Kimikariak

Chabaneau, Pierre François (1977ko bertsioa)

Científico francés, nacido en Nontron en el año 1754, y uno de los primeros profesores del Real Seminario Patriótico de Bergara, Gipuzkoa. Hijo de una modesta familia de artesanos, recibió una esmerada educación, primero al lado de un tío monje en el monasterio de Aveyron, luego en los Oratorianos de París, donde, poco interesado en el estudio de la Teología, se rebeló contra sus profesores, siendo inmediatamente expulsado. Sin familia y sin recursos en París, a sus diecisiete años, halló cobijo en el colegio que los jesuitas, antes de su expulsión, regentaban en Passy, junto al Bois de Bologne. Aquí, acuciado por la necesidad, hubo de cargar con la enseñanza de las matemáticas, de las que apenas conocía nada. Dotado de una gran fuerza de voluntad, acertó a salir del brete, dominando en poco tiempo la aritmética, el álgebra y la geometría e iniciándose, además, en los estudios de la historia natural, de la física experimental y de la química. A sus veinte años se sintió ya con fuerzas suficientes para separarse de sus protectores, y abrir un curso público en su propio domicilio, en pleno corazón de París. Y fue ahí donde seguramente Antonio de Munibe y Xavier de Eguía, como comisionados de la «Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País», lo contrataron para que viniera a regentar una cátedra en el Real Seminario Patriótico. Su magisterio se prolongó aquí por espacio de ocho años, a partir de 1778, y ha dado origen a juicios en parte contradictorios. Juan Fagés y Virgili y Francisco Yoldi Bereau, analizando la Introducción al curso de Física que publicó en los Extractos de las Juntas Generales de la Real Sociedad Bascongada, de 1778, pp. 150-170, se muestran enormemente negativos a la hora de reconocerle méritos a nuestro profesor vergarés. Le achacan el no conocer la ciencia de su tiempo y exceso de pedantería, pereza, materialismo, desprecio de las otras ciencias y desconocimiento del exacto valor del método experimental. Leandro Silván, por su parte, aún reconociendo cierta parte de verdad a los juicios de Fagés Virgili y Yoldi Bereau, en particular por lo que hace al tono pedante -muy del s. XVIII- del escrito y a un cierto tufillo materialista que se desprende de él, encuentra excesivamente peyorativo el concepto que les merece. Desde luego, le reconoce amplios conocimientos, sin negar que existiesen lagunas al respecto y, en general, en su formación científica. Tampoco le parece justo que se le juzgue casi únicamente por el contenido de la «Introducción» al curso de 1778 o alguna que otra memoria que publicó en los Extractos de Juntas Generales de la Bascongada, sin atender otras facetas de su actividad intelectual. En definitiva, no sería Chavaneau -según Leandro Silván- un maestro destacado o un investigador excelente, pero tampoco, y ni mucho menos, el profesor incapaz que se han imaginado algunos de sus comentaristas. Pruebas de ello serían el hecho de que la Sociedad lo mantuviese por ocho largos años en el ejercicio de sus tareas docentes en Bergara, que luego pasase a Madrid para desempeñar cargos de superior importancia, y que, vuelto a Francia, le fuese ofrecida una cátedra de química en París, que no quiso aceptar por razones de salud. Diremos, antes de terminar, que durante algún tiempo, a raíz de la marcha de Louis Proust en 1780 y hasta la entrada en funciones de Fausto de Elhuyar, en 1782, Chavaneau regentó simultáneamente las cátedras de física y de química. Ref. Leandro Silván: Los estudios científicos en Vergara a fines del s. XVIII, Donostia-San Sebastián, 1953, pp. 30-31, 38-42, etc., donde se hallará, asimismo, una extensa reseña del plan que había ideado Chavaneau para desarrollar su Introducción al curso de Física, de 1778; Ignacio María Barriola: Los amigos del País y la medicina, Donostia-San Sebastián, 1963, pp. 63-66, 135 y s.

Luis F. LARRAÑAGA