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LODOSA

La parroquia de San Miguel es un gran edificio gótico- renacentista, construido en el siglo XVI y ampliado en el XVII con dos tramos a los pies, la torre y el pórtico. Soportes de distinto tipo reciben cubiertas de bóvedas estrelladas de complicado diseño. El tramo del coro, también del siglo XVII, se levanta a los pies sobre un arco rebajado y bóveda de medio cañón con lunetos. Las armas de los condes de Lodosa y Altamira se reproducen en lo alto de todos los pilares sobre pequeños escudos del siglo XVI. La sacristía se adosa a través de una serie de estancias irregulares que se adaptan al ábside. Es obra del siglo XVII que posee una gran horizontalidad. La presencia de ventanas en cada tramo y las diferentes portadas del edificio, resaltan en la macicez de los muros. La portada principal del siglo XVII es de una sobriedad herreriana. De estilo barroco es la que se abre por el lado de la Epístola. Un cancel barroco protege la entrada de los pies de la iglesia y junto a él se sitúa una pila de agua bendita del siglo XVI. Numerosos retablos de diferentes estilos, desde el renacimiento hasta el rococó y un púlpito con tornavoz barroco de la primera mitad del siglo XVIII de diseño de templete abierto con cúpula bulbosa, llenan el lado del Evangelio. Un monumental retablo mayor de estilo rococó decora el presbiterio. Realizado por Diego de Camporredondo y dorado por Pedro Antonio de Rada. Consta de doble banco de planta mixtilínea y cuerpo de tres calles divididas por cuatro columnas con placas de rocalla distribuidas helicoidalmente. La calle central cobija tres hornacinas donde aparece la talla de San Miguel y otras dos a los lados. Además de éstas hay una profusa iconografía y escenas religiosas. El sagrario expositor es de estilo barroco. Del lado de la Epístola se suceden retablos desde el estilo renacentista en la traza hasta el rococó. El retablo del Crucificado, de sobria traza purista, cobija la talla de un Crucificado del último tercio del siglo XVI, de remarcada anatomía y rostro expresivo. En uno de los muros de este tramo, se encuentra una pintura de la Inmaculada de estilo barroco, relacionado con la escuela madrileña. Una gran sillería de estilo rococó de Francisco Gurrea y García decora el coro. En la sacristía destaca una cajonería barroca de comienzos del siglo XVII y un armario de estilo rococó decorado a base de grandes recuadros geométricos de diseño mixtilíneo con motivos de rocalla. Gran importancia tiene también la colección de ornamentos y la orfebrería que posee un gran número de piezas de variada procedencia y cronología. La Basílica de Nuestra Señora de Montserrat se construyó en 1759, según modelos del XVII que se manifiestan en la planta de cruz latina de nave dividida en cinco tramos con cabecera recta que tiene dos tramos. Unas pilastras cajeadas sostienen la cubierta de medio cañón con lunetos. En el crucero se levanta una bóveda octogonal gallonada que apoya en pechinas. Distintos materiales constructivos en el exterior. Preside el templo la imagen de la Virgen de Montserrat que data del siglo XVII aunque ha sido muy retocada. En el lado de la Epístola existe un grupo escultórico que representa la Oración en el Huerto que data del siglo XIX. Fuera del casco urbano se encuentra la Ermita de San Emeterio de estilo barroco con una sencilla fachada de dos cuerpos y remate de frontón con espadaña. En el presbiterio las tallas de los santos Celedonio y Emeterio de comienzos del XVII y otra de San Gregorio Ostiense del siglo XVIII. Además de estas ermitas existieron otras muchas hoy desaparecidas. Taller barroco de escultura. El taller de Lodosa, con el escultor Francisco de Maeztu, contribuye igualmente a configurar el mosaico de la retablística riojana durante el barroco. Este maestro es coetáneo de Pedro de Oquerruri y de pareja calidad. Aunque itinerante habitual, procura no alejarse demasiado de la cuenca del Ebro. Al igual que Oquerruri, Francisco de Maeztu dejará parte de su producción en varios retablos mayores: el de El Villar de Arnedo o el de Murillo de Río Leza, este último labrado con mejor fortuna. También interviene en labores de expertización: el 30 de diciembre de 1685 tasaba junto con Juan de Amézqueta la sillería que Bartolomé Calvo había hecho para el coro de Alcanadre. Quizá se refiera a él una partida del Libro de Fábrica de Ventas Blancas cuando dice que se entregaron 200 reales a «un escultor que estaba en Murillo por una hechura de la imagen del Rosario». Hacia 1695, contenta la fábrica de Murillo de Río Leza con su trabajo -esculturas y relieves del retablo mayor y relieve en piedra de la portada principal-, le encargaba la ejecución de una caja-relicario por 100 reales... (Ref. Ramírez Martí- nez: Los talleres barrocos..., 1981 , p. 49-50). El n.