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MIÑONES

Creación y formación de los Miñones: de fines del s. XVIII al s. XX. Así como las provincias de Álava y Gipuzkoa llamaron tempranamente miñones y miqueletes, respectivamente, a los componentes de sus milicias forales, la Diputación de Vizcaya adoptó a lo largo de los años una y otra denominación e, incluso, la de «Guardia Foral». Según el mencionado G. de Urquijo, en los papeles que se custodian en el Archivo de la Casa de Juntas de Gernika se denominan miqueletes más de una vez a los individuos de la mencionada Partida Volante, primer germen del cuerpo vizcaíno de miñones. Debió ser suprimido por dos veces con motivo de la Guerra de Independencia y del Trienio liberal, pero en 1823 se restableció, denominándose aún de miqueletes y con cuatro puntos donde se colocaban destacamentos fijos de cuatro hombres: Gumucio, Urquiola, Muniketa y el Borto. El característico enfrentamiento político entre realistas y constitucionales de esta época se dejará notar en las instrucciones dictadas a los miqueletes que se convertirán en amparadores de la situación imperante. Nuevamente debió suprimirse durante la guera civil de 1833-39, en el curso de la cual armó la diputación a sus expensas el «Batallón de Cazadores de Isabel II». Finalizada la guerra, parece conveniente su reorganización. Los todavía denominados miqueletes vizcaínos, al igual que los guipuzcoanos ahora dentro del llamado «Cuerpo de Protección y Seguridad Pública», acogieron en sus filas a excombatientes de ambos bandos buscando una unidad rota durante la guerra, de acuerdo al contenido ético del abrazo de Vergara. Después de alguna otra supresión, se estabiliza su existencia a partir de 1848 ante los graves sucesos que conmocionaron Europa y el levantamiento carlista en Cataluña que no tuvo éxito en el País Vasco. Se conservan algunas noticias del período subsiguiente hasta que en 1872 la Diputación General de Vizcaya reorganizó y amplió el Cuerpo al que dio un nuevo nombre: «Guardia Foral». Se componía ésta de 200 plazas que en abril de 1876, tras la guerra civil, se redujo a 120. En 1877 el general en jefe del Ejército del Norte D. Jenaro Quesada ordena la implantación del nombre de «Miñones», término que continuaba llevando en Álava la Guardia Provincial y que defendió frente a críticas como la de Antonio Trueba, basándose en la acepción de «soldado de tropa ligera destinado a la persecución de ladrones...» que tiene atribuida. En 1892 se le concedió, a instancia de la diputación, el fuero militar, suprimido en 1901 a petición de la propia Corporación para ser restablecido en 1904 por solicitud de la diputación. A continuación se aprueba el Reglamento orgánico del Cuerpo de Miñones de Vizcaya, según el cual, será sostenido por la diputación que regulará la clase de servicios que ha de prestar. En estado de guerra quedaba el cuerpo a disposición de las autoridades militares. El uniforme a principios de siglo y hasta su disolución, era para la clase de tropa: guerrera de paño azul tina turquí, con doble fila de siete botones dorados con las armas de Bizkaia, con dos carteras de dos picos y cuello igualmente encarnado de 3 cms. con las iniciales M. V.; pantalón del mismo paño sin encarnado alguno; boina azul para diario (que contrasta con el sombrero de copa que, como dice Urquijo, llevaban los antiguos miqueletes vizcainos), roja para gala, con una chapa amarilla en el centro que tenía el escudo de armas del Señorío con la inscripción: «Miñones de Vizcaya». El uniforme de los miñones alaveses era similar al de los miqueletes de Gipuzkoa, caracterizado por el «poncho», guerrera larga que en el caso alavés era algo más larga. El pantalón tampoco era todo él colorado como el de los miqueletes, sino de color azul con doble franja de color encarnado.