Municipios

Bilbao. Demografía en los siglos XIX y XX

No cabe duda que el año 1975 es un año clave dentro de la historia de España (Díez-Gijón et al., 1998). Lo es por varias razones. En primer lugar la transición política permitió la instalación de un régimen democrático por primera vez en España, en línea con el resto de Europa, así como a una nueva organización del estado que permitió el surgimiento de las comunidades autónomas. Este año también fue clave porque se inauguró una época de recesión económica en los países occidentales auspiciada por la crisis del petróleo del 73 ocasionando procesos de adecuación y de reconversión industrial en el sistema capitalista de mercado vigente. Paralelamente, estos cambios nos permiten hablar de nuevos comportamientos sociales presididos a grandes rasgos por la acentuación del individuo, la ruptura de las tradiciones y la secularización de la sociedad entre otros.

En Bilbao, la crisis económica coyuntural de los años setenta se vivió de forma especialmente dramática ya que coincidió con otra crisis estructural (Reig, dir., 1997). El ciclo minero-siderúrgico que propició su gran desarrollo económico durante más de cien años ha de darse por agotado. El gran Bilbao vio con asombro y sufrió de forma particular el cierre de empresas mineras, sidero-metalúrgicas y navieras emblemáticas de su historia. En definitiva, la población sufrió una reconversión industrial para la que las autoridades no tenían recambio de forma inmediata.

Tabla 31: Estructura de la población activa en Bilbao, 1981-1996 (%)
Fuente: Censos de población: IEV
198119911996
Agricultura50,580,32
Industria36,319,6521,94
Construcción5,98,966,14
Servicios57,570,8171,6

Desde el punto de vista económico se optó por reconducir el crecimiento económico hacia el apoyo de las nuevas tecnologías y la terciariación de la economía. Así se muestra en la tabla 31 en donde la acentuación de la dedicación al sector de los servicios por parte de la población activa responde en el año 1996 a más de un tercio de los bilbaínos, mientras decae de forma significativa la dedicación a la actividad industrial tradicional. En el caso de Bilbao, estos cambios han significado volcar la ciudad hacia la producción de servicios, algo que desde luego no era nuevo en su historia, pero que se apoya esta vez en la producción de servicios culturales. Ahí está el lavado de cara producido en la ciudad y la construcción de edificios emblemáticos para el mundo como el Guggenheim y el Euskalduna, por no hablar del metro de Foster, que han hecho de Bilbao un icono que se puede vender y han llenado nuestras calles de turistas extranjeros que preguntan como ir a tal o cual sitio para asombro de los bilbaínos. Desde el punto de vista demográfico esta época se define por la segunda transición demográfica con características nuevas que iremos desentrañando a lo largo de este apartado.

Tabla 32: Total de población, crecimiento y sus componentes. Bilbao, 1975-1996
Fuente: Censos y padrones de población, Movimiento Natural de la Población: INE; IEV
Total PoblaciónCrec. Real (r)Crec. NaturalSaldo migratorio
1975-1981433.115
1986433.0301022.76322.848
1981-198681.5262,55.54857.052
1991369.8390,621.22310.464
1986-1991358.8750,64.7916.173
1996353.9430,285.295363

Estos cambios económicos tienen su traducción en la evolución de los sucesos demográficos. La tabla 32 presenta los resultados durante los últimos veinticinco años y hay que decir que es la primera vez en la historia de Bilbao que nos encontramos con datos parecidos, es decir, todos negativos. Desde 1975 la población de la villa ha perdido unos cien mil habitantes. Comenzó el período con un crecimiento cero para no recuperarse hasta la fecha, siendo el peor dato de todos el exhibido en el quinquenio 1981-86. Esta despoblación vivida en la ciudad se debe básicamente, como se ve en las dos últimas columnas, a un crecimiento natural negativo combinado con un alarmante éxodo de población. El gráfico 5 en donde se representan los saldos migratorios de forma anual desde 1988 a 1999 muestra con evidencia el aumento continuado de salida de población durante esta década. A partir de 1991 se inicia un período de pérdida de población que tocará su techo en 1995 registrando el punto máximo de salida, mostrando su consonancia con las dificultades económicas de este quinquenio. En cualquier caso, se puede ser optimista con el futuro ya que el último dato de saldo migratorio (1996-2001) es positivo gracias sobre todo a la inmigración extranjera que aparece por primera vez en Bilbao en los albores del siglo XXI.

