Kontzejuak

IBIRICU

El pueblo de Ibiricu se distribuye a ambos lados de la carretera, formado principalmente con casas individualizadas que forman grandes bloques de muros enlucidos, con sillares en las esquinas y vanos. Destaca entre estos bloques la casa parroquial, con dos cuerpos separados por imposta centrando en el inferior una puerta de medio punto en tanto que en el resto de la fachada se abren vanos adintelados. Al otro lado de la carretera otra casa repite esta estructura aunque formando un bloque más cuadrado, con la puerta de acceso de medio punto y grandes dovelas.

La única ermita que está documentada en Ibiricu es la de San Román de Alcarregui de la que no queda en la actualidad ningún vestigio.

La parroquia de San Juan Bautista, de origen medieval, se ubica a un lado de la carretera y en alto con una fuerte pendiente que se salva mediante una escalinata. El espacio medieval del siglo XIII lo forman la nave rectangular dividida en tres tramos desiguales, en tanto que las capillas laterales abiertas al crucero parecen posteriores por el cambio de aparejo, lo mismo que la capilla mayor, obra documentada en 1588 del maestro Miguel de Altuna, al que se debe también la sacristía. La nave se cubre con bóveda de medio cañón ligeramente apuntado, cuyos arcos fajones de sillar descansan en sencillas ménsulas. El coro se construyó también hacia 1545 aunque quedan restos de un medio punto abocinado y se levanta a los pies sobre un arco rebajado. En gran parte de la construcción está incluido el ladrillo.

El exterior de la iglesia se muestra como un majestuoso conjunto falto de homogeneidad ya que también quedó afectado por los distintos momentos constructivos. El núcleo principal del edificio utiliza el sillar, del mismo material aunque algo distinto es la cabecera y la sacristía, mientras que los muros de las capillas laterales son de sillarejo que también aparece en partes de la torre y el ladrillo en parte de un recrecimiento. Unos contrafuertes construidos en el siglo XVI se acoplan a la cabecera y a la torre. La puerta de entrada consiste en un arco apuntado que abocina en diez arquivoltas que descansan en unos pies con alternancia de columnillas. La torre de cuerpo prismático se levanta a los pies, siendo de época medieval aunque con varios retoques.

En el interior destacan varias piezas, entre las que se encuentra una pila bautismal situada en una capilla en el lado de la Epístola, de gran tamaño con fuste cilíndrico y taza semiesférica gallonada y pie piramidal.

La pila de agua bendita se enmarca dentro del arte popular y está fechada en 1707, con la inscripción Pedro Larrondo. Presenta un fuste acanalado de sección cuadrada, capitel dórico y taza también cuadrada decorado con cabecitas en los ángulos y en los frentes una cruz sobre cabeza, estrellas y la inscripción antes mencionada.

Destaca también una lápida sepulcral con un grabado que representa un cadáver entre velones. En el lado del Evangelio se encuentra un Crucificado e estilo renacentista del segundo tercio del siglo XVI, de ritmo sinuoso.

El retablo mayor que preside el templo, está fechado en el siglo XVII pero presenta una traza todavía manierista. Este retablo se atribuye al escultor afincado en Pamplona Juan de Ibiricu, documentado entre 1588-1599, aunque en los libros parroquiales figuran como cobradores y artistas Pedro de Zabala y su yerno Miguel de Labayen en 1657. El retablo presenta una traza mejor cuidada y equilibrada que la obra escultórica, algo tosca y con un repinte excesivo. En él se representan historias de la infancia de Cristo y de la del Bautista, entre columnas clásicas pareadas. De las figuras destaca, en el primer cuerpo la talla central de la Virgen sedente con el Niño, de estilo romanista, algo anterior al retablo, fechada hacia 1580. El sagrario, encajado en el pedestal, muestra el relieve de un Ecce-Hommo en la puerta.

En la sacristía se conservan dos sagrarios, uno barroco y otro ya del siglo XX, un lienzo de San Jerónimo del siglo XVII de estilo popular y bastante deteriorado. Entre las piezas de orfebrería conservadas hay que citar un cáliz plateado, un copón de plata con la marca SASA, ambos de primera mitad del siglo XIX, unas crismeras fechadas en 1803 con forma de arqueta con cubierta a cuatro aguas y cruz florenzada de remate y que una inscripción indica que proceden de Eransus. Un ostensorio y relicario de metal ya tardíos completan el ajuar. No se conserva una Cruz procesional de plata realizada hacia 1568 a la que Pedro del Mercado añadió en 1572 las imágenes de San Juan y de la Virgen.

Carmina RIUS SALETA