Politicians and Public Officials

Amat Maiz, Antonio

Posteriormente vivió en Madrid donde estudió la carrera de Derecho. En marzo de 1953 era asesinado en los sótanos de la Dirección General de Seguridad Tomás Centeno, presidente de la ejecutiva del P.S.O.E.. Decapitada la dirección del interior, Antonio Amat recibe en Toulouse (V Congreso, noviembre de 1953) el encargo de reorganizar el partido y el sindicato socialista. Al parecer, los años de prisión han hecho del rebelde Amat un militante aguerrido a quien cabe confiar tareas de máxima responsabilidad. Durante cinco años pudo moverse a sus anchas. Juan Iglesias, responsable del paso de fronteras y enlace de Llopis en el exterior, valoraba la acción del clandestino Guridi en estos términos :"La labor de este hombre fue inmensa. Penetra en los medios estudiantiles, en los medios liberales, entre los trabajadores... Tenía un don de gentes extraordinario... Yo creo que ha sido la reorganización más importante que ha hecho el Partido durante todo el periodo de clandestinidad. Nunca llegó a celebrar tantas reuniones ni en España, ni fuera de España... Este hombre es el que verdaderamente inspira la Agrupación Socialista Universitaria, la ASU, con Bustelo, Kindelán... Con él vendrán un grupo de médicos de San Sebastián : Martín Santos, Pradera, Vicente Urcola... Antonio Amat inspira de nuevo la confianza... Venía a Francia con gran facilidad. Sabía mover a la gente. La organización se había extendido a casi todas las provincias de España, con cohesión y un buen sistema de enlaces" (pp.47 y 48 in Ramón Rubial, un compromiso con el socialismo, Madrid 1986). En efecto, Amat multiplicaba los contactos, no sólo con los sectores monárquicos o demócrata-cristianos, con intelectuales como Dionisio Ridruejo o Enrique Tierno Galván sino también con los "chinos", es decir los comunistas, y esto último no agradaba precisamente a la ejecutiva socialista. El resurgir del militantismo estuvo también marcado por un alejamiento del interior con respecto a las tesis defendidas por la dirección del exilio. Rodolfo Llopis, quien desde Toulouse mantenía un férreo control sobre el P.S.O.E., estaba persuadido que únicamente un golpe de estado de los militares contra Franco haría evolucionar la situación política. Por consiguiente, la actividad en España debería ser testimonial y, desde luego, nada de alianzas con los comunistas. Amat defendía la unidad de acción mientras que los dirigentes exiliados del P.S.O.E. y de la Unión General de Trabajadores (U.G.T.), en el contexto de la guerra fría, hacía tiempo que la habían abandonado. Por otra parte, las tendencias activistas de Guridi, lo que él denominaba "táctica antibiótica" consistente en la preparación de atentados, eran para los dirigentes exiliados poco menos que una provocación. Si bien es cierto que los "antibióticos" o atentados sólo fueron de papel, el antiguo maestro Llopis censuraría más de una vez las aficiones pistoleriles del vitoriano. En agosto de 1958 Amat asistió al VII congreso del P.S.O.E. en Toulouse y allí, en una ponencia redactada junto con su amigo Luis Martín Santos, reclamó una mayor autonomía para el interior. A pesar de las divergencias, el enfrentamiento no llegó a choque y, como de costumbre, se impuso la línea de Llopis y Pascual Tomás. Pasado el verano, Antonio Amat pensaba ya en el relevo. Toulouse designará al compañero Pablo (Ramón Rubial) pero, antes de eso, la represión franquista se encargará de introducir en el guión algunas modificaciones imprevistas.