Concept

Corpus Christi

Ya en 1317 el obispo Arnaldo de Barbazan instituyó en Pamplona, capital del Reino, la Cofradía en honor del Santísimo Sacramento. En 1388 el obispo Martín de Zalba promulgaba un decreto estableciendo la solemnidad de la fiesta y octava de Corpus. Entró la fiesta en la península ibérica por Pamplona (1317) y por Barcelona (1319). En Euskalerria de inmediato se asoció al homenaje al Cuerpo vivo de Jesucristo todo el repertorio de danzas, atuendos, cofradías con sus pendones, cantos, dramas sacros y en general lo más entrañable de la tradición euskalduna. Encontramos la Cofradía del Corpus Dominus citada en los archivos de Baiona (1549) por donativos hechos en su favor por particulares y la llamada Corpore Christi de Tudela, en los de Navarra.

El culto al sagrado corazón de Jesús tuvo un fuerte impacto en 1660 con la predicación en Pamplona, durante una misión extraordinaria de los jesuitas, y en 1731 con la predicación del tafallés Pedro de Calatayud. Por las fiestas de Corpus Cristi, celebradas en Pamplona en 1609, el obispo Don Antonio Venegas de Figueroa convocó un concurso literario en euskera en honor del Santísimo Sacramento. Fueron premiados Pedro de Ezcurra, por su poesía Aldareko gorputz sanduari y y Miguel Aldaz por la titulada Gorputz Sanduari. Es el primer concurso literario euskérico conocido.

En Pamplona se celebraban danzas y dramas sacros en los que intervenían también los sacerdotes. En 1622, por ejemplo, se representó el titulado La fuente de Jacob, en cuyas escenas intervinieron 22 cantores, 12 ministriles y músicos. Las capillas debían componer villancicos especiales y más duraderos que en otras ocasiones. Con la procesión, en la que participaban Corporaciones oficiales y gremios de la ciudad, clero, cantores, músicos y público, se cerraba la solemne fiesta.

El Tantum ergo es el canto esencial del día. En Euskalerria se ha hecho popularísimo el himno eucarístico del XXII Congreso Internacional, del músico vasco Ignacio Busca Sagastizábal, "Cantemos al amor de los amores", en euskera Goratu dezagun alkar arrurik, de honda promoción religiosa. (Ref. Eliz abestiak, 1952, p. 8; Gora Jainkoak, 1972, p. 44.).

En Bera, Navarra, comparecen en la procesión dos hombres, el síndico y un concejal, vestidos de levita negra y cubiertos de gran tricornio. El síndico agita la bandera del pueblo a uno y otro lado delante del Santísimo, mientras el tamborilero tañe la melodía siguiente: El síndico y su compañero le sigue y sirve un muchachito vestido de blanco, cubierto de boina roja, cintas rojas en las alpargatas y lazo rojo entre la cintura y el hombro.

De los elementos profanos que integran la fiesta del Corpus los más significativos son el drama sacro y la danza ritual. En el siglo XVI es cuando se difunde más y cobra mayor esplendor la danza en las procesiones del Corpus. Los famosos danzantes de Oñati, Gipuzkoa, datan aproximadamente de 1560. Interpretan durante la procesión danzas originales para la misma, conocidas con el nombre korpus-dantzak. El gasto de las danzas lo pagaban las entidades religlosas y los municipios. En Tudela, Navarra, se representaba una comedia y se bailaba una danza de gitanos. También en Lekeitio, Bizkaia., en 1559 bailaban gitanos en la procesión. Hay datos del siglo XVI de danzas de Corpus en Errenteria (1576, quince danzantes), Markina (1576, Bizkaia), Balmaseda (en 1604 añadió a las danzas y cascabeles, siete máscaras), en Bilbao (1676, trajeron danzantes de Navarra y era corriente representar comedias), en San Sebastián (en la que con motivo de la llegada de Felipe IV baila un grupo de cien danzantes), en Oiartzun (en 1682 bailaron cincuenta y un ezpatadantzari), en Tolosa, Gipuzkoa, donde actuaba el grupo de danzantes, gigantes, la tarasca y el dominguillo (siglo XVIII), en Vitoria, donde pasaba el Santísimo Sacramento bajo el arco de espadas, en Uztarroz y en Isaba, Navarra, donde se hacían alardes de escopeteros, en Baiona, donde ya en el siglo XVI tamboril y txistulari asistían a la procesión, y actualmente en lholdy, Armendarits, Hélette, Arberoa, Bidarrai y en gran cantidad de pueblos de Iparralde se baila en la Iglesia y se sale de ella en marcha rítmica de danzantes, incluido el sacerdote.

La fiesta rezumaba alegría desde el comienzo del día hasta el anochecer. No era una fiesta coma las demás. Era la fiesta de la comunión y de ahí la profunda unción religiosa del Tantum ergo, las paradas rituales en cada altar humilde o rico levantado por ciertas familias. En Isaba se levantaban tres altares durante el recorrido: dos de familias medias en barrios distanciados y uno de una casi mendiga que vivía solitaria en su casa, vieja y pobre. Una mesa cubierta de mantel blanco hasta el suelo; un toldo redondo como un arco y en el interior candeleros con velas y unos vasos con muchas "hojas de plata" secas, cuyos discos irisados y trasparentes asemejaban monedas de otro Reino. Al llegar la procesión integrada por todos los vecinos -la calle quedaba desiertase paraba aquí y se colocaba el Santísimo en el interior de aquel diminuto altar blanco de la casi mendiga Barbareta, pequeñita, deforme y fea.