Lexicon

BOXEO

Navarra boxística. Hacia el año 1940 se dieron en Nav. los primeros encuentros de boxeo. Fueron comienzos incipientes y dependientes de orientaciones dadas desde Guip., de donde se dependía a efectos organizativos. El primer delegado en Nav. fue un señor de nombre Alvarez. En los primeros tiempos llegaron a destacar púgiles como Erice, Siboney, Ganuza, etc. Seis años después de estos primeros pasos, el boxeo navarro comenzó a tomar un cierto auge, que sucedió a una breve laguna producida. Factor importante en este resurgimiento y afianzamiento fue la aparición de un excelente preparador, Arbea. De su mano salieron boxeadores aficionados que alcanzaron evidente notoriedad, destacando principalmente el boxeador Pina, que, con su apodo de Cayo, llegó a disputar los campeonatos de España de su categoría. Fue cabecera de cartel de numerosos programas. Compañeros y protagonistas de este nivel boxístico en Nav. fueron Miranda, Kid García, Ochotorena, Hurtado, Ulibarrena, etc. Retirados estos púgiles, nuevamente el boxeo entró en etapa decadente, que bien puede decirse continúa estirándose hasta la actualidad, pese a la fugaz aparición de boxeadores profesionales, que sin embargo debieron salir de Nav. para practicar la profesión elegida. Culpa de este descenso en el clima y consideración del boxeo navarro, la han tenido las sucesivas Federaciones, incapaces de abrillantar con su esfuerzo y gestión un deporte al que la afición se volcó cuando se le presentaron veladas de cierto renombre o mínima organización. Cinco o seis presidentes han llegado a figurar en una federación que sobresalió en todo momento mucho más por sus líos y tiranteces internos que por el montaje de veladas. Los últimos boxeadores que han mantenido decentemente el prestigio del boxeo navarro han sido San Román, Torres Arbizu, Larraza, Urtasun; y de los nuevos, los hermanos Morales. Arbitros como Munárriz, Salinas y García, fueron los que más habitualmente sonaron. De los boxeadores de hoy, San Román debió emigrar a Madrid, Torres Arbizu a Barcelona y Larraza a Vitoria. Este último, en julio de 1971 disputaba el título nacional de los ligeros, mientras que Urtasun, un mocetón de similar factura a la del ex-campeón europeo Urtáin, encontraba más dificultades para asomarse a ventanales de la fama. Los escenarios que Pamplona ha presentado para sus no muy numerosas veladas han sido los frontones Labrit, Euskal Jai, Atarrabia en Villava, Plaza de Toros, etc., siempre a base de púgiles aficionados, lo que unido a la escasez de hombres con atractivo pugilístico, ha hecho que el boxeo tenga poca consideración en la mente de los aficionados navarros.

José Luis ORDUÑA