Cuevas

VENTA DE LAPERRA

Cueva vizcaina. Situada en el Ayuntamiento de Carranza. Es una de las cuatro cavidades (la "C") que se abren en la falda del pico Mirón, muy cerca de la llamada cueva del Polvorín. Se halla a una altitud de unos 130 m. sobre el actual nivel del mar. En 1904 se descubrió muy cerca de su boca una figura grabada de animal, de traza paleolítica y, dos años más tarde, H. Breuil, otras cuatro más (tres representaciones de animales y un grupo de incisiones no figurativas). En 1950 M. López apreció un grabado más, que fue determinado como la grupa de un bisonte por J. M. de Barandiarán, en 1958. Todas estas representaciones se suelen atribuir, según los esquemas al uso en Arte Rupestre, al primer gran ciclo de tales manifestaciones, los "auriñaco-perigordiense". En 1931 T. de Aranzadi y J. M. de Barandiarán realizaron un sondeo del yacimiento de la cueva en el lado izquierdo del vestíbulo, al pie de dos grabados de bisontes, poniendo al descubierto una secuencia de estratos que publicó -de modo bastante escueto- J. M. de Barandiarán en la revista "Vizcaya", de esa Diputación, en 1958. El sondaje realizado no alcanzó el metro de profundidad. Según lo publicado, se suceden de abajo arriba, en el espesor de lo controlado, las siguientes capas de estrato: Nivel D. Desde los -70 a los -45 cm. del sondaje. Proporcionó algunos instrumentos de sílex y de ofita "de aspecto musteroide". Nivel C. De -45 a -35 cm., con algunos dientes de caballos y puntas retocadas en sílex. Nivel B. Entre los -35 y los -20 cm. de profundidad, con huesos y algunas piezas en sílex (una punta retocada, entre ellas). Nivel A. Capa superficial con esquirlas óseas y dientes de Cáprido; incluye varios fragmentos cerámicos de pastas oscuras y lascas informes de sílex. J. M. de Barandiarán no concreta más en su escrito cualquier otra posible atribución cultural a ese depósito; en algún texto posterior, de síntesis, se ha aludido a su carácter "auriñaciense y de facies musteriense".
En Venta Laperra se han llegado a identificar cinco temas animales y un conjunto de trazos difíciles. Las figuras reconocibles corresponden a: un oso casi completo (probablemente de la especie del oso de las cavernas), tres bisontes inacabados (que acaso aprovechan parte de los relieves y fisuras naturales que sugieren -y completan- zonas de sus cuerpos que no fueron grabadas) un supuesto Bovino. Los trazos rectilíneos se agrupan en un lote bastante homogéneo. Todas las figuras de Venta Laperra se trazaron muy cerca de la embocadura de esa galería: son visibles, por tanto, con luz natural exterior, de tal forma que se constituyen como "santuario al aire libre", al estilo de la cueva de Chufín en Cantabria. Las combinaciones de temas animales resultan no demasiado habituales con respecto a los modelos definidos por Leroi-Gourhan en toda el área franco-cantábrica. El animal mayor (con 85 cm. de longitud) no resulta nada frecuente en los inventarios parietales: en el litoral cantábrico sólo se conocen otras figuras de osos en la cueva santanderina de Las Monedas (probablemente oso de las cavernas como éste de Venta Laperra) y en las de Santimamiñe y Ekain (en ambos lugares, osos pardos). Dos de los bisontes de Venta Laperra fueron grabados aprovechándose de las formas naturales de la pared de la cavidad, más o menos a la misma altura, no muy distantes y acaso intencionadamente enfrentados: algunos prehistoriadores han supuesto, sin mucho convencimiento, que acaso se trató de presentar a un macho y una hembra husmeándose. Ha sido bastante concorde la opinión de quienes han sugerido una fecha a la ejecución de esos grabados. Tanto su técnica (surco muy ancho y profundo) como su estilo (contorno elemental, no repasado; perfiles angulosos; carencia de detalles del interior de los cuerpos; expresión de una sola pata por cada par) concuerdan con los caracteres que H. Breuil definió como propios del estilo parietal del Auriñaciense genérico: relacionando estos grabados vizcaínos con los de otras estaciones franco-cantábricas (Hornos de la Peña, Gargas, La Grèze). Otros autores han admitido la posibilidad, a partir de aquella data propuesta, de una cronología algo más reciente: para A. Leroi-Gourhan este "santuario exterior" puede venir del final del Gravetiense (siendo posible su fechación hasta incluso en el Magdaleniense Inferior), F. Jordá llegó a sugerirle en 1964 una datación en el Magdaleniense Antiguo, A. Beltrán (en 1971) lo incluye en la fase antigua (o sea lo "Auriñacoperigordiense", o mejor lo "no magdaleniense") del arte paleolítico.

Ignacio BARANDIARÁN MAESTU