1940-1975

Gráfico 5: Saldos migratorios anuales en Bilbao,1988-1999. Fuente: Boletín de estadísticas migratorias: EUSTAT

Tabla 33: Número de habitantes por Km2 en Bilbao de 1975 a 2001
Fuente: Censos y padrones de población: IEV
Densidad de población
19753.958,64
19813.957,86
19918.954,94
20018.570,05

Esta pérdida de población registrada en Bilbao en estos años se debe interpretar teniendo en cuenta dos aspectos. Por una parte, en 1983 se produce la última desanexión de territorio municipal que ha vivido la ciudad hasta la fecha. A partir de este momento Bilbao pierde los municipios incorporados en 1966. En la tabla 33 se ve claramente este efecto ya que a partir de esta fecha la ciudad se ve más presionada demográficamente que nunca sufriendo un máximo histórico de ocho mil quinientos habitantes por Km2. Por otra parte, esta pérdida de población urbana también hay que entenderla en términos de los cambios en los modos de vida que se viene produciendo en la sociedad actual. Efectivamente, vivir en la ciudad, aparte de carísimo, no es lo más deseado por la población que prefiere viviendas alejadas y en contacto con la naturaleza, en medios residenciales más tranquilos y en casas unifamiliares o adosadas con mas espacio disponible por cada inmueble. Así, en la última década se ha visto cómo zonas aledañas a Bilbao han experimentado un crecimiento demográfico sin precedentes que se han conformado como zonas residenciales (margen derecha de la Ría, Getxo, y margen izquierda siguiendo el litoral hasta Castro Urdiales) que han acogido el potencial crecimiento demográfico urbano bilbaino. En consecuencia, se ha de interpretar esta pérdida de población urbana no como un desastre demográfico sino como una manifestación de nuevos estilos de vida de la población.

Esta etapa en la que todavía estamos inmersos se inaugura con crecimiento negativo tanto real como natural que tiene como consecuencia inmediata una configuración de estructura de la población bilbaína extremadamente novedosa.

2000

Figura 4: Pirámide de población de Bilbao en 2000. Fuente: Padrón de población: EUSTAT

La figura 4 nos muestra la última pirámide de población disponible en la que se aprecia la drástica disminución de la base que tiene una longitud muy parecida a la representada por los grupos de más edad. En definitiva, se trata de una pirámide que ha perdido su forma de tal a cambio de una morfología más parecida a la romboidal. Este aspecto de la pirámide bilbaína está en consonancia con lo que está ocurriendo demográficamente en todo el mundo desarrollado y que se está caracterizando por un envejecimiento progresivo e irreversible de la sociedad.

Tabla 34: Estructura de la población por edad en Bilbao, 1981-2000 (%)
Fuente: Censos y Padrones de población: Instituto Estadístico Vasco
19811986199119962000
0-1425,3921,1615,1812,4710,91
15-64461,8566,6670,6170,3168,86
>6511,2813,6613,8616,7220,23

Este fenómeno se aprecia claramente en la tabla 34 en donde se muestra que el grupo de edad juvenil ha disminuido más de la mitad en veinte años y por el contrario, el grupo mayor de 65 años se ha doblado en este mismo período. La acentuación de este fenómeno la podemos encontrar a partir de la última década del siglo (1991). Todas las previsiones apuntan a que esta tendencia en la estructura va a acentuarse y a continuar, provocando gran preocupación social ya que una menor presencia de población en edad madura en el futuro puede poner en peligro el sistema de previsión social y el estado de bienestar precisamente al grupo de más edad que es el que necesita mayores recursos. Solamente con políticas serias y contundentes de apoyo a la natalidad o bien con la aceptación de inmigrantes en edad joven podría detenerse la actual evaluación prevista.

Tabla 35: Origen de la población por Comunidades Autónomas en Bilbao, 1986 y 1991(%)
Fuente: Censos de población: Instituto Estadístico Vasco
19861991
Andalucía1,851,71
Aragón0,530,48
Asturias0,560,52
Baleares0,030,03
Canarias0,060,06
Cantabria3,223,01
Castilla-León15,815,07
Castilla-Mancha0,790,71
Cataluña0,360,34
Com. Valenciana0,190,17
Extremadura2,332,25
Galicia3,683,52
Madrid0,760,74
Murcia0,070,06
Navarra0,960,93
C. A. Vasca66,1667,71
La Rioja1,431,35
Ceuta-Melilla0,070,06
Extranjero1,151,29

Por el momento, no parece que la llegada de nuevos inmigrantes vaya a ser la solución a corto plazo de este progresivo envejecimiento de la población. En la tabla 35 se aprecian los efectos del parón de flujos migratorios de llegada en la población bilbaína. La configuración de la población por lugar de nacimiento se mantiene casi intacta a como la habíamos visto a principios de siglo y que tenía su origen en la gran oferta de trabajo lanzada por la primera industrialización.

