Concepto

Nación (versión de 1991)

La nación idiomática. Sujetas las diversas tierras que comprenden la nación primaria vascona a las Coronas francesa y española, regidas todas ellas por regímenes forales, separados pero semejantes en lo tocante a cuestiones de fondo, el concepto de nación pasa a encarnarse principalmente en el irreductible factor idiomático. En los siglos XVI y XVII el vascófono será denominado vizcaíno, cántabro y, también, vascongado. La nación será la resultante de un entrecruzamiento de diversos nexos grupales -memoria histórica, lazos de sangre, símbolos, creencias, filias y fobias, lengua- que sobrepasan los límites de las circunscripciones administrativas, razón por la que serán vizcaínos, cántabros y vascongados tanto navarros como alaveses, vizcaínos como guipuzcoanos, mientras los vascofranceses son denominados basques, aunque también reciban acogida entre los escritores vasco-cantabristas tales como el anónimo autor del «Tordo Vizcaíno» (s. XVII). De más está decir que, en el idioma intragrupal, todos ellos se denominarán, sin excepción, euskaldunak. La nación euskalduna puede ser apellidada vizcaína pero también navarra. Tal así por el P. Calatayud (Resumen... , 1756) al referirse al ámbito del juego de la pelota a pala que, como se sabe, abarca a todo el País Vasco. En la literatura clásica castellana se habla de nación vizcaína a lo largo de todos los siglos pero refiriéndose a todos los vascos peninsulares. En la Universidad de Salamanca, p. ej., estaban los estudiantes agrupados por naciones: castellana, asturiana, catalana, aragonesa, vizcaína (Alava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra y Rioja), portuguesa, gallega, manchega. Los testimonios referentes a la nación vasca son variados y repartidos a lo largo y ancho de toda nuestra historia. Los personajes más serios, dignos o pintorescos, coinciden en ese punto. Asi, p. ej. Pierre de l'Ancre dice del vasco que es «ligero y movedizo de cuerpo y espíritu, pronto y presurado, teniendo siempre un pie en el aire y la cabeza cerca de la boina, la nación más resuelta que haya sido jamás, siendo tan precipitados niños y niñas en lo que se les encomendaba que tropezaban con puertas y ventanas hasta herirse de tan aprisa que iban...». De entre los testimonios recogidos por el P. Anselmo de Legarda en «Lo vizcaíno en la Literatura Castellana» entresacamos éste:

...Dicen
que de tu nación
son cortos, y estoy resuelta
a creer que el que se suelta
de vosotros es león
(Lope de Vega)

En bocas de vascos también abundan estas citas. Así, p. ej., el famoso calígrafo guipuzcoano Icíar dedica su obra nada menos que a Felipe II:

«De prefacciones y exordios y buen estilo de hablar
va este tratado corto, así por no caber en mí, como por
no llevarlo mi nación, que es vizcaína».)

Baltasar de Echave dedica su Discurso de 1607 al presidente del Consejo de Indias, amante de la nación bascongada. En su Sobre los Fueros de Guipúzcoa, escrita a mediados del s. XVIII y publicada en 1983, Larramendi llama a la «nación vascongada, la primitiva pobladora de España y aun de vecindades...». También en este siglo publica Perochegui su Origen de la Nación Bascongada y de su lengua y vemos aflorar el término en diversos escritos de la Real Sociedad Bascongada del País entre cuyos socios veremos a personas de las cuatro provincias. Nación separada debió de significar «grupo diferenciado». Así, en carta de los Reyes Católicos del 19 de abril de 1491, mandando que a los cónsules de estos reinos y señoríos que residían en Brujas, se les acudiese con los derechos que fuesen de uso, se califica a Vizcaya de nación separada, como las naciones aragonesa, catalana y castellana (Marichalar, Hist. Leg. p, 265). También vemos que el autor anónimo del «Tordo vizcayno» (s. XVII) dice refiriéndose a los vascos que «aunque los principios y locución fuessen unos en tiempo de los romanos, eran naciones separadas, como aora las dos Navarras, Vizcaya y Guypuzcoa, que sólo se hermanan en el lenguage; en lo demás se distinguen, con oposición bien escusada, siendo unos los principios, una la nobleza, el idioma y costumbres, fuera de lo que ha prevaricado alguno con abusos forasteros».