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SARDINA

La sardina (Sardina pilchardus) es un pez perteneciente a la familia de los clupéidos. Se trata de una especie migratoria, es decir, periódicamente se desplaza a lo largo de la costa, en nuestro caso cantábrica, a través de una ruta más o menos fija. Es una especie de superficie, pelágica, que vive, al igual que otros peces migratorios de nuestro litoral, tales como la anchoa, el bonito, o el chicharro, formando cardúmenes, y muestra una clara preferencia a permanecer en aguas grandes. Se trata de una especie propia de los meses de invierno, cuya captura se centra entre noviembre y abril, con un máximo de enero a marzo. Las artes básicas de pesca son el cerco y la deriva. Su importancia económica se ha visto drásticamente reducida, llegando a unas cantidades de capturas que colocan la pesca de la sardina en unos niveles limítrofes con otras pescas marginales.

Biología. La sardina es una especie típica de las costas europeas, tanto atlánticas como mediterráneas. En el Atlántico existen dos razas diferentes, una meridional y otra septentrional. La septentrional presenta una vértebra más que la meridional, estando este fenómeno relacionado con la salinidad del agua en la zona de la puesta. Ambos tipos están presentes en el Golfo de Vizcaya, aunque la variante meridional predomina entre Galicia y Gibraltar, y la septentrional lo hace desde la costa Cantábrica hasta el Mar del Norte. A finales de otoño, y procedentes de las costas francesas, acuden a nuestro litoral sardinas de 2 años y unos 15 centímetros de longitud. Con la llegada del invierno, se produce la maduración de sus glándulas sexuales. La temperatura del agua, que oscila entre los 15° C del mes de noviembre y los 11° C de los meses de febrero y marzo, es un factor determinante. En latitudes más altas hay sardinas que comienzan la puesta a finales de noviembre. A partir de este momento los cardúmenes, en los que habitualmente viven las sardinas, se agrupan en bancos de mayor entidad. Durante la freza, que se produce en nuestra costa entre enero y abril, cada hembra libera unos 30.000 óvulos que el macho fecundará lanzando una estela de espermatozoides. Durante los períodos de maduración de las glándulas sexuales y durante la freza las sardinas no aumentan de tamaño, pero, a diferencia de otras especies, siguen alimentándose, haciéndolo aun a costa de sus propios huevos. Tras la puesta, llegado mayo, migran hacia el norte, donde se reproducirán en años sucesivos, en latitudes cada vez mayores y en épocas del año más avanzadas, cuando las condiciones del agua, cada vez más fría y menos salina, sean las adecuadas. Del óvulo fecundado nace una larva de 3 mm. completamente trasparente. Poco a poco la larva crece y cuando alcanza los 60 mm. toma ya su pigmentación definitiva clásica: vientre plateado, línea lateral azul metálico y dorso azul oscuro. Las sardinas así nacidas buscan fondos menores llegando a la costa en los meses sucesivos. Al año siguiente estas jóvenes sardinas, nacidas en nuestras costas, miden unos 15 centímetros y son llamadas "parrotxas". Su captura se emplea preferentemente para cebo vivo en la campaña del bonito. A finales del verano las "parrotxas" abandonan su condición uniéndose a los bancos de sardinas adultas e inician una migración hacia el norte, hacia la zona de Arcachon. En este momento la hembra es algo mayor que el macho. Con el nuevo invierno, y con cerca de dos años, a punto de alcancar la madurez sexual, las sardinas volverán a la costa vasca para realizar su primera puesta, cerrando así su ciclo en nuestro litoral. Cada año se repite este proceso lo que supone que la sardina, que comúnmente se pesca en nuestras aguas, tenga dos años de edad. Los ejemplares de más edad queda dicho que emigran progresivamente hacia el norte, por lo que en las zonas de Bretaña, y en especial en La Mancha se localizan los ejemplares de más de tres años. Aparte de estas sardinas también se pescan en invierno poblaciones adultas de la raza meridional, que desde julio están presentes en la costa cantábrica, y tienen una longitud que supera los 17 centímetros.

