Concepto

Transiciones demográficas

Término acuñado por Van de Kaa y Lesthaeghe en 1988, para hacer referencia a un proceso que, principalmente, se caracteriza por un descenso de la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo: 2,1 criaturas por mujer. Dada la magnitud de las tasas de mortalidad, este descenso supone una situación de equilibrio que, a largo plazo, deriva en una población estacionaria.

Asimismo, estos autores identifican una secuencia standard de cambios en el proceso de formación familiar en Europa que consiste en: el paso de la edad de oro del matrimonio a la aurora de la cohabitación, de la era del niño-rey (con progenitores) a la de la pareja reina (con una criatura), de la contracepción preventiva a la contracepción autorrealizadora, y de familias y hogares uniformes a familias y hogares plurales. Todo ello sucede en tres fases:

  1. Fase inicial (1955/60-1970).- Se produce un incremento de los divorcios y, consecuentemente, una disminución de la duración de los matrimonios. Termina el Baby-Boom (auge de la natalidad), desciende la fecundidad a todas las edades y se interrumpe el descenso de la edad al matrimonio. En algunos países se registra un aumento temporal de los matrimonios por embarazo, ocasionado por el aumento de las relaciones sexuales prematrimoniales.
  2. Segunda fase (1970-1985).- Caracterizada por la extensión de las cohabitaciones prematrimoniales desde los países nórdicos a otras regiones europeas, por el aumento de la fecundidad fuera del matrimonio y la disminución de la fecundidad general. Esta última tendencia continúa en los países en los que se había iniciado con anterioridad y comienza en los países mediterráneos.
  3. Tercera fase (a partir de 1985).- Se estabilizan las tasas de divorcio (en aquellos países donde habían alcanzado niveles altos), se extiende la cohabitación prematrimonial y el LAT (living apart toghether, es decir, parejas que comparten proyecto vital pero no vivienda), al tiempo que empieza a aumentar la fecundidad de las mujeres mayores de 30 años.

Estos autores presentan una tipología regional de la transición compuesta por cuatro grupos, claramente influenciada tanto por la experiencia demográfica nórdica como por una visión evolucionista del comportamiento demográfico. Además, para defender la existencia de dos transiciones diferenciadas -la primera y la segunda- se apoyan en otros procesos bipartitos, así como en la existencia de un antes y un después en los terrenos económico y político.

Tal y como sucede con la Primera Transición Demográfica, la Segunda Transición, más que una teoría, es una explicación descriptiva que recurre a otros cuerpos teóricos para sustentarse. Por ello, este modelo ha sido ampliamente debatido y criticado. Una de las objeciones más extendidas es la referida a su carácter determinista, y de su explicación puede deducirse que todos y cada uno de los países europeos repetirán, con mayor o menor dilación, la experiencia sueca (Le Bras; 1995 y Krujisten; 1997).

Cliquet (1991), entre otros, plantea serias objeciones a la diferenciación entre primera y segunda transición, aduciendo que la segunda no es sino una continuación acelerada de la primera. Este autor también formula críticas importantes en relación a la sustentación teórica del proceso, destacando entre ellas, la referida a la oposición entre altruismo e individualismo como motores de cada una de las transiciones. Sostiene que en las sociedades preindustriales es también el interés personal el que guía el comportamiento reproductivo. Añade que los términos altruismo e individualismo se han utilizado de forma tendenciosa: cuando los procesos de autorrealización y movilidad social los protagonizan los hombres (primera transición) se trata de valores altruistas, mientras que cuando las mujeres son las protagonistas (segunda transición) se habla de individualismo.