La larga trayectoria del Festival ha servido para establecer unos fuertes pilares sobre los que se sustentan la gestión, la organización, la publicidad, la obtención de sponsors, el control del alojamiento o la presentación del espectáculo, entre otros aspectos.
Año tras año se acometen los diversos servicios que marca el guión oficial, pero también algunos acontecimientos y hechos que, en cierta forma, son la otra parte, la de la trastienda. Caso del centro logístico. Es la Ikastola Asti Leku, la primera creada en la zona y, como no podía ser de otra manera, con el empuje y dedicación de Elai-Alai, la que sirve no sólo de alojamiento sino, también, como restaurante, para la práctica del deporte, para efectuar ensayos, etc.
Aunque existe una oficina que funciona todo el año, el operativo, integrado por el director (Txetxu Fernández durante una época, o José Ignacio Beitia el primero y actual) y su equipo (secretaria, guías y otros componentes), comienza su andadura sobre el terreno el mes anterior, siendo en julio, con la colocación de carteles, paneles y adornos en farolas, cuando llega la hora de exponer el trabajo realizado.
Un claro ejemplo de este trabajo llevado a cabo es la imagen más importante del acto, el escenario principal. Es un escenario que cambia cada año y que siempre tiene su lado positivo pero que, en una ocasión ha tenido, en su preparación un trágico desenlace. Fue en el año 1986 cuando, dos miembros de la organización que se encontraban ultimando su definición, por desgracia, cayeron al vacío, falleciendo ambos.