El modelo de las primeras apariciones de Ezkio al que se atuvieron videntes, creyentes, promotores y la prensa confesional parece haber sido una amalgama de Aránzazu y Lourdes, mientras que el de las visiones durante la Guerra Fría fue más bien el de Fátima. Imágenes viajeras de la Virgen de Fátima fueron llevadas de ciudad en ciudad por todo el sur de Europa en una especie de campaña religiosa anticomunista que desencadenó reacciones de imitación en algunos niños. En España hubo al menos una docena de réplicas de ese tipo, una de ellas en Ribaforada (Navarra) a partir del 29 de agosto de 1954; en este caso, cinco niñas de entre 8 y 10 años tuvieron varias visiones de Cristo (de la cintura para arriba), el Niño Jesús y la Virgen Dolorosa. La localidad fue visitada por miles de personas, entre ellas varios seminaristas de la cercana Tudela.