Montaña

Iñurrategi Iriarte, Alberto y Félix

  • Makalu (8.463 m). Espolón Kukuczka (30-9-91).
  • Everest (8.848 m). Por ruta normal sin oxígeno (25-9-92).
  • K2 (8.611 m). Vía Cessen (24-6-94).
  • Cho-Oyu (8.201 m). Normal (11-9-95).
  • Lhotse (8.516 m). Normal (27-9-95).
  • Kangchenjunga (8.586 m). Norte (6-5-96).
  • Shisha Pangma (8.027 m). Suroeste (11-10-96).
  • Broad Peak (8.047 m). Normal (13-7-97).
  • Dhaulagiri (8.172 m). Normal (22-5-98).
  • Nanga Parbat (8.125 m). Normal (29-7-99).
  • Manaslu (8.163 m). Normal (25-4-00).
  • Gasherbrum II (8.035 m). Normal (28-7-00). Félix muere al despeñarse en el descenso.
  • Gasherbrum I (8.068). Normal (8-8-01).
  • Annapurna (8.091 m). Arista Este (16-5-02).

Repasemos la carrera himalayista del vencedor más joven de los techos mundiales, Alberto Iñurrategi, que comenzó en el Makalu 1991 y culminó en la arista este del Annapurna. (23-05-2002). Con ello ha cerrado un ciclo como alpinista y persona.

En 1991, el Makalu. Fue la primera experiencia en las cotas extremas del Himalaya. Su currículum en altitud de los Iñurrategi se limitaba al Pumori (montaña de tan malos recuerdos para el montañismo vasco). Con el tiempo reconocieron que fue un error; los dos hermanos regresaron con algunas congelaciones. Félix, con 23 años, Alberto, que aún no había cumplido los 22 años, y el veterano Felipe Uriarte, escogieron la variante del espolón Kukuczka, una vía más recta que la vía normal que está a su lado.

En 1992, partieron hacia el Everest con el planteamiento de escalarlo sin oxígeno. Fue el logro que hizo ensanchar de forma insospechada los límites de sus posibilidades y de su crédito deportivo. Alberto, entonces con 23 años, era el alpinista más joven en la cima del mundo sin oxígeno.

En 1994, al K2. La Montaña de las montañas les costó dos intentos. 1993 fue el primer año sin cumbre, ya que el Chogori les cerró las puertas por su arista norte a base de temporales. Llegaron a 8.100 metros. La estabilidad del tiempo y la grandeza de la segunda montaña del planeta se unieron para que aquel día de San Juan los dos hermanos pudieran compartir la fiesta en la cumbre con Kike de Pablo, Juanito Oiarzabal y Juan Tomás Gutiérrez. Llevaron la vía Cesen (espolón Sur-sureste) por primera hasta la cumbre.

Para Oiarzabal fue la expedición perfecta, aunque también tuvo momentos difíciles, sobre todo para Félix (vómitos continuos). La alegría de esta conquista del K2 duró poco, sólo un mes más tarde le costó la vida a Atxo y graves congelaciones a Juanjo.

En 1995, el Cho-Oyu y el Lhotse fue su primer doblete en una expedición. Con la aclimatación del Cho Oyu, los dos hermanos superaban en un ascenso ligero de una jornada su segunda cumbre de ocho mil metros en el espacio de 16 días.

En otoño del 95 los Iñurrategi firmaron su primer doblete, y tumbaron de paso los cinco grandes. En apenas dos semanas coronaron Cho Oyu (9/9) y Lhotse (27/9) de manera muy similar: en estilo alpino y de forma rápida.

En 1996, al Kangchenjunga y al Shisha Pangma. Nuevo año y nuevo doblete. Alberto y Félix sabían que el ascenso al Kangchenjunga, en primavera, por su vertiente Norte, siguiendo la vía británica, era un reto de envergadura y así resultó. Tras alcanzar la cima, Juanito Oiarzabal sufrió un desfallecimiento, lo que hizo que se dilatase el descenso. El alavés no se ha cansado de repetir desde entonces que los "Iñurra" le salvaron la vida, aunque estos le restasen importancia al asunto.

