Tras la muerte de Pi i Margall y la dispersión del republicanismo en general al entrar en crisis la Unión Republicana, surgieron agrupaciones de carácter autónomo que llevaron este nombre. La de Pamplona, de 1914, se reagrupó tras la Dictadura, en 1930-1931, bajo la égida de hombres como Mariano Ansó, Serafín Huder, Florencio Alfaro, Amadeo Urla, Francisco Rebota, Javier Blasco y Guillermo Frías. Presentó sus Estatutos al Gobierno Civil el 9 de junio.
En Vitoria, el PRA constituye el 6 de marzo de 1931 una comisión compuesta por el escritor Tomás Alfaro Fournier, Ángel Resines, Pío Balugera y Aurelio Erausquin para obtener la unión de las izquierdas cara a las elecciones municipales de abril que habrían de traer la República. Más difuminados aparecen los orígenes del de Bizkaia cuyas grandes figuras son el abogado Ramón de Madariaga, Ernesto Ercoreca y Ramón María de Aldasoro.
Reagrupado también en 1930-1931 fue el más decididamente autonomista de los partidos republicanos, siendo el único que, junto con ANV aceptó íntegramente y sin enmiendas el Anteproyecto de Estatuto General de Estado Vasco de Eusko-Ikaskuntza en junio de 1931. En Gipuzkoa, si llegó a existir una agrupación de este nombre, debió de quedar diluida en el seno de la Unión Republicana y no ha dejado huella en la prensa de la época. Los tres partidos se presentaron a las sucesivas elecciones dentro del Bloque Republicano-Socialista. El de Navarra llegó a editar un periódico, "Democracia. Diario de la República", de marzo a octubre de 1932. Este partido duró con este nombre hasta marzo de 1934 en que, junto con otros grupos de izquierda, constituyó Izquierda Republicana de Navarra.