La transición demográfica es un modelo utilizado para describir la transformación de las dinámicas poblacionales de las sociedades preindustriales en dinámicas demográficas modernas, es decir, el paso del antiguo régimen demográfico a un régimen demográfico moderno. Si bien este modelo ha sido considerado durante buena parte del siglo XX como la teoría central y de más largo alcance de la demografía, ha recibido numerosas críticas e, incluso, se ha puesto en duda su caracterización como teoría.
La primera formulación del modelo se debe a Thompson (1929), quien describe diferentes fases y pone en relación el crecimiento demográfico con el crecimiento económico. Cabe señalar que Thompson formula su aportación en un contexto en el que no existe excesiva preocupación por la superpoblación.
No es hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando, de la mano de Notestein (1945) y Davis (1945), se asientan las bases de esta teoría que se pretende general y universalizable. En un contexto en el que se ha encendido la alarma en torno a la superpoblación, este modelo pretende prever el comportamiento demográfico de los países en vías de desarrollo, y servir de base para el desarrollo y la implementación de políticas de población estrechamente relacionadas con las ayudas al desarrollo.
En todo caso, esta propuesta -más descriptiva que teórica- no es más que la generalización del comportamiento registrado en algunos países europeos entre los siglos XVIII y XX. Así, el modelo transita por tres fases:
- Fase pre-transicional (antiguo régimen demográfico).- Caracterizada por altas tasas de natalidad y mortalidad, entre 40 y 50 por mil. Situación de equilibrio relativo, de escaso crecimiento, salpicada por crisis de mortalidad provocadas por guerras, hambrunas y epidemias.
- Fase transicional.- Suele presentarse dividida en dos etapas. Una primera, en la que el declive de la mortalidad no se ve acompañado por el descenso de la natalidad, lo que redunda en una aceleración del crecimiento. Y, una segunda fase, en la que la natalidad disminuye hasta alcanzar niveles similares a los de la mortalidad y el crecimiento se reduce considerablemente. El calendario y la intensidad de esta segunda etapa determinan las tasas de crecimiento de las poblaciones.
- Fase post-transicional (nuevo régimen demográfico).- Situación de equilibrio relativo, escaso crecimiento, basado en tasas de mortalidad y natalidad muy bajas, inferiores al 10 por mil.
El desarrollo de este modelo explicativo es previo al desarrollo de metodologías de análisis que permiten conocer mejor las dinámicas poblacionales del pasado y que ponen en duda parte de sus postulados. Una de las críticas más extendida es que se trata de un modelo basado únicamente en la experiencia europea -más aún, únicamente de algunos países europeos- y no es, por lo tanto, generalizable. En esta misma línea, se apunta la idea de que los ritmos del descenso de la natalidad y la mortalidad son variables, es decir, que presentan cronologías y perfiles diferentes. En efecto, en Francia y en Cataluña, por ejemplo, el descenso de la natalidad precede a la caída de la mortalidad.
Por otro lado, las tasas de natalidad no son tan elevadas como se describe en la teoría, ni territorialmente homogéneas. Además, los resultados del proyecto de Princeton (Coale y Cotts, S.; 1986) concluyen que el descenso de la fecundidad en Europa tiene mayor relación con elementos culturales e ideológicos que con los procesos de industrialización y urbanización. Por su parte, McKeown (1978) subraya la dureza de las condiciones de vida en el inicio de la transición y señala que, en un primer momento, el crecimiento es debido a un aumento de la natalidad, no a la disminución de la mortalidad.
Debido tanto a las críticas recibidas como a la discrepante evolución de la población durante las últimas décadas del siglo XX, la transición demográfica ha perdido su estatus como teoría y se entiende, principalmente, como una descripción no generalizable del comportamiento demográfico.