Concepto

Sistemas electorales en Euskal Herria

Un sistema electoral tiene una serie de elementos que lo definen, entre los cuales son cuatro los componentes principales: la fórmula electoral, la magnitud de la circunscripción electoral, el umbral electoral y el tipo de candidatura. Estas propiedades, especialmente las dos primeras, influencian de una manera importante en la conformación del sistema de partidos.

Uno de los elementos más importantes para distribuir los escaños es la fórmula electoral, ésta es la característica más comúnmente utilizada para clasificar de forma dicotómica a los sistemas electorales entre los de representación proporcional y los mayoritarios. Estos últimos sistemas pueden ser de mayoría absoluta o relativa en distritos uninominales (se puede utilizar en circunscripciones plurinominales aunque no es lo habitual). Las fórmulas mayoría relativa son comunes en los países anglosajones o ex colonias británicas. En cambio las fórmulas mayoritarias que requieren de una mayoría absoluta no son tan populares, a menudo afrontan un panorama en el que ningún candidato consigue la mayoría estipulada en la primera vuelta; ante esta circunstancia, el método más utilizado para asignar la representación1 es celebrar una segunda vuelta entre los dos candidatos que han obtenido más votos. En el Estado francés, existe un modelo híbrido de mayoría absoluta y relativa, por el que en la primera vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional es elegido diputado la candidatura que logra la mayoría absoluta, y si no ocurriese así, se celebra una segunda vuelta en la que participan todas las candidaturas que hayan superado el 12,5% de los votos. Resulta vencedora aquella que logra la mayoría absoluta o relativa.

Este tipo de fórmulas electorales mayoritarias pueden provocar enormes distorsiones ya que un partido con una distribución electoral bastante homogénea en todas las circunscripciones electorales puede quedar muy infrarrepresentado sino logra vencer en los distritos que compite; mientras, un partido con un porcentaje de voto menor, pero con una distribución electoral concentrada en algunos distritos electorales, puede alcanzar numerosos escaños.

En cuanto a las fórmulas de representación proporcional, éstas son las más utilizadas en los diferentes sistemas democráticos. Sus diseños son muy variados, aunque los modelos más extendidos son aquellos en los que los partidos presentan listas de candidatas y candidatos en distritos plurinominales, y los votantes optan por una u otra lista (a veces se permite dividir el voto entre varias listas, lo veremos más adelante). Respecto a las fórmulas matemáticas, las más comunes se pueden agrupar en dos conjuntos: las de resto mayor y las de la media más elevada.

En el primer grupo están aquellas fórmulas que calculan una cuota para obtener un escaño2, por lo tanto un partido logra tantos escaños como cuotas haya obtenido en su total de votos. Después del reparto, suelen sobrar escaños que aún no han sido repartidos por no haberse alcanzado igual número de cuotas que escaños a repartir, es entonces cuando los votos sobrantes (una vez apartados los que alcanzaron la cuota y se tradujeron a escaño), se ordenan de mayor a menor procediendo su repartición entre los restos mayores hasta finalizar la asignación de escaños.

De todas maneras, hoy en día las fórmulas más utilizadas son las de la media más elevada, y en concreto, la fórmula D'Hondt. Genéricamente, estas formulas de divisor común dividen el número de votos que ha obtenido cada lista electoral por la correspondiente serie sucesiva de números, hasta alcanzar la cifra de escaños correspondiente a la circunscripción. Los coeficientes obtenidos de las divisiones se ordenan de forma decreciente, y se distribuyen los escaños a repartir entre las medias más elevadas hasta que se agoten. En el caso de fórmula D'Hondt, la serie de número que se utiliza es una natural (1, 2, 3, 4, 5...), pero otras fórmulas como la de Sainte-Laguë divide los votos por los números enteros impares (1, 3, 5, 7...). Esta última, no obstaculiza la representación de los partidos pequeños y medianos, pero en cambio, el efecto es bastante diferente en el caso de D'Hondt, ésta fórmula favorece sistemáticamente a lo partidos que obtienen la victoria en la circunscripción y castiga a los más pequeños. Tanto es así, que en los distritos electorales con pocos escaños puede tener un efecto muy próximo al que tienen los sistemas electorales mayoritarios. De ahí la importancia de la magnitud de la circunscripción electoral.

