Biographies

URQUIZU ERRÁZQUIN, Pedro-José-Matías

Perfil biográfico

Nació en Astigarraga (Gipuzkoa), el 23 de febrero de 1815, hijo de Agustín Urquizu, natural de Salinas de Léniz -Gatzaga- (Gipuzkoa) y de Catalina Errazquin, natural de Villafranca de Oria -hoy Ordizia- (Gipuzkoa). Nieto por línea paterna de Francisco de Urquizu, natural de Lizárraga (Navarra) y de Josefa Antonia Imaz natural de Salinas de Léniz (Gipuzkoa). Por línea materna, era nieto de Juan Bautista Errazquin, natural de Billabona (Gipuzkoa) y de Magdalena Mendizábal, natural de Zaldibia (Gipuzkoa).

Casó en Hondarribia (Gipuzkoa) el 15 de diciembre de 1843, con Faustina Larrañaga Olaizola [1] y el matrimonio tendría siete hijos, cinco varones y dos féminas.

En el censo poblacional de 1845 figura residiendo en la casa número 38 segundo piso, casado con un hijo llamado Hermógenes y en la profesión se declara Maestro Albéitar [2].

En 1865 figuraba como veterinario residente en la C/ Mayor 21 de Irun [3].

Falleció en sin testar, en su domicilio de Irun el 30 de octubre de 1875 [4].

Formación.

Se alistó voluntariamente a tomar las armas en defensa de la Libertad y del Trono, saliendo de este establecimiento en 28 de noviembre de 1835 para incorporarse en el Depósito de Leganés y pasar a la Guerra de Navarra, por cuya razón se le pasó el curso de Patología y se le dio censura de Bueno y por las diferentes preguntas que se le hicieron de Cirugía se acordó ponerle censura de Mediano; expidiéndole su correspondiente título de Profesor Veterinario de Orden del Sr. Protector interino, D. Carlos Risueño el día 13 de noviembre de 1835 [5].

De esta forma, Urquizu se convertía en el segundo guipuzcoano titulado como Veterinario, después de que lo hiciera el andoaindarra D. Javier Aramburu Iriarte en 1831.

Actividad profesional

Veterinario militar

Por Real Orden de 31 de enero de 1837 fue nombrado 2º Mariscal de una Batería de Obuses, pero pronto abandonaría la vida militar.

Veterinario civil

En 1840, residiendo en Astigarraga, era subdelegado de Veterinaria de la provincia de Gipuzkoa, según lo acredita el oficio que el 23 de mayo de ese año remite, entre otros al Sr. alcalde de la Villa de Irún y que transcribimos [6]

En virtud de la comunicación recibida del Excmo. Sr. director de la Nacional Escuela de Veterinaria de Madrid por la que en todos los pueblos de esta Subdelegación de mi cargo manda fijar un bando por el que ninguna pueda ejercer dicha Profesión sin haber sufrido un examen por el Proto Albeyterato de esta provincia u otra, le remito a V.S. dicho bando para que lo mande fijar en el sitio acostumbrado de esta Villa. Astigarraga, 23 de mayo de 1840.

Firmado: Pedro José Urquizu.

Sr. Alcalde de la Villa de Irun.

En las Juntas Generales celebradas en julio de 1855 en Hernani (Gipuzkoa), se dio cuenta de un memorial que dirigía nuestro protagonista, vecino de Irún, ofreciéndose a la Diputación para cuando tuviera ocasión de emplearlo en sus servicios. La Junta aceptó sus ofrecimientos y acordó remitirlo a la Diputación por si fuera preciso emplear a nuestro protagonista en servicio de la Provincia [7]

Un oficio de D. Javier Azcue, albéitar y subdelegado de Veterinaria del partido judicial de San Sebastián del 18 de junio de 1859 dirigido al Sr. alcalde de Irún le informaba que:

Una de sus obligaciones conforme al capítulo 2º, artículo 7º del Reglamento de 24 de julio de 1848 [8] era velar incesantemente por el cumplimiento de lo dispuesto en las leyes, ordenanzas, reglamentos, decretos y reales órdenes vigentes en el ramo de la Veterinaria y que tenía noticia de que en la villa de Irún se sacrificaban las reses destinadas al público consumo, sin reconocer por un profesor de Veterinaria.

Le recordaba la obligatoriedad de que estos animales fueran inspeccionados por un veterinario o en su defecto un albéitar, según disponía el Reglamento aprobado el 24 de febrero de 1859 [9] , escrito que reiteraría con fecha de 19 de diciembre del mismo año [10] . El consistorio irunés no contestó el oficio y en diciembre de 1859, nuestro tenaz subdelegado de Veterinaria se veía obligado a molestar por segunda vez sus graves tareas en un escrito recordatorio dirigido a la primera autoridad irunesa, con idéntico objetivo.

En marzo de 1860, en unión de otro veterinario con ejercicio en Irún, D. Félix Gochicoa Fernández de Larrea, presentó ante la Corporación irunesa que presidía D. José Ignacio Orbegozo, un memorial exponiendo que el Reglamento prohíbe el sacrificio de las reses sin ser reconocidas por veterinarios y solicitaban ser nombrados para dicho reconocimiento. El Ayuntamiento acordó arreglar este servicio cuando se fijaran las condiciones que debían regir el arriendo de las tablas de carnicería [11].

En junio de 1860, con la firma del mismo veterinario alavés residente en Irún, presentaría otro memorial dirigido al Gobernador Civil de Gipuzkoa quejándose del nombramiento de Antonio Lecuona, albéitar, como Inspector de Carnes del Ayuntamiento de la ciudad fronteriza. El Gobernador solicitó información al respecto y desde la Municipalidad se le contestó que, a juicio de los corporativos, el nombramiento era el más indicado porque además de estar habilitado para el reconocimiento y cura de ganados, su oficio era el de mayor conveniencia a los intereses del público [12].

El 1 de agosto de 1860, a requerimiento del Gobernador, la Corporación irunesa cesaba al albéitar Lecuona y nombraba Inspector de Carnes del Ayuntamiento de Irún al veterinario Urquizu, quien aceptaba el nombramiento, pero solicitaba un incremento en los reales asignados por cada inspección en el matadero, demanda que fue desechada al considerar los corporativos que era suficiente la cantidad fijada y que un incremento repercutiría en el precio de la carne con el consiguiente perjuicio al vecindario [13] . Finalmente, el 9 de agosto de 1860, un oficio del veterinario Urquizu aceptaba el nombramiento como Inspector de Carnes de la villa irunesa, pero se lamentaba de sus escasos emolumentos, recordando lo dispuesto en la Real Orden de 26 de marzo de 1843, comparándolos con los que disfrutan otros subdelegados de otras provincias e incluso el Inspector de la villa de Andoain [14].

No debió de ser del gusto de nuestro protagonista la negativa de la Corporación a la solicitud, de forma que nuestro Inspector de Carnes optó por no acudir al matadero municipal, según constataba el propio Alcalde Orbegozo en la sesión del 12 de setiembre acordándose oficiarle preguntándole si aceptaba el cargo [15] , contestando éste el 20 de setiembre afirmativamente, pero con las condiciones económicas que solicitaba [16] , lo que aceