Sailkatu gabe

GIPUZKOA (RELIGIOSIDAD)

La Tierra.

Se ha considerado siempre como un plano horizontal donde emergen las montañas y se deslizan los ríos que van a parar al océano. Según el sentir popular es la tierra de dimensiones prácticamente indefinidas y poblada de países enigmáticos. No se concibe un fin, siempre se piensa en un más allá. Sin embargo, nos cuenta Barandiarán -a quien seguimos de cerca- que tres hermanos de Ataun dejan su país para descubrir los fines de la tierra (munduan atzena) y que después de infinitas aventuras no descubren aquellos fines. Es extraño que en el mismo Ataun se refiera que en el interior de la tierra existe un lugar delicioso, morada de brujas, donde abundas las cosas y en especial leche, miel y caudalosos ríos. Se recuerda la Edad de Oro en la que los hombres eran más felices y la oveja y el lobo andaban amigablemente, las cosas se ponían el servicio del hombre. En las leyendas de Atáun se cuenta que en aquel tiempo todas las cosas hablaban excepto el musgo y al tratar de enseñarle a hablar perdieron todos los seres el don de la palabra excepto el hombre. La misma creencia existe en Berástegui. El pan caído al suelo se sometía en Ataun y en Oyarzun a un rito purificatorio presentándolo al fuego. Hay días propicios para la fertilidad de la tierra. En Erreberentzileku, loma próxima a San Gregorio de Ataun, se dice que existía un idinarru lleno de oro oculto debajo de la tierra; pero tan cerca de la super cerca que una cabra con su pezuña puede ponerlo al descubierto. En Gaztelu se habla de una mina de oro en el monte Larte. Según creencia de Ataun los diablos pasan de Aizkorri a Aralar por un camino subterráneo, creencias que llegan hasta el extremo oriental de Navarra (Isaba) expresadas en el canto "Ezkaurreko peña guzutiz, andabila mundu guzutik". También se habla de un camino subterráneo entre la cocina del caserío de Berástegui y otro de Elduayen que serviría a los mairus. Sobre simas existen también varias leyendas. En la de Obantzun (Berástegui) y en la de Amunda (Aya) se trata de caídas a simas y hallazgo, después, en lugar distinto algo perteneciente a la víctima. En la primera leyenda aparecieron en la fuente de Iturran los pendientes y la sortija de la muchacha caída, y en la segunda, un dedo con su sortija.