Pero en otoño la mala suerte los golpeó de lleno, a todos. Una avalancha los barrió de la pared mientras se aclimataban en el cercano Ice Tooth para la británica de la cara Suroeste del Shisha, ello obligo al alavés a una evacuación de urgencia mientras Zuluaga "Zulu" quedaba atrapado bajo la nieve. Tras el accidente Alberto, Félix y Josu Bereciartua conseguían la cima, la primera vasca al Shisha, y además, el mejor horario de la ruta británica, reduciendo a uno los dos vivacs que suelen realizarse en ella. "Fue el mejor homenaje posible para Zulu", dijo Oiarzabal.

En 1997, al Broad Peak. Por primera vez, los dos hermanos se plantearon abrir una nueva ruta, lo que sería un intento fallido. Se propusieron una meta bastante ambiciosa, abrir vía en estilo alpino por la virgen arista Sur del Broad, pero el mal tiempo reinante les obligó a abrir huella sobre nieve que cubría por encima de las rodillas. Se retiraron a 7.300 metros tras pelear con el itinerario lo abandonan para ascender a la cumbre siguiendo la ruta normal.

En 1998, el Dhaulagiri. Comenzaron el año filmando para Al filo de lo Imposible de T.V.E., un intento invernal al Manaslu, y se quedaron a 7.400 metros junto a Josu Bereciartua. En primavera volvieron a encontrarse con el de Azpeitia y otros alpinistas vascos en la base del Dhaulagiri, aunque cada uno llegó por su lado. Los Iñurrategi de nuevo con Al filo y Jon Lazkano, Juanjo San Sebastián y José Carlos Tamayo. Bereciartúa buscaba la cima con Juanito y Juan Vallejo.

Fue un año duro por diversas circunstancias; unos y otros decidieron retirarse, salvo Juanito y los Iñurrategi. La Montaña Blanca fue su tercer ochomil juntos. Emprenden juntos la ruta original austríaca y consiguen, en la última oportunidad, alcanzar la cumbre que había inaugurado las experiencias vascas en ochomiles en 1979.

En 1999, al Nanga Parbat. Ascienden a la cima por la ruta Kinshofer con José Carlos Tamayo. Después de cruzar Irán y escalar la Torre Sin Nombre, Félix y Alberto arribaron al pie del Nanga Parbat. Tuvieron que realizar el rescate de un montañero colombiano y apurando hasta sus posibilidades los tres consiguieron alcanzar la cima. Coronaron el Nanga por su ruta más ascendida, que recorre el conocido Muro Kinshofer (Vertiente Diamir). Lo hicieron en estilo alpino desde el campo 2 (6.000 m), montando una pequeña tienda a 7.300 m, y disfrutando de una despejada cima al día siguiente.

En 2000, al Manaslu y al Gasherbrum II. Los dos hermanos habían realizado un intento invernal previo al Manaslu, que no tuvo éxito y volvieron a ella al año siguiente. Lo hicieron por la ruta normal (vertiente noreste) tras un mes en la montaña, dentro de su proyecto Iñurrategui 2000, que buscaba los cuatro ochomiles restantes de sus Catorce en un año: Manaslu, Annapurna y los dos Gasherbrum.

Hecho el primero se desplazaron en helicóptero hacia el segundo, pero la montaña estaba imposible por su cara Norte. Y en verano aterrizaron en el campo base de los Gasherbrum. Sucesivos intentos infructuosos al G1 por el mal tiempo y la gran acumulación de nieve les llevan a cambiar de objetivo: el Gasherbrum-2. Con los plazos muy ajustados, Félix y Alberto lograron coronar la cumbre del Gasherbrum II con la rapidez y limpieza habituales en su estilo y nada hacia presagiar el drama que iba a desencadenarse en el descenso. Un anclaje defectuoso provocó la caída de Félix al glaciar, cuando se encontraban a poca distancia del campo I. Para Alberto y Félix el G2 era su último ochomil juntos. Los dos hermanos habían completado hasta ese momento doce ochomiles juntos, circunstancia sin precedentes en la historia del Himalaya.

