Kontzeptua

Argazkigintza (1982ko bertsioa)


El nacimiento de la fotografía.
En los mismos inicios de la fotografía hallamos a un oriundo del País Vasco, Lóuis Jacques Daguerre, inventor del diorama y, en 1838, del luego denominado daguerrotipo, del que el lector hallará noticias en el t. VIII de esta enciclopedia. El hallazgo de Daguerre contiene ya los principios básicos de la fotografía mediante el revelado, con vapor de mercurio, de las sales de plata yodadas y exposición de media hora que luego Petzval reduciría a un minuto. El 12 de enero de 1839 el Vizconde de Launais escribía en una "lettre parisienne": "Se comenta mucho la invención del señor Daguerre. Verdaderamente este descubrimiento es admirable, aunque nosotros no comprendamos nada; quizás nuestros sabios lo hayan explicado demasiado". Arago, en la Academia de Ciencias, había explicado muy bien el invento. Con su voz grave y su decidida retórica había exclamado: "¡Cómo se va a enriquecer la arqueología con la nueva ciencia! Para copiar los millones y millones de jeroglíficos que cubren los grandes monumentos de Tebas, de Menfis, de Karnak, etc., se necesitarían veinte años y legiones de dibujantes. Con el daguerreotipo, un solo hombre podrá conducir a buen fin este inmenso trabajo". La exposición por Arago del descubrimiento de Daguerre fue un acontecimiento en la vida parisina. Todos los periódicos la comentaban con vivo interés. En las semanas que siguieron, París ofreció el espectáculo de una ciudad tomada de la manía de experimentación. Cargados de aparatos que pesaban casi diez kilogramos, los parisinos iban al campo a rebuscar motivos... Maurisset caricaturizó la "daguerreotipomanía" en unas estampas deliciosas. El descubrimiento, revolucionario, afectaría principalmente al mundo de la información, reduciendo, repentinamente, las distancias y desplazando a los mejores equipos de dibujantes y retratistas. Una guerra como la de Crimea de 1855 pudo así ser conocida y seguida de cerca y en la de secesión americana se constituye, en 1861, la primera agencia fotográfica de prensa. Nuestra segunda carlistada conoce ya al fotógrafo anónimo de campaña que nos legará la imagen de un Santa Cruz mítico o del pretendiente rodeado de su séquito. En el campo liberal M. Ibáñez fotografía a los defensores de Pamplona lo cual no le impide salir de las murallas y retratar a voluntarios realistas.

Los primeros estudios fotográficos.
En noviembre de 1876 se inauguró en Bilbao un salón fotográfico a cargo del artista bilbaíno Lázaro Regil que había contraído matrimonio con una parisiense por lo que no fue raro que la decoración, de gran lujo, siguiera los dictados versallescos, con tapices Aubusson y muebles de estilo. Su especialidad fueron los retratos de tamaño natural. La utilización de sales de oro y plata hizo que tales fotografías fueran sumamente costosas y el procedimiento fotográfico estuviera sólo al alcance de determinados bolsillos. Otros pioneros de la fotografía en Vizcaya fueron Terri, Rossin y Broquier.

La generalización de la fotografía.
A fines del siglo XIX nuestros periódicos y revistas comienzan a conocer la reproducción seriada masiva de fotografías. Una obra monumental como España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza e historia dedicará cuatro tomos -tres Navarra-Logroño, uno Provincias Vascongadas- a nuestro país; en ellos encontramos, entre los grabados de Gómez Polo y los dibujos de Pirala, Delgado y Passos, los fotograbados y heliografías de Joarizpi y Mariezcurrena, muestras tempraneras (1885-1886) del paisajismo fotográfico que caracterizará a las publicaciones de este género. Pero no es éste el único aspecto vulgarizador que traen los nuevos tiempos; los órganos de prensa dan cuenta del comienzo de la divulgación de la fotografía practicada por aficionados mediante cámaras fotográficas dotadas de amplias instrucciones para su uso. Comienza así la fotografía de familia y el "hobby" fotográfico que tan amplia difusión iba a encontrar en años posteriores. Y también las revistas especializadas, como Las Novedades Fotográficas editada en Bilbao por Carlos Schomburg desde 1891 y los concursos fotográficos como parte constituyente de festejos públicos.

