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SORLADA

Presenta una planta rectangular orientada de N. a S., con una calle que sirve de eje, varios cantones transversales y otra calle más corta paralela a la del medio, con plazuelas y anchurones que le restan regularidad. Hay algún gran caserón de tejado a cuatro aguas y otras casas sólidas con dependencias contiguas. La casa n.º 4 de la c/ Oriente. del s. XVIII, consta de dos cuerpos y ático de grandes dimensiones, rematándose en rico alero tallado con ménsulas de finos follajes y volutas. En la fachada figura un aparatoso escudo rococó de piedra, encuadrado en marco mixtilíneo de volutas con motivos vegetales, grandes flores y una venera en el timbre. Sobre el dintel de la puerta se localiza un pequeño escudo con dos llaves cruzadas y panela central. En la c/ Mayor se localiza una casa del s. XVIII, de dos cuerpos y ático de sillería y alero de madera jalonado por ménsulas talladas. Exhibe un blasón neoclásico ovalado con guirnaldas de laurel colgantes y yelmo sobre banderas por timbre. En una bocacalle de la c/ Mayor se sitúa una casa del s. XVII con escudo rococó de finales del mismo siglo, con mascarón inferior y yelmo por timbre. El n.º 3 de la c/ Solana es una construcción barroca del s. XVIII muy original. Consta de dos cuerpos y ático de sillería y los vanos forman dos calles, desarrollando en altura el conjunto. La casa n.° 4 de la c/ Santa Cecilia posee un blasón de finales del s. XVIII con cabeza de querubín inferior y yelmo por timbre. El n.º 12 cuenta con dos cuerpos de sillarejo y ático de ladrillo recorrido por galería de arquillos de dobles medios puntos, hoy cegados. En las afueras de la población se observa una casa, fechada en 1763, de dos cuerpos y ático de sillería. En este último aparece un blasón rococó de alabastro, timbrado por yelmo, con banda en su campo y la leyenda: «Armas de los Asensios». Respecto al arte religioso, destacan: La Parroquia de Santa Cecilia es una obra del s. XVI a la que se añaden crucero y cabecera en el XVIII. Esta ampliación, junto con la sacristía fue realizada por José de Garay. Las cubiertas góticas de la nave contrastan con la media naranja sobre pechinas y el medio cañón con lunetas que se coloca en el resto del templo. En este recinto se decora con pinturas neoclásicas del s. XIX. El exterior de sillería, utiliza el ladrillo en la caja octogonal de la cúpula. Delante de la iglesia se extiende una amplia lonja con arcos de medio punto de sillar entre alerones de volutas que culminan en frontones triangulares. Del lado del Evangelio, una pila bautismal de tipología medieval y un retablo de traza y ornamentación rococó de Eusebio Abarca, que tiene su simétrico del lado de la Epístola, donde además se encuentra el de San Sebastián, de traza renacentista, atribuido como el retablo mayor a Pedro de Troas. Conserva la policromía original debida a Lucas de Salazar. De los mismos autores es el retablo mayor cuya traza sigue los modelos vignolescos de preminencia arquitectónica si bien prevalece lo decorativo en columnas y frisos. Relieves y bultos de gran volumen y masa completan y decoran las calles y el banco. Fue repintado en el s. XIX. Una sencilla sillería de tableros lisos con remates de rocallas de fines del s. XVIII recorre el coro. Destaca en el capítulo de orfebrería una cruz procesional de plata dorada y esquema gótico cubierta de una decoración plateresca. La Ermita del Calvario de la cofradía de la Santa Vera Cruz data del s. XVIII y ha sido recientemente reconstruida. Presidiendo el templo, un Crucificado de comienzos del XVII. En lo alto de un monte, la Ermita de Nuestra Señora de la Guarda tiene planta rectangular y cubierta plana. Posee un retablo rococó que alberga una imagen de candelero en la hornacina central. Fuera del casco urbano, situada también en un alto, se localiza la Basílica de San Gregorio Ostiense, obra extraordinaria del barroco navarro. Su origen debió ser medieval si bien su definitiva configuración se lleva a cabo entre los ss. XVII y XVIII. Hacia 1757 se añaden el crucero y el camarín, según traza de fray José de San Juan de la Cruz. La planta tiene nave de cuatro tramos y crucero trebolado con brazos y cabecera semicirculares que enmarcan una gran cúpula de tambor octogonal perforado por amplias ventanas. La luminosidad y espectacular decoración rococó que posee este espacio, lo convierte en el foco de atención del templo en contraste con el sobrio aspecto neoclásico del alzado de la nave y de sus cubiertas de bóveda de medio cañón separadas por dobles fajones casetonados con rosetas. La cubierta se decora con pintura al fresco. En los casquetes de los brazos del crucero y cabecera se adosan numerosos elementos arquitectónicos y apretadas composiciones de rocallas en las pechinas y en los casquetes de la cúpula. Una compleja iconografía de bultos y relieves, más la adecuada policromía a base de blancos y oros que imprimió Santiago Zuazo, completan el conjunto. Detrás del altar mayor se emplaza un sencillo camarín realizado para el culto de las reliquias. El exterior, de contornos que no manifiestan el movido trazado, de la planta, posee la portada más suntuosa del barroco navarro con estructura de artesa rematada en cuarto de esfera. Cuenta con basamento doble, estando decorado el superior, dos cuerpos desiguales articulados por columnas salomónicas y separados por frisos decorados con coleos de follajes y grandes rosetas; y el cascarón de remate, que lleva profusa decoración de follajes realizados en yeso. A ambos lados de la nave cuelgan lienzos del s. XIX alusivos a la vida de San Gregorio, titular del templo; púlpitos de hierro del s. XVIII de Miguel Barrera y dos retablos rococós simétricos obra de Silvestre de Soria y dorados por Santiago Zuazo. Las esculturas que albergan las hornacinas de ambos, son de Roberto Michel, que las ejecuta según el estilo barroco clasicista, con composiciones movidas y rostros expresivos de buena calidad. En el retablo mayor trabajan estos mismos autores. Su traza tiene banco de planta convexa con variados relieves paisajísticos y dos puertas de acceso al camarín en los extremos del pedestal; un cuerpo cóncavo decorado con triples columnas con rocallas, diferentemente dispuestas para lograr efectos de perspectiva. Al quedar abierta la hornacina central se consigue un transparente. Todo ello lo constituye en un verdadero organismo espacial que tiene el complemento necesario de las esculturas con ademanes teatrales. En la sacristía existe una rica colección de piezas de orfebrería, entre las que destaca la arqueta relicario de San Gregorio Ostiense de plata parcialmente dorada y estilo bajo renacentista. Rectangular con frentes enmarcados por pilastras tiene cubierta de perfil curvo sobre la que se coloca un segundo cuerpo con asas y pináculos en el coronamiento. Original es la cabeza de plata que realizó en estilo barroco José Ventura. Una serie de gran valor de cálices cuya cronología abarca desde el s. XVII hasta el XIX y un juego de incensario y naveta de plata de estilo bajo renacentista. En el interior de la hospedería del s. XVIII, se guarda una buena talla expresivista de un Crucificado. [Ref. C. M. N., M. de Estella].