Pesca. La sardina es una especie pelágica, es decir de superficie, migratoria, que forman grandes bancos. Por todo ello es objeto de la flota vasca de bajura, que emplea "artes de cerco" para su captura, así como para la de las otras especies migratorias similares, como la anchoa, verdel, chicharro, etc. Las artes de cerco consisten en una gran red rectangular con la que se trata de rodear al banco de peces. En la parte inferior de la red, además del lastre que garantiza la extensión de los paños, se colocan unas anillas entre las que pasa un cabo, jarreta, o boliche, con el que se cierra la red por su parte baja para embolsar el pescado. La parte superior de la red presenta una serie de flotadores para formar una barrera de superficie. Los tipos y tamaños varían en función del tipo de peces pelágicos que se desee capturar. El tamaño mínimo que autoriza la ley para la sardina es de 11 centímetros. Las artes utilizadas por los buques vascos de bajura, y por tanto en la pesca de la sardina, son artes de nylon tintado cuyas mallas están fabricadas sin nudo y aunque son menos resistentes que las de nudo, son mucho más económicas. Atrás quedan, pues, las antiguas redes de algodón que estuvieron presentes hasta la década de los sesenta, aunque esta última innovación no fue rápidamente aceptada por todos los pescadores.

Buques. La flota vasca de bajura se componía en 1990 de 499 embarcaciones de distintas características. En Gipuzkoa estaban censados 239 buques, mientras los 260 restantes eran de Bizkaia. Daban empleo a 3.894 tripulantes. El buque típico de bajura presenta el casco de madera, en algunos casos de acero, y tiene una edad que supera los 17 años. La eslora oscila entre los 20 y 30 metros, la manga tiene una media de 6,50 metros, y su potencia varía entre los 200 y los 1.000 C. V., siendo la media alrededor de los 400 C. V. Esta potencia es claramente mayor en los buques de construcción más reciente. Su T. R. B. se encuentra entre las 75 y las 150 toneladas. La cubierta es de tipo corrido, con el puente en el centro y el motor bajo él. A proa y a popa hay dos bodegas. Disponen, además, de viveros en los que se acumula el cebo vivo, del que forma parte la "parrotxa", que será empleado en la campaña del bonito. Arman, asimismo, sondas y sonares necesarios para la localización del pescado.

Zonas y épocas. Lo primero que hay que señalar es que la flota vasca de bajura se dedica especialmente a las dos campañas tradicionales: la costera de la anchoa durante los meses de marzo a junio y la costera del bonito de julio a noviembre. Estas circunstancias limitan la campaña de la sardina a los meses puramente invernales, lo que unido a tendencias del mercado como la escasa aceptación actual de la sardina en nuestra zona, la llevan a formar parte, junto al chicharro, verdel, etc., de las especies secundarias que suponen sólo un 5 % del total de la pesca y menos del 1 % en valor de venta para la sardina. La sardina, como hemos dicho, presenta un comportamiento migratorio ligado a las características del agua. Muestra una preferencia por las aguas costeras cercanas a las desembocaduras de los ríos y sobre el talud continental. Calas típicas de "parrotxa" son: Orixokabri en Orio, Zarauzkabri frente a Zarautz y Getaria, Maskulo-Fabriki y Debakabri cerca de Deba, Kardala en Mutriku, Artaxai, Galtzuanpe y Sagustan entre Ondarroa y Lekeitio, Ibarrangelupe frente a Elantxobe y Bermeo, y la costa de Santurtzi. Sardinas adultas se pescan también sobre la plataforma continental, hasta los 200 metros de profundidad, frente a Santurtzi, entre Elantxobe y Bermeo, en la zona de Arritxu, situada entre Getaria y Ondarroa, y entre Plaiesu y Erreka frente a Donostia y Ziburu. Los puertos que normalmente han desembarcado mayor volumen de sardinas han sido Getaria y Ondarroa.