La magnitud de la circunscripción electoral (también denominada distrito electoral) es el número de representantes que se elige por circunscripción. Cada distrito delimitado geográficamente tiene un conjunto de electores variable que a través de los votos emitidos en las elecciones eligen a un número variable de representantes (concejales, junteros, diputados...). La clasificación básica entre tipos de magnitudes electorales es la distinción entre circunscripciones uninominales y plurinominales. Las primeras son aquellas que sólo eligen un/a representante, mientras que las segundas eligen a más de uno/a. La tendencia natural de las circunscripciones uninominales es mayoritaria, ya que la opción electoral que gana se lleva toda la representación del distrito. A su favor se argumenta que ello genera una relación más estrecha entre representados y representante; en su contra, se señala que fomenta el clientelismo y localismo, a la vez que impide la representación de las minorías. En cambio, a favor de las plurinominales, en el caso de tener una magnitud grande (alto número de escaños a repartir), se índica que tienen capacidad de representar a la sociedad en su conjunto, incluyendo a las minorías; mientras que se le crítica que precisamente esta ventaja puede suponer una mayor fragmentación de la representación, y por lo tanto, una menor capacidad de crear mayorías estables.

Por lo tanto, la magnitud del distrito, junto a la fórmula electoral de reparto, es uno de los elementos clave para poder medir la proporcionalidad del sistema electoral. Así en los sistemas uninominales, al aumentar la magnitud del distrito crece la desproporcionalidad y crecen las ventajas para los grandes partidos. En cambio, en los plurinominales, este aumento de magnitud deviene en una mayor proporcionalidad y en unas condiciones más favorables para los partidos pequeños, y en consecuencia, para las minorías organizadas.

Una manera de atemperar la proporcionalidad en los distritos plurinominales para evitar la "excesiva" fragmentación parlamentaria es a través del establecimiento de un umbral electoral legal (también denominado barrera legal) para acceder al reparto de escaños, es decir, especificando el apoyo mínimo que un partido necesita obtener para verse representado. Cuando la ley prevé una barrera legal, ésta puede referirse a su aplicación en uno o varios niveles territoriales (estatales, regionales, de distrito...) y puede ser definido con un número mínimo de votos, un porcentaje u otras fórmulas. A veces, la barrera electoral también es utilizada en los sistemas electorales que asignan la representación con la fórmula de mayoría absoluta. En estos casos es un escaño el que se disputa por cada distrito electoral y su elección es por mayoría absoluta en la primera vuelta. Si nadie consiguiera la mayoría estipulada, la ley electoral define una barrera electoral para poder participar en la segunda vuelta, por ejemplo en el Estado francés está situada en el 12,5%.

No todos los sistemas electorales poseen umbrales legales, pero ello no presupone que el sistema electoral respete especialmente la proporcionalidad. Tal y como se ha explicitado anteriormente, las magnitudes bajas tienen un efecto similar a los umbrales legales altos, porque limitan la proporcionalidad y las oportunidades de las minorías. Un ejemplo extremo es un distrito electoral en el que se eligen dos diputados, en este caso, si una candidatura consigue un 30% de los votos emitido podría quedarse sin escaño.

Finalmente, hay que distinguir entre los diferentes tipos de candidaturas. Las candidaturas pueden ser unipersonales (sólo figura una persona) o de lista. En este último caso hay una amplia tipología que podría resumirse en tres. En primer lugar, encontramos las listas cerradas y bloqueadas, es decir, cada candidatura presenta una lista de candidatos ordenada, y el votante emite su sufragio para esa lista y en ese orden, sin poder modificarla. En segundo lugar, encontramos las listas no bloqueadas, en las que el elector tiene la oportunidad de modificar la lista reordenándola completamente o mostrando su preferencia (voto preferencial...) u hostilidad (tachar de la lista...) por algunos/as candidatos/as.

1Hay otros métodos como el voto alternativo utilizado en Australia. El elector tiene que señalar entre los/as candidatos/as sus preferencias en base a una escala ordinal, si ningún candidato logra la mayoría absoluta de los votos como primera preferencia, "se suprime el/la candidata/a con el menor número de votos de primera preferencia, y los votos que contienen a este candidato como primera preferencia se trasladan a las segundas preferencias" (Lijphart, 2000: 144). Este procedimiento se repetirá tantas veces sea necesario con las candidaturas que menos votos logran y hasta que algún candidato obtenga la mayoría absoluta. Además, existen otros métodos, entre los que se puede destacar el voto limitado, por ser un sistema mayoritario en distrito plurinominal utilizado en Japón y que permite a cada votante poder elegir un número de candidatos inferior al número de escaños asignado a la circunscripción electoral).

2Existen diferentes fórmulas para obtener la cuota. La cuota Hare es la más proporcional y popular: "consiste en dividir el total de votos válidos entre el número de escaños a elegir (Torrens, X. 1999: 363)". El resto de fórmulas suelen aumentar el denominador aumentando el número de escaños por el que dividir los votos válidos, operación que arrojar cuotas que favorecen una menor proporcionalidad.