Concepto

Basajaun

"En otro tiempo había en Esterenzubi, en la frontera con España, cuatro vaqueros, uno de los cuales era un muchacho. Cuando dormían en su cabaña, solía venir a calentarse al fuego Antxo, el señor salvaje (Basajauna). Y tras calentarse, comía de la comida de los vaqueros. Estos recibirán diariamente un pan y otras viandas, y todas las noches dejaban un pedazo, la parte de Ancho.

Una noche, viendo que no habían guardado la parte, el muchacho preguntó: -" ¿Dónde está la parte de Antxo?". -"Déjale tú la tuya si quieres!"- le respondieron los otros. El muchacho dejó su parte sobre la repisa habitual. El señor salvaje llegó como de costumbre. Después de calentarse, comió la parte del muchacho. Calentado y alimentado, partió llevándose consigo las ropas de los vaqueros, salvo las del muchacho. Esa noche nevó copiosamente. A la mañana siguiente, los vaqueros, no pudiendo encontrar sus ropas, dijeron al muchacho: - "Ve a buscar nuestras ropas". -"Yo?, No!". - "Ve, por favor!" - "¿Qué recompensa me daréis?". Tenían una mala novilla, y se la prometieron.

El muchacho partió, y llegando a la cisterna donde se encontraba el señor salvaje le gritó: -"Antxo, dame las ropas de mis compañeros." -"No te las daré" -"Dámelas, te lo ruego; me han enviado a buscarlas" -"¿Qué te dan por la molestia?" -"Una mala novilla" -"Tómalas pues, y toma también esta varita de avellano. Marca tu novilla y dale con ella ciento un golpes, el último más fuerte que los anteriores."

El muchacho hizo lo que Antxo le había dicho. Dio a su novilla los ciento un golpes, y tras un corto lapso de tiempo, la novilla le proporcionó un rebaño de ciento un hermosos animales.

En aquellos días los señores salvajes conversaban con los cristianos" (Cerquand, 1875-87) (Traducción adaptada del euskera).