Concepto

Sublevación de Froya

(1069-1073) Transcribimos de José María Lacarra, de su Historia del Reino de Navarra, lo siguiente:

"Cuando en diciembre de 1065 moría Fernando I, adjudicaba las parias que debían darle en Zaragoza a su hijo Sancho II, a quien dejaba como sucesor en el reino de Castilla. A partir de este momento, Castilla empieza a intervenir de un modo más activo en la política de Zaragoza, pretendiendo incluso cobrar las parias con carácter exclusivo, es decir, desplazando de su papel de protectores a los reyes de Aragón y de Pamplona. En 1067 Sancho II se dirigió a Zaragoza, exigiendo para levantar el cerco de la ciudad el pago de una fuerte indemnización de guerra y además el compromiso de una cantidad anual al modo como las venían percibiendo los reinos pirenaicos. De Sancho el de Peñalén conservamos el texto del pacto ajustado en abril de 1069. sin duda prorroga de otros anteriores, por el que Muqtadir se compromete a pagar al primero mil monedas de oro todos los meses, de las que ciará adelantadas 5.000 por los cinco meses futuros, a partir de abril de 1069.

De estos 5.000, Sancho percibirá 2.500 en el momento de firmar el pacto, y las otras 2.500 irá a cobrarlas a Zaragoza uno de los fieles barones del pamplonés, al cual se le pagarán al finalizar el próximo mes de mayo. Sancho se compromete, por su parte, a no aliarse ni apoyar a las gentes que de la parte de Francia o de otro lugar pasaran por los puertos de su reino para dirigirse contra Muqtadir. Sin duda este tiene muy presente la campaña de Barbastro y teme que pueda repetirse. Muqtadir, a su vez, no se aliará con cristianos o musulmanes que vayan contra Sancho. Uno y otro tomarán las medidas convenientes para asegurar la tranquilidad de las fronteras comunes, así como la libre circulación por las vías de comunicación entre uno y otro país. Tal vez, para prestar ayuda a Muqtadir en virtud de estos acuerdos, se hallaba Sancho en Zaragoza el 23 de marzo de 1072 acompañado de los oficiales de su palacio. Ahora bien, para mantener esta posición dominante era preciso que Sancho tuviera bien aseguradas sus fronteras con el reino de Zaragoza. Y, en efecto, el rey de Pamplona a lo largo de su reinado ha ido cuidando su línea fronteriza con nuevas e importantes posiciones.

Ocupada Calahorra, se establecen las bases o "tenencias" de Autol, Quel y Arnedo; más en retaguardia quedan Ocón, Clavijo, Alberite, etc.; en la orilla izquierda del Ebro, Sartaguda, Resa o San Esteban, Azagra; en la zona de penetración del valle de Funes, además de esta plaza, las de Peralta, Falces, Arlas y Alesves (Villafranca de Navarra); la línea del Aragón hasta Sangüesa se sigue vigilando desde Santa María de Ujué, quedando en retaguardia Tafalla. Otras tenencias nuevas se han establecido tanto en La Rioja como en la línea del Ebro lindante con Castilla, para proteger la frontera por este sector. Cada "tenencia" fronteriza suponía un castillo que servía de base, y otras posiciones más avanzadas, aparte de algunas aldeas abiertas, cuya agrupación formaba un distrito bajo el mando de un senior o tenente. Estas y las, de momento, menos importantes establecidas en el interior, darían una fisonomía especial a la estructura del Estado, creando nuevos problemas, según hemos de ver. Por otra parte, la amistad entre Sancho y Muqtadir no dejaría de sufrir oscilaciones dada la fragilidad de las bases en que se apoyaba. Bastaba que las parias dejaran de pagarse con puntualidad, o que otro príncipe cristiano ofreciera mejor protección, para que la amistad se trocara en guerra.