° 3 de la Avda. de Navarra posee un escudo neoclásico de finales del s. XVIII, con yelmo por timbre sostenido por ángeles y orla de águilas y leones; en la parte inferior se lee ARMAS DE LOS GASTONES. En la misma calle se localiza un monumental palacio de marcada horizontalidad en el que se suceden dos cuerpos -el primero de sillar y el segundo de ladrillo- y ático de este mismo material, separando unos y otros una imposta de piedra. En el centro del ático se sitúa un escudo con mascarón inferior, entre leones portantes y yelmo por timbre. La casa n.° 63 de la al San Juan ostenta un escudo de la segunda mitad del s. XVIII, con querubín inferior y yelmo por timbre cuyo campo reproduce las armas de los Gastones. En la casa n.° 26 de la al Ancha aparece un escudo fechable a finales del s. XVII, entre niños tenantes, orla de follaje de fina labra y yelmo. El n.° 39 corresponde a un edificio construido en el s. XVIII, con querubín inferior, entre ángeles y yelmo por timbre. A la calle Mayor dan numerosas casas blasonadas con dos o tres cuerpos y ático, el primero de sillería y el resto de ladrillo. El n.° 89 sigue este modelo, pudiendo datar del s. XVII al igual que su escudo cuartelado. El n.° 59 corresponde a un monumental palacio del s. XVIII que forma un gran bloque en esquina, en el que se suceden un cuerpo de sillar, dos cuerpos ininterrumpidos de ladrillo y pequeño ático con coronamiento en alero de madera con ménsulas talladas. Interrumpen la fachada dos escudos iguales con querubín inferior, entre leones portantes y con yelmo. La casa n.° 19 de la plaza de Chapalangarra ostenta un escudo de la segunda mitad del s. XVIII, con querubín inferior, con leones portantes y yelmo. En la n.° 59 de la c/ Mayor se localiza una tienda con escaparate modernista en cuya decoración se mezcla la hojarasca con una cabeza femenina. La casa n.°41 ofrece un escudo del s. XIX que imita modelos barrocos en la cardina decorativa, con querubín inferior y yelmo por timbre. El n.° 6 posee un escudo rococó de la segunda mitad del s. XVIII con querubín inferior, entre ángeles tenantes y corona abierta por timbre. El escudo de la casa n.° 1, esculpido en la segunda mitad del s. XVIII, es de estilo rococó, con una orla de rocalla, trofeos y niños. La Plazuela la constituyen monumentales palacios barrocos, con estructura típica de la zona. El n.° 4 corresponde a un palacio del último cuarto del s. XVIII, con primer cuerpo de sillería central por medio punto de ingreso, el piso noble de ladrillo con balcones y ático cóncavo con ventanillas introducidas en una especie de lunetos, salvo la central que la ocupa un escudo de la segunda mitad del s. XVIII, con querubín inferior, entre rocallas, leones y águilas portantes y yelmo por timbre sostenido por ángeles. Forman uno de los ángulos de esta plaza dos casas de ladrillo fechables en el s. XVII, una con tres cuerpos -los dos superiores con balcones de madera- y ático, y la otra con balconajes corridos en el segundo cuerpo y sobre él restos de un escudo de alabastro de estilo rococó de la segunda mitad del s. XVII. El n.° 7 tiene un escudo deteriorado de la primera mitad del s. XVII, sobre cartela bajo renacentista, bustos en los vértices y yelmo por timbre. El n.° 10 de la c/ Aire corresponde a una casa con escudo del s. XVIII, con mascarón inferior y yelmo por timbre, todo ello enriquecido por abundante follaje, motivos florales y serpientes. En una callejuela perpendicular a la c/ Mayor aparece un blasón neoclásico del s. XIX, timbrado por yelmo y el campo cuartelado en aspa con flores de lis, acompañadas por la leyenda ARMAS DE Los RODRIGUEZ. En la carretera a Calahorra se localiza un escudo de la segunda mitad del s. XVIII, cuartelado. Dentro del campo de la ingeniería hay que mencionar el puente sobre el río Ebro. Se trata de un largo puente realizado en excelente sillar con trece arcadas rebajadas, entre tajamares triangulares. Al otro lado del Ebro se emplaza la torre medieval de Rada. Se erige como un prisma de planta cuadrada construido en sillarejo y parte en sillar, que forma un robusto bloque macizo de grandes dimensiones, coronado por matacanes de rollo, perdidos en alguna zona. Sobre estos matacanes se alzaría otro cuerpo superior a juzgar por los fragmentos de muros que se conservan. En la parte inferior se abren unas saeteras y en la superior ventanas modernas. A la torre se adosa una edificación baja de planta rectangular con tres robustos contrafuertes dispuestos los de las esquinas en diagonal. El muro norte conserva rejas del s. XVI. La torre perteneció al conde de Altamira (Ref. C. M. N., M. de Estella).