Pastoral. La predicación, como en casi todas partes, ha corrido a cargo de los párrocos o de predicadores traídos para las grandes ocasiones. Las visitas pastorales de los obispos han dejado su recuerdo, como la verificada antes de la guerra de 1936 por el obispo entonces de Pamplona don Mateo Múgica. El puente, con su gran apertura desde la propia carretera hasta su mayor estrechez del centro, se hallaba bordeado de jóvenes roncalesas vestidas con sus vestimentas de gala y al otro lado lo mismo los mozos. Llegó el obispo, saludó a las autoridades, y todo, en la calle y en la iglesia, fue triunfal. Tenía buenos informes de la villa pero no tan buenos de Isaba, pueblo de tendencias más liberales. Cuando al día siguiente llegó a Isaba, salieron igualmente roncalesas de gala pero no con el aparato de Urzainqui. Y en la iglesia repleta de gente y el coro de hombres, dió una salutación tirando a filípica.