Tabla 36: Tipo de origen de la población residente en Bilbao, 1991-2000 (%)
Fuente: Censos y padrones de población: Instituto Estadístico Vasco
199119962000
En la misma Comunidad Autónoma68,5969,8970,78
En la misma provincia23,6625,3925,02
En el mismo municipio49,2449,1749,81
En distinto municipio de la misma provincia24,5526,2225,83
En distinta provincia de la C.A.3,613,163,12
En distinta C.A.31,4130,1129,22
Nacidos en el Extranjero1,291,522,07

Especialmente a partir de 1991 es en donde podemos apreciar los efectos de los flujos migratorios negativos. En la tabla 36 se observa que la población nacida en Bilbao se mantiene invariable en casi un cincuenta por ciento. Las ligeras variaciones en los últimos diez años hay que adivinarlas, p or una parte, en un ligero aumento de los movimientos migratorios internos dentro de la C.A.V. que propician que más nacidos en suelo vasco se encuentren viviendo en la capital vizcaína. Y por otra parte, en un ligero aumento también de la presencia de extranjeros en Bilbao procedentes del norte de Africa, Africa sub-sahariana y Latinoamérica, si bien su número no puede ser considerado todavía de gran impacto demográfico estando lejos de las cifras registradas en otras ciudades españolas.

El último cuarto del siglo XX ha sido denominado por los especialistas como la "segunda transición demográfica" caracterizado por ser un sistema demográfico de tasas de bajísima intensidad en todas las variables demográficas y la ruptura definitiva de las formas socio-demográficas tradicionales como pueden ser la institución familiar y matrimonial (Lesthaeghe: 1983; 1994). En el caso del País Vasco y, como veremos también para la villa de Bilbao, este sistema demográfico se ha adoptado de forma muy rápida e intensa con respecto al continente europeo. Por primera vez en la historia no llegamos tarde a ningún proceso. Sin embargo, se dan las suficientes diferencias con respecto a lo que ocurre en el centro y norte de Europa como para que el caso vasco ya haya sido definido como especial en términos de "ausencias o de mínimos" (Arregui y Larrañaga, 2001: 42-44). Es decir, se producen todos los síntomas e indicadores de cambio pero no con la suficiente intensidad como para equiparlos completamente al modelo creado en el resto del mundo occidental. Iremos desgranando en las próximas líneas a qué nos estamos refiriendo.

1975-2000

Gráfico 6: Evolución de las tasas vitales de Natalidad, Mortalidad y Nupcialidad en Bilbao, 1975-2000. Fuente: Movimiento natural de la población: EUSTAT

Tabla 37: Tasas Brutas de Natalidad, Mortalidad y Nupcialidad. Medias quinquenales 1975-2001
Fuente: Movimiento natural de la población: Instituto Estadístico Vasco
TB NatalidadTB MortalidadTB Nupcialidad
1975-198016,027,846,04
1980-198511,388,395,66
1985-19908,178,374,63
1990-19957,179,214,64
1995-20017,239,774,23

Los primeros signos de un cambio en la sociedad bilbaína los podemos encontrar en la evolución de las tasas vitales que encontramos reflejados en el gráfico 6 y en la tabla 37. El gráfico nos muestra el abrupto descenso de la natalidad a lo largo de estos años, de manera muy particular en la década inmediata a la transición política. En términos numéricos el número de nacimientos se reduce un cincuenta por ciento durante estos veinticinco años. Si nos fijamos en el gráfico la curva de la natalidad se encuentra por debajo de la de mortalidad a partir de 1986. Este es un hecho nuevo que nunca antes se había producido y que está en el origen del crecimiento natural negativo que describíamos anteriormente.

La tasa bruta de nupcialidad no es un indicador muy depurado y en general en todas las épocas se mantiene bastante estable a largo plazo. Si nos fijamos ahora en él se puede apreciar su descenso significativo de dos puntos en un período muy corto de tiempo. Desde luego, una vez más la clave del menor número de nacimientos se encuentra en la sistema nupcial que está imperando en sociedad post-industrial y post-moderna.

