los firmados entre Gran Bretaña y España, el de 1817 y sobre todo el de 1835, en el que la prohibición es determinante para los súbditos españoles, (Franco, 1974) pero paradójicamente, la fabulosa expansión del sistema de ingenios azucareros en Cuba se realizaba en base a mano de obra barata, frente a otras alternativas de organización del sistema de producción. Después de la guerra de secesión americana, el tráfico negrero experimentó un creciente interés en tanto que más lucrativo si cabe aún por las dificultades añadidas.

Es la hora de Cuba como centro por antonomasia. El líder de la oligarquía negrera de 1860 fue Julián Zulueta quien contó con la colaboración de Gómez, Marty y Blanco, J. Baró y Blanchart, Sarvador Samá, Jose Pascual Goicochea y Arrondo, Durañona, Jose Mariano Borrel y Lemus, Pedro Forcade, marqués de Prado Ameno, marqués de Cardenas de Monte Hermoso, Conde de la Reunión y otros (Franco, 1974). Además de jefes de la trata ilegal de esclavos, encabezaban el liderazgo político a través del Casino español como miembros de la corriente más intransigentemente españolista enfrentados a cualquier tipo de reformas en la realidad socio-política cubana.

En 1847 el ministro de relaciones exteriores de Gran Bretaña, Lord Parlmerston denunció a los representantes diplomáticos españoles, un desembarco de 419 negros consignados a Forcade, Zulueta y otros. En 1853 organizó otra expedición por la que llegaron 1.200 africanos. Se le atribuía a Zulueta un intenso tráfico de esclavos, al menos desde 1840. Pero la participación en este comercio tenía también sus ramificaciones y beneficiarios en la península. Entre los puertos peninsulares es posible que el de Bilbao tuviera una cuota nada desdeñable.

Según la documentación aportada por F. Barreda (Barreda, 1953) durante el siglo XIX se armaron desde Santander numerosos barcos con destino a la costa africana para transportar desde allí negros hacia Cuba. Algunos de éstos estaban matriculados en Bilbao siendo propiedad de comerciantes vascos. Las novelas de Pío Baroja también nos reflejan la atmósfera del tráfico negrero, en particular su novela Pilotos de altura (diario del capitán Abaroa).

Desde Julio-Agosto de 1847 Zulueta fue el promotor de otro comercio de hombres, la inmigración de chinos y más tarde presidente de la Comisión central de la colonización asiática (Pérez de la Riva, 1975). Estos colonos asiáticos, como ya se pusiera de manifiesto en el siglo XIX, quedaron sujetos a la legislación esclavista y de los derechos civiles, (Mesa, 1967). Esta inmigración que, según Zulueta, era:

"una de las cuestiones sociales que en el presente siglo más han agitado los espíritus, debió hacer pensar al Gobierno y a los propietarios de la Isla de Cuba en la manera de reformar un sistema de trabajo que fue común a toda la América. A las formas empíricas de proveer a las necesidades de trabajo sustituyó otra mas científica y nació de aquí la idea de trasportar al país colonos asiáticos decidiéndose la opinión por los de China... produce los hombres más trabajadores y más industriosos de Asia".

Archivo Histórico Nacional. Madrid. Sección Ultramar, 87, nº 6.

La junta de Fomento trajo dos expediciones de Amoy (Emuy) con 571. Hasta 1853 no llegó ningún otro contingente. Pero desde esta fecha basta 1874 arribaron 124.835 colonos en 344 expediciones. De Amoy 7.834, de Macao 95.631, de Pivatao 13.394, de Hong Kong 1.245, Wampoa 2.347, Caton 3.762, Saigon 3.187, de Manila 304, en buques de Francia, España, Inglaterra, Estados Unidos, Portugal, Holanda y Rusia. Julián Zulueta impulsó desde el comienzo la experiencia y declaraba en 1857 que "el número de asiáticos contratados para mis fincas han sido de cuarenta en Julio y Agosto de 1847, cincuenta en 1852 y doscientos en 1856 en total 290" (Biblioteca Nacional, Ms 13.855) de una media de edad comprendida entre 18 y 30 años aunque había algunos mayores y menores. No contrató mujeres porque está prohibida su salida. En cuanto a la fortaleza, confiesa que en general son más débiles que los negros aunque mejor preparados para los trabajos industriales y realizan sus tareas con esmero. "La continuación en el trabajo hace desarrollar su físico al cabo de dos o tres años". En cuanto al carácter y el elevado porcentaje de suicidio comentaba Zulueta que:

"siendo de carácter indolente, peculiar, de clima cálido de que proceden, desean cumplir su contrata para no trabajar en la agricultura y sí dedicarse a mercaderes y tratantes. En los dos primeros años, no muestran algunos de ellos mucha resignación con su suerte, puesto que propenden al suicidio ahorcándose con frecuencia creyéndose quasi van a su país para lo que se habilitan de todo su equipaje y víveres como para hacer un largo viage (sic); después de pasados los dos primeros años se muestran satisfechos con su suerte y procuran cumplir con su obligación siendo raro que se suiciden ni se fuguen".

En cuanto a la religión afirmaba:

"que no se les conoce que tengan ninguna idea religiosa pues no dan muestras de práctica alguna de ella. No se ha intentado instruirlos en las macsimas (sic) de nuestra religión".

En el trabajo procuraba que hubiera un contramayoral blanco y otro chino. En cuanto a su relación con los negros, apenas han existido matrimonios mixtos y los negros los consideran inferiores, por el contrario los chinos dado el estado de esclavitud que sufren y que son menos inteligentes se creen superiores. Concluye "que nunca formarán liga una raza con la otra". Cumplidos sus contratos quedan en libertad aunque según Zulueta muchos acepten continuar en la finca. No obstante en 1857 sólo le quedan 6 de los introducidos en 1847. En suma según Zulueta:

"la colonización de los asiáticos tal como es hoy (en 1857) es muy conveniente al país, pues aunque insuficiente en su número ha contribuido al aumento de producción de azúcar en la Isla. Hoy desempeñan muchas ocupaciones que sin ellos, tendrían que hacerlas los negros y careciendo de éstos, disminuiría rápidamente la producción azucarera, porque en último resultado se sacarían brazos de la agricultura para aplicarlos a otras industrias".