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LODOSA

Lodosa en la Edad Media. Según Altadill «la población antigua y primitiva de Lodosa ofrece notable variedad entre romanos, moros y judíos, todos los cuales debieron alojarse sucesivamente en las llamadas Casillas de los moros. D. Pedro de Madrazo en su muy conocida obra artística a la par que histórica, nos da cuenta de hallarse vestigios de la fortaleza o castillo, cerca de una ermita dedicada a los Santos Celedonio y Emeterio, pero no son aquéllos lo bastante claros que nos permitan delinear con acierto las proporciones y configuración de la obra defensiva, extinguida casi en su totalidad». En la Edad Media, perteneció al condado de Lerín. Fue su dueño, junto con su castillo, Martín Jeméniz de Lerga, cambiador de Tudela, de quien lo compró, a una con las villas de Ibiricu y San Costamiano (que hoy no existe), el monasterio de la Oliva y éste los cedió al rey Carlos II en 1350, con la condición de dar al monasterio 100 libras y 200 cahíces de trigo anualmente. En 1368 el mismo rey donó la villa de Lodosa con el castillo a su caro amigo Mosen Hugo vizconde de Cardona y también las villas de Ibiricu y San Costamiano, para él y sus sucesores a perpetuo y para facer deillos á su voluntad, a cambio de la obligación de prestarle pleito-homenaje. En 1390 el merino declaró su castillo abandonado por ordenanza real.