Tabla 38: Indice Sintético de Nupcialidad y Edad media al matrimonio en Bilbao, 1975-1996
Fuente: Censos de población y Movimiento natural de la población: Instituto Estadístico Vasco
ISN (%)Edad media al matrimonio
VaronesMujeresVaronesMujeres
1975113,3297,7126,8924,49
198177,1869,5726,6224,58
198654,7454,8627,9625,93
199161,2462,2929,5927,71
199655,5757,0330,8729,02

Indicadores de nupcialidad más refinados del sistema matrimonial están expresados en la tabla 38 en donde se ve con nitidez que tanto hombres como mujeres han reducido el recurso al matrimonio en un cincuenta por ciento, de forma paulatina pero sin retorno. Esto quiere decir que la otra mitad permanece soltera y esta situación no es indeseable desde el punto de vista social. Este recelo con respecto al cambio de estado civil se combina con un considerable aumento en la edad del matrimonio para los que se deciden a hacerlo subiendo la media entre cuatro y cinco años hasta 1996.

Esta es una de las características de este sistema demográfico: la más baja intensidad nupcial nunca conocida y el retraso en la edad de contraer primeras nupcias. En realidad estas cifras no hacen sino enmascarar los auténticos cambios sociales de fondo que se están produciendo. Lo que ocurre es que éstos son los indicadores tradicionales que los investigadores siempre hemos manejado y que ahora resultan insuficientes para medir la realidad. Es cierto que la soltería, indicativo de una intensificación del individualismo como característica social, ya no es una situación dramática como antes, sino deseada por muchas personas. Este es un cambio. Pero el gran cambio se está produciendo en lo que podemos calificar como la crisis de la institución matrimonial tradicional.

Tabla 39: Nacimientos según el estado civil legal de la madre. Medias quinquenales 1975-2000 (%)
Fuente: Movimiento Natural de la Población; Estadística de nacimientos: Instituto Estadístico Vasco
CasadaNo Casada
1975-198096,493,51
1980-198594,075,93
1985-199092,037,97
1990-199589,2110,79
1995-200085,414,6

Como muestra evidente presentamos los datos de la tabla 39 en donde se observa que el aumento de los nacimientos fuera del matrimonio se ha consolidado en el último cuarto del siglo XX. En 1975 la mujer no casada que tenía hijos era tan solo una excepción. En el año 2000 la cifra ya había alcanzado el 20 por ciento y ya no causa escándalo social sino una tolerancia bastante amplia.

En definitiva, el proceso de laicización social está produciendo primero la preferencia del rito matrimonial hacia la ceremonia civil. Y progresivamente hacia la elección de formar pareja pero no institucionalizarla de ningún modo. Si a esto le añadimos la generalización del divorcio legalmente existente en España desde 1981 ya tenemos la caracterización completa de los profundos cambios operados en nuestra nueva sociedad post-moderna.

Este sistema continuado de baja nupcialidad no puede sino tener como resultado una fecundidad en caída libre. Las cifras representadas en la tabla 40 no pueden dejar indiferente a nadie a pesar de que constituyen nuestra realidad cotidiana.

Tabla 40: Indice Sintético de Fecundidad y Edad media a la maternidad en Bilbao, 1975-1996
Fuente: Censos de población y Movimiento natural de la población: IEV
ISFEdad media a la maternidad
19752,5128,3
19811,7828,19
19861,1528,7
19910,9630,09
19960,8431,35

El número de hijos por mujer (ISF) que en 1975 era algo superior al nivel de reemplazo, es decir una pareja = dos hijos, que aseguran el mantenimiento de una población, termina arrojando un valor menor de un hijo en 1996. Esto significa que en Bilbao se registra a finales de siglo el índice de fecundidad más bajo del mundo. Este valor tan alarmante tiene su complemento en un cambio de calendario de la fecundidad de las mujeres. Como se observa en la tabla 40 la edad media a la maternidad ha aumentado en tres años gracias a que el momento de máxima fecundidad de las mujeres se encuentra situada actualmente en el grupo de edad de 30 a 35 años, hecho hasta ahora completamente desconocido en la historia demográfica. Este cambio en el calendario e intensidad de la fecundidad hubiera sido imposible de alcanzar sino fuera por que en la actualidad se disponen de medios anticonceptivos realmente eficaces que permiten situar la concepción en el momento deseado por las mujeres.

