Salvación. Para el creyente la muerte es el momento culminante de la vida. Es el paso a otro universo ahora de naturaleza espiritual. La familia avisa al confesor para que acuda a practicar los auxilios espirituales. Después de la confesión sale de la iglesia el Viático al toque ya consabido del monaguillo que con una campanilla avisa el paso del mismo. La gente a su paso se arrodilla en la calle. El sacerdote administra la comunión al moribundo y la extremaunción. Las campanas, desde la torre de la iglesia, tocan a muerto con serenidad. El comentario vecinal se refiere a quién es el moribundo. El entierro se hacía en el cementerio municipal dividido en dos secciones, el cementerio civil donde yacía un solo hombre y además forastero, y el normal o religioso para el resto de los vecinos. Ahora hay uno solo para todos.