"Novedades", revista gráfica semanal.
Fue a la sombra de "El Pueblo Vasco" de San Sebastián, fundado en 1903 por Rafael Picabea, donde nació "Novedades", testigo gráfico de la belle époque vasca desde el 27 de junio de 1909. La fotografía adquiere en este semanario, merced a los talleres de fotograbado montados con personal especializado de Madrid y París, cotas de gran calidad e indudable interés no sólo técnico sino también historiográfico. Amén del personal de San Sebastián, "Novedades" tuvo corresponsales -redactores-fotógrafos- en Pamplona, Vitoria y Bilbao, que cubrieron la información de sus respectivas provincias y costa laburdina. Para áreas más distantes contrató al fotógrafo Campua de la revista madrileña "Nuevo Mundo" -con la que guarda gran semejanza- y con las agencias Trampus y World Graphic Press, de prestigio mundial. El objetivo de "Novedades" fue, como explica José M.ª de Salaverría en el n.° 1, servir de elemento vinculante entre las provincias vascas: "La fotografía, con su ojo impasible, recoge la visión del mundo y se la ofrece al comprador. Y el comprador puede en pocos minutos recorrer toda la gama de las emociones, conmoviéndose ahora profundamente, soltando después la carcajada. Y como en este país vascongado, hay mucho de trágico y mucho también de cómico, el espectáculo de una revista ilustrada tiene que ser bien interesante". Pero, además, "Novedades" se propuso, y lo consiguió, ser un espejo del mundo cultural y de las bellas artes, manteniendo, en lo político, un tono deliberadamente neutral bastante convincente. Sus concursos de fotografía sirvieron de aliciente a la afición fotográfica de las primeras décadas del siglo.

Los clásicos de la fotografía vasca.
Al margen de la fotografía-reportaje representada por el equipo "Novedades", al inicio de este siglo comienza a darse a conocer una serie de artistas cuya labor ha servido para enriquecer la memoria colectiva del país dotándola de un bagaje de imágenes múltiples casi inexistentes para las generaciones precedentes. De esta forma, el vasco de finales del siglo XX posee una noción gráfica cabal del comienzo del mismo, cosa que no sucede con vascos de otras épocas. Muchos de estos artistas nos han dejado este legado de forma anónima. Conocemos, sin embargo, los nombres de otros, los de Diego Quiroga Losada (marqués de Santa María del Villar), Indalecio Ojanguren, Linker, Galarza, I. Aguirre, Enrique Guinea, Amado Avila, Cecilio, Félix Mena, Pascual Marín, Alejo Guerequiz, Savignac, Urcabe, Ortega, Félix, Manuel Torcida "Lux", Aubert, Ocaña, José Ayala, Koch, Nicanor Roldán, Angel Eguiluz, Raymond de S. J. de Luz, etc. El bilbaíno Linker obtuvo el Gran Premio en la Exposición internacional de fotógráficos, de París, el año 1911. La mayoría de estos fotógrafos practica el trabajo de campo además de la foto-estudio; sus producciones constituyen un legado historiográfico-etnográfico de primer orden. Tales el archivo Ojanguren, propiedad hoy de la Diputación de Guipúzcoa, la obra Lo admirable de Guipúzcoa, editada por Marín en 1932, y el archivo de J. E. Uranga, en "Príncipe de Viana" de Pamplona. Alguno de estos fotógrafos organizó, por su cuenta, concursos de fotografía con la finalidad de divulgar y popularizar la práctica de la misma. Este fue el caso de "Lux" que patrocinó y organizó tales concursos desde 1923. "Lux" tuvo, además, la distribución para España de los productos de los hermanos Lumière. Citemos, para finalizar esta breve reseña -mediatizada por la inexistencia de bibliografía-, los nombres de Cecilio (hijo), Ojanguren (hijo), Ortiz Echagüe, J. J. Franco, Schommer, S. Koch, A. Elizegi, Ramón y Antón Eguiguren, y otros que, involuntariamente, omitiremos.

Idoia ESTORNÉS ZUBIZARRETA