En este momento es cuando podemos comprender la definición del modelo vasco de "segunda transición" como de mínimos y de ausencias. Lo cierto es que los cambios sociales producidos en el seno de Bilbao se encuentran de forma similar que en el resto de las sociedades europeas. Pero hasta el momento no con la suficiente claridad. Esta situación más bien parece un estadio mixto y de transición entre modelos demográficos (Arregi y Larrañaga: 2001). Es decir, se producen las bajas tasas vitales pero siguen sin encontrarse datos altos en la cohabitación en los censos; no se encuentran comportamientos de fecundidad iguales en las parejas casadas con respecto a las no casadas; o no aparece una excesiva incidencia del divorcio y formación de una o más parejas a lo largo de la vida de una persona.

Dicho en otras palabras, encontramos la "ausencia del modelo completo", pero sobre todo, el hecho que no tiene paralelismo es la inusitada baja fecundidad vasca y bilbaína en particular. Es cierto que durante la segunda transición demográfica europea se produce un descenso del valor ISF durante la década de los ochenta pero en este momento todos los países europeos se encuentran en valores moderados de fecundidad alrededor del nivel de reemplazo.

La explicación de este comportamiento nupcial y de fecundidad que se resiste al cambio no resulta fácil en estos momentos ante la inmediatez de los acontecimientos y la todavía ausencia de investigación sobre este punto. La clave parece encontrarse en la situación de las mujeres. Su tasa de actividad laboral va en aumento pero no mejora su precariedad, bajos salarios y la falta de flexibilidad de los horarios laborales que puedan ser compatibles con la familia; existe una ausencia total de políticas estatales, regionales o locales que apoyen la maternidad de manera contundente y que ésta no implique la pérdida del puesto de trabajo de la mujer; y finalmente, los precios de la vivienda se han puesto tan imposibles en la última década que el esfuerzo económico que tienen que hacer las nuevas parejas para financiar su primera vivienda implica un handicap que consume los recursos que podrían destinarse para hacer frente a la crianza de sus futuros hijos.

El sistema demográfico de la segunda transición demográfica se caracteriza por un sorprendente crecimiento natural de la población de signo negativo. La baja intensidad de las tasas de natalidad-nupcialidad-fecundidad llevan aparejadas también unas bajas tasas de mortalidad en todos los grupos de edad.

Tabla 41: Esperanza de vida al nacimiento (Eo) en Bilbao1981-1996
Fuente: Censos de población; Movimiento natural de la población: Instituto Estadístico Vasco
VaronesMujeresTotal
198168,779,7773,9
198673,8485,1279,45
199173,0285,9879,34
199674,7188,9180,57

En consecuencia, como se observa en la tabla 41 la expectativa de vida media de la población ha experimentado un aumento sin precedentes. Desde 1981 y hasta 1996 este indicador ha aumentado en siete años, representado para los bilbaínos un valor de algo más de 80 años. Se puede decir sin paliativos en lo que respecta a este indicador -el que mejor sintetiza las condiciones de vida de una población-, la situación de Bilbao es una de las mejores del mundo, siendo incluso más alta que la que presentan algunos países europeos.

Hay que hacer notar que este aumento de la esperanza de vida de los bilbaínos fue más espectacular en los primeros años de la transición política, es decir entre 1981 y 1986 (seis años de ganancia) mientras que a finales de siglo la tendencia continuará al alza pero sin gran espectacularidad. Estos años no coinciden precisamente con un período de bonanza en el micro-ciclo económico por lo que no es posible pensar que ésta sea la causa directa de este comportamiento alcista de la Eo.

Tabla 42: Cocientes de mortalidad de niños menores de 0 años por cada mil nacidos Bilbao, 1975-1999 (medias quinquenales)
Fuente: Movimiento natural de la población; Estadística de defunciones: IEV
qo
1975-198020,51
1980-198513,83
1985-199011,17
1990-19959,02
1995-19996,86

Sí parece coincidir, sin embargo, con nuevas reducciones de la mortalidad de los niños menores de un año. Como se puede ver en la tabla 42 en la década de los 80 se produjo un sustancial descenso del impacto de la muerte en los niños de pocos meses de vida. Los cocientes de mortalidad han disminuido una tercera parte (de un 20,51. a un 6,86 .) en veinticinco años. La dirección interpretativa de los investigadores gira en torno a dos planteamientos complementarios. Por un lado, los avances médico-sanitarios que se han producido en los últimos años alrededor de las tres fases del alumbramiento (embarazo, parto y post-parto), desde medidas de prevención hasta medios hospitalarios (incubadoras) y nuevos medicamentos. Y por otro lado, se está produciendo toda una conciencia social de apoyo y lucha por la vida de todos y cada uno de los niños, teniendo en cuenta la situación de una fecundidad cada vez más escasa que convierte a un nuevo niño en un ser "precioso" no solo para sus progenitores sino también para toda la sociedad en general.