Los príncipes cristianos exigen sumas cada vez más crecidas, y el rey de Zaragoza defiende sus intereses enfrentando hábilmente los unos contra los otros. Así, sabemos que en abril de 1073 Sancho se había apoderado de la plaza de Tudilen o Tudején -hoy despoblado cerca de los Baños de Fitero-, mientras que Muqtadir había ocupado el castillo de Caparroso. La disensión terminó pronto, pues Muqtadir no podía enfrentarse a la vez con los reyes de Pamplona y de Aragón, y este último venía dando especiales muestras de agresividad. En efecto, el aragonés tras fortificar Loarre avanza sobre Huesca, se permite hacer cabalgadas por tierras de Zaragoza y, lo que es más importante, está dispuesto a dar paso por sus tierras a la Cruzada internacional predicada por Gregorio VII. Muqtadir tropezaba al mismo tiempo con la hostilidad de Sancho Ramírez y la enemistad del rey de Pamplona, que al verse defraudado, según creo, en el cobro de las parias, presiona a su vez ocupando la plaza de Tudejen54. Como, sin duda, entre los dos príncipes cristianos nunca faltaban pequeñas disputas fronterizas, esto fue aprovechado por Muqtadir para acentuar sus diferencias y atraerse al rey de Pamplona. Por eso el nuevo pacto, firmado por Sancho el de Peñalén y Muqtadir el 25 de mayo de 1073, va especialmente dirigido contra Sancho Ramírez de Aragón.

En esa fecha Sancho y Muqtadir se devuelven los castillos que mutuamente se habían tomado, comprometiéndose este último a pagar a Sancho 12.000 mancusos anuales de buen oro, y si éste prefiere recibirlos en plata se le abonarán a razón de siete sueldos de plata de la moneda de Zaragoza. Tan pronto como Muqtadir haya cumplido con sus obligaciones, Sancho se compromete a interponer sus buenos oficios con Sancho Ramírez para que se retire de las tierras oscenses ocupadas y no siga haciendo daño en los dominios del rey de Zaragoza. De no retirarse, el rey de Pamplona cabalgará contra él con todo su poder, con lo que Sancho y Muqtadir se hallarán en estado de guerra con el rey de Aragón. La intervención del rey de Pamplona está meticulosamente calculada, lo que supone una larga experiencia en estos tratos o alianzas entre moros y cristianos. Declarado el estado de guerra (alfethna) con el aragonés, Muqtadir actuará directamente contra su enemigo. Si para ello necesita ayuda, podrá reclamarla de su aliado, y al reclamarla puede incluso pedir que vaya el pamplonés personalmente, o bien conformarse con que envíe a sus barones.

La decisión queda a merced del rey de Zaragoza, el cual fijará también, en el segundo caso, cuántos barones han de componer la hueste auxiliar. Finalizada la cabalgada citada, y concentradas las tropas de Muqtadir en Tudela, deberá ir éste personalmente en ayuda de Sancho Garcés para liberar los castillos que Sancho Ramírez le tiene forzados, hasta que estos vuelvan a poder del pamplonés. La hueste, en el primer caso, va mandada por Muqtadir y actúa sobre tierra musulmana; en el segundo la manda Sancho Garcés, y su actuación tiene lugar en territorio cristiano. Por eso tanto en uno como en otro, caso, si el rey aliado forma parte de la misma, el monarca que le manda deberá dar ostaticos (garantías, rehenes) a satisfacción del interesado. Los barones navarros que estén en cabalgada al servicio de Muqtadir cobrarán de éste por cada día lo que se acostumbraba a pagar a los barones de Castilla o de Barcelona cuando realizaban servicios semejantes. En resumen, si la alianza anterior se había basado en un presunto peligro exterior, el nuevo tratado iba directamente dirigido a proteger el reino de Zaragoza de las amenazas más concretas de Sancho Ramírez."

Para más detalle el estudio: Lacarra, Dos tratados de paz y alianza entre Sancho el de Peñalén y Moctádir de Zaragoza (1069-1073), en "Homenaje a Johannes Vincke", Madrid, 1962-1963, pp. 121-134.