Concepto

Nación

Dejando al margen el modo de definición, toda vez que a nivel del discurso practico se acepta la existencia de la nación, la misma se convierte en un ente político básico, adoptando un lugar especial frente al resto de los entes básicos existentes hasta entonces. Eso es lo que al parecer ocurrió con la Revolución Francesa: toda la nación prevalece, por encima de la corona, la iglesia y otros linajes. Las naciones se definen mediante el derecho y sobre todo por el derecho constitucional, reconociendo a algunos pueblos el caracter de naciones y negándoles a otros. En las ciencias sociales se habla de nacion, es decir, de sociedad nacional, de pueblo nacional; en la mayor parte de las veces identificandola con estado. La nación es un ente de la política, una versión de la polis. Por lo tanto la teoria de la nación es la teoría relativa a la existencia, composición y organización de la polis especial y de su demos. En primer lugar, la teoria clarificará lo que significa nación (autodeterminación, soberanía, contrato social, dictadura del proletariado, estado). Sin embargo, las teorías políticas de la nación establecerán los derecho y obligaciones de los ciudadanos respecto de la nación (asuntos internos nacionales; teorías entre el grupo y el individuo, lealtad, población, ciudadanía, Derechos Fundamentales), y en igual medida, postularan cuales serán las relaciones que tendrá la nación con respecto a otras naciones (asuntos entre naciones, cosmopolitismo, teorias del imperio, autodeterminación, colonización, descolonización, civilización, independencia económica).

El hecho de que la nación se transforme en un ente político institucional básico no tiene porqué conllevar el nacionalismo como ideológia o teoría política, puesto que el proyecto de la Institución de las Naciones Unidas, fundamentalmente, es cosmopolita. Sin embargo, la praxis la ha marcado el nacionalismo. El nacionalismo postula la nación, esto es, la lealtad debida por los miembros de la nación a la misma es un valor de primer orden. Si el nacionalismo es total, absoluto, el valor de la nación será también, consiguientemente, total y la lealtad será absoluta, llegando casi a la obligación sublime, que sobresale por encima del resto de los valores, incluso por encima de los valores que se les suponen a otras naciones respecto de sus miembros. Por contra, cuando el nacionalismo es liberal (Yael Tamir) la nación es un valor, pero no es el valor máximo. Hay que equilibrarlo y negociarlo con otros valores: entre otros, con la libertad de las personas, con la diversidad tanto de los pueblos como de las culturas existentes dentro de una nación, y con el "multilateralismo" deseable en las relaciones entre naciones. Han sido distintas las manifestaciones de estas teorías a lo largo de la historia y en distintas sociedades, pero todos los nacionalismos se aferran en esencia al valor de la nación.