Tabla 43: Esperanza de vida a los 65 años (E65) en Bilbao, 1975-1996
Fuente: Censos de población; Movimiento natural de la población: Instituto Estadístico Vasco
VaronesMujeresTotal
197513,117,8415,63
198113,4620,0416,93
198617,1624,6521,3
199116,5225,2321,16
199617,4528,2622,91

A pesar de que resulta innegable la responsabilidad de la mortalidad infantil en el aumento de la esperanza de vida, hay que decir que en este modelo demográfico actual se introduce un nuevo factor de intervención desconocido hasta ahora como es el "alargamiento de la vida adulta". Como está representado en la tabla 43 la expectativa de vida de las personas mayores de 65 años es el avance más espectacular que ningún sistema demográfico se ha encontrado hasta ahora. Los bilbaínos mayores de esta edad en 1975 podían esperar vivir como media unos quince años; veinte años más tarde esta expectativa había aumentado a casi veintitrés. Estas cifras resultan todavía más espectaculares si enfocamos sobre los datos de las mujeres. Es cierto que siempre, por cuestiones genéticas para las que no existe explicación en estos momentos, la esperanza de vida de las mujeres ha sido superior a la de los hombres. Pero en los últimos veinte años la expectativa de vida de las mujeres ha aumentado en más de diez años frente a los cuatro años que han ganado los varones. Es bien cierto que esta tendencia en cuanto a las mujeres se espera que se detenga o se equipare al de los varones debido a modelos de vida cada vez más parecido entre unos y otros, si bien por el momento no se ha reflejado en los datos estadísticos.

Tabla 44: Defunciones por causa de muerte en Bilbao, 1981-2000 (%)
Fuente: Movimiento Natural de la Población; Estadística de Defunciones: Instituto Estadístico Vasco
s.d.: Sin dato disponible
198119912000
Enf. Infecciosas1,280,82s.d.
Tumores22,527,8629,75
Apto. Circulatorio38,936,134,45
Apto. Respiratorio11,699,1310,51
Apto. Digestivo7,065,865,38
Accidentes6,834,953,69
Resto Enfermedades11,7415,2716,23

Por último, para terminar de definir los principales aspectos de la mortalidad de este sistema demográfico del último cuarto de siglo en Bilbao, nos referiremos al patrón epidemiológico imperante. En la tabla 44 aparecen los porcentajes de las muertes de toda la población agrupadas por grandes agregados de causas de defunción. El primer comentario que podemos hacer es que el gran caballo de batalla de la primera transición de la mortalidad -las enfermedades de etiología infecciosa-, han desaparecido como responsables de la muerte entre la población gracias a toda la batería de antibióticos disponibles en la actualidad. Como ya habíamos comprobado en la etapa franquista las enfermedades degenerativas como las cardiovasculares o el cáncer suponían entonces y ahora el problema sanitario más evidente. Sin embargo, en esta etapa se puede observar que a pesar de que estas afecciones son las más comunes, en las décadas ochenta y noventa van perdiendo peso en la causa de la muerte. Lo más llamativo es la mejora leve pero evidente de las enfermedades relacionadas con el corazón. Por los datos arrojados en esta tabla 44 parece que a finales del siglo veinte se estaba consiguiendo vencer a los grandes males sanitarios como el cáncer y los ataques de corazón, que eran sinónimo automático de muerte tan solo hace unos años.

Sin duda, la clave de este cambio de tendencia en el patrón epidemiológico bilbaíno ha de encontrarse en los grandes avances realizados en la medicina de investigación como en la cirugía, la genética, nuevas sustancias y medicamentos curativos, así como por la concienciación de la sociedad de la importancia de disponer de unos medios hospitalarios y asistenciales de primera calidad que hacen sobre todo hincapié en la importancia de la prevención. Es decir, contraer una enfermedad es cada vez más un problema evitable que un pasaporte para la muerte. Para el siglo XXI el gran reto socio-sanitario será sobre todo el mantenimiento de la calidad de vida de las personas ancianas cada vez más mayores así como conseguir el límite de vida del cuerpo humano estimado en cien a ciento veinte años para la mayoría de la población.