Concept

Cigarreras donostiarras

La elaboración del tabaco fue una de las pocas actividades importantes en las que, a partir de principios del siglo XIX, se registró un gran predominio del empleo femenino retribuido (de coste sustancialmente menor que el masculino), lo que fue, todavía más acusado, en la confección manual de los cigarros. Las que desempeñaban este oficio, reciben el nombre de cigarreras. Este trabajo tuvo una gran importancia social, al facilitar el acceso de la mujer al trabajo en la industria. Resulta cuando menos sorprendente, la gran atención que numerosos artistas (músicos, pintores, etc.) han prestado a esta profesión.

Un cigarro está formado por una envoltura exterior llamada capa, otra concéntrica con la anterior, que se denomina capillo y un relleno interior formado por hojas de tabaco de orígenes y clases diferentes, que son mezclados convenientemente y que constituyen lo que en el argot tabaquero se denomina tripa.

El proceso básico de la elaboración manual de los cigarros comprende:

  1. "Arripiar" (arrugar) las hojas de tabaco que van a formar la tripa.
  2. Envolver la misma, a mano, con dos hojas (los capillos o capotes), conjunto al que se conoce como tirulo.
  3. Finalmente, enrollar todo ello con la capa exterior, para pasar a las operaciones finales.

Las cigarreras se distribuían en grupos de diez, lo que se conocía como rancho, en talleres que albergaban a más de un centenar de trabajadoras. Estaban a las órdenes de capatazas, también conocidas como amas, responsables de las labores llevadas a cabo y "de la tranquilidad y buen comportamiento de las operarias", que a su vez dependían de una maestra, que obedecía órdenes "del inspector". Se dividían en "derechas e izquierdas", según la parte de la hoja que fueran a trabajar.

Como ya hemos adelantado, la tripa de los cigarros está compuesta por la mezcla de diversas clases de hojas de tabaco, que es necesario desvenar, es decir, separar la vena central o nervio antes de su utilización, empleándose para ello unas máquinas batidoras (batir el tabaco). Las cigarreras retiraban estas hojas "de la correa" y después de colocarlas unas sobre otras "las arrugaban" (arripiaban), haciendo una especie de rollo.

Las hojas que iban a envolver la tripa, los capillos, para formar el tirulo, se envolvían en una arpillera humedecida donde permanecían una noche, pues en caso de manipularlas en seco, se troceaban. Las cigarreras, con rápidos movimientos, de sus manos, hacían rodar la tripa y los capillos sobre la superficie lisa de una mesa, consiguiendo que formaran un solo cuerpo, para pasar a recortar los extremos a la medida deseada, para lo que utilizaban plantillas para controlar el largo y ancho, conocidas como cepos y una guillotina.

Sin embargo, Rafaela Goicoechea Miquio (1910), experta cigarrera que entró a trabajar en la Tabacalera donostiarra con catorce años, prestando sus servicios durante dos décadas, recuerda que "en el caso de los mataquintos, la tripa formada al picar tabaco dentro de una máquina, esta misma lo envolvía con la primera hoja dentro del molde, lo que se llamaba tirulo".

En todos los casos, tras comprobar que la hoja que iba a servir de capa del cigarro, que tiene que ser de especial tersura y suavidad, no estaba rota ni agujereada, se recortaba a las medidas requeridas por cada clase y se envolvía a mano sobre el tirulo, con rápidos movimientos de vaivén, característicos del oficio de las cigarreras, que utilizaban la mano derecha o la izquierda, según la parte de la hoja que manejaban. A las cigarreras especializadas en esta tarea se les conocía como liadoras. Tras cortar las puntas, cubrían con tabaco la parte "que iría a la boca", adhiriéndolo con "un engrudo especial" depositado en un pequeño recipiente llamado "el engrudero".

A partir de los primeros años veinte del siglo pasado, al terminar la tarea formaban mazos de cigarros de 20 unidades, que sujetaban con una cinta de papel, con el nombre y apellidos de cada cigarrera y lo entregaban en la mesa de la maestra, previa anotación por la capataza "en una tablilla", procediéndose posteriormente a su colocación en cajas "el encajonamiento".