Vertiente atlántica. El paisaje de la vertiente atlántica está dominado por el bosque de hoja caduca. En él se marcan unos techos de vegetación muy significativos en tomo a los 700 m. de altitud y a partir de los 1 .300: hasta los 700 m. son dominantes el roble y el castaño, a partir de los 700 el hayedo y los pastizales, y desde los 1.300 las asociaciones botánicas subalpinas, de montaña. El roble es árbol por excelencia del País Vasco atlántico sobre todo en las laderas de las montañas en alturas medias (especialmente el Quercus pedunculata, el Quercus tozza...) coexistiendo con el castaño, con el fresno común (Fraxinus excelsior), con el aliso (Alnas glutinosa), con el temblón (Populus tremula), con el olmo, chopo y avellano, con diversos sauces y, en especies arbustivas o bajas, con brezos (Calluna vulgaris, Erica cinerea, Erica decipiens, Erica tetralix), con aliagas, con bojes (en las laderas calizas) y con abundantísimos helechos. A partir de los 700 m. de altitud, el hayedo sustituye paulatinamente al robledal; cediendo el haya (Fagus sylvatica) en tamaño a partir de los 1.000 m. de altura, en asociación con líquenes, musgos, brezos y arándano. Desde los 1.300 m. (en la zona que M. de Terán denomina "de cumbres o subalpina"), el paisaje vegetal se reduce a pequeñas manchas de matorral (brezos, árgomas, helechos: fundamentalmente) con espacios de bosque de abetos y de pino negro. Las recientes plantaciones de pinos (en zonas, de eucaliptos) no han logrado desfigurar por completo aque llos paisajes de montaña con sus apretados hayedos (y a veces agrupaciones de abedules) cuyos testimonios hoy más llamativos pueden apreciarse en el denso bosque de Irati o en las extensiones de Urbasa y Entzia.