Dos años mas tarde, Juanito Oiarzabal estando en expedición al Makalu, cuando Alberto consigue la cumbre del Annapurna y culmina la ruta de los catorce ochomiles que inició con Félix, expresó lo siguiente:

"En este momento de plenitud de Alberto, y también de cansancio extremo, nosotros, y seguro que también él, nos hemos acordado de su hermano Félix. Nos gustaría comentarles un episodio que define a un hombre como Félix. En el Monte Cook un alud estuvo a punto de acabar con los cinco que estábamos escalando. En esos momentos críticos en los que seguían cayendo cascotes de hielo de la parte superior y con dos compañeros sepultados por la nieve, Félix tuvo un comportamiento que ennoblece al género humano, que nos hace sentirnos orgullosos de pertenecer a la misma especie. Su supervivencia era menos importante que la vida de sus compañeros. Pocos años después tuvimos la desgracia de vivir su accidente mortal de primera mano pues nos encontrábamos en el campo base del Chogolisa, reconstruyendo la escalada del Duque de los Abruzzos, muy cercano al que se encontraban Félix y Alberto. De hecho, habíamos compartido comida y charla sólo unos pocos días antes. Cuando nos enteramos lloramos como niños y abandonamos la expedición. Félix era un enorme alpinista cuyo talento y valor apenas es capaz de reflejar su historial, de lo más noble y arriesgado que hoy representa la aventura".

En 2001, tras un paréntesis, Alberto vuelve a las montañas e intenta otra vez el Gasenbrum I.

Tras el necesario periodo de reflexión y recuperación, realiza un periodo de "aclimatación" escalando en Mail, Chamonix y Jordania junto a buenos amigos. Retomaba su proyecto de los Catorce; Jon Lazkano estaría con él, y Jon Beloki sería su nuevo compañero de cordada. En un escenario que trae fuertes recuerdos al atxabaltarra coronan la cima del Hidden Peak, con la misma mentalidad y estrategia que siempre: fuerte desnivel para el último día, el menor tiempo en altura posible y descenso cuanto antes.

En 2002, al Annapurna. En compañía del francés Jean Christophe Lafaille, ascendieron por la arista este de la montaña, una vía de alto compromiso técnico, extremadamente larga y, muy peligrosa que sólo se había utilizado antes en una ocasión, hacía 17 años, por una expedición suiza en 1984. Superaron los siete kilómetros de desarrollo de la arista este, con altitudes mantenidas casi siempre por encima de los 7.600 metros. De esta forma, Alberto Iñurrategi completó la ascensión a los 14 ochomiles al hollar la cumbre del Annapurna. Se convirtió en el décimo alpinista de la historia, el más joven en lograrlo, y el segundo vasco después de Juanito Oiarzabal, que asciende las 14 montañas más altas del mundo, las únicas que tienen más de 8.000 metros de altitud, todas ellas en la cordillera del Himalaya. Se cumplía así algo más que un sueño, un acontecimiento que pasará a la historia del montañismo vasco. Un total de 14 de las que 12 las realizó con su hermano Félix.

El líder de la expedición del programa Oinak Izarretan de E.T.B., consiguió llegar a la cima en compañía de quien está considerado uno de los mejores montañeros del mundo, el francés Jean Christophe Lafaille. "Esta es mi ascensión más dura", dijo. La frase, si sale de la boca de Lafaille, tiene un significado muy especial, un alpinista acostumbrado a lo extremo en la montaña, y que había intentado ascender el Annapurna por la cara sur tres veces. Aunque quisieron ascender juntos, ni Jon Beloki, ni Jon Lazkano (tampoco Ed Viesturs o Vieika Gustaffson) pudieron seguir a estos dos meteoros del himalayismo cuando la arista este enseñó los dientes, afilados y amenazantes. Todos se dieron la vuelta, menos Iñurrategi y Lafaille, pese al precio (que conocían de antemano) de pasar tres noches más allá de los 7.000 metros, vivaqueando en precario sin más protección que una endeble tienda en el mismo filo de una arista colgada hacia infinito.

El 16 de mayo de 2002, a las diez menos diez de la mañana en Nepal, 6:05 horas en Euskal Herria, sin previo aviso, se pudo escuchar en el " talkie" del campo base: "Tontorra, tontorra!" (¡Cumbre, cumbre!) Alberto Iñurrategi alcanzaba la cima del Annapurna en compañía de Lafaille.

Alberto completó los catorce ochomiles el mismo día en que la tolosarra Edurne Pasaban coronaba el Makalu con Pauner, una de las montañas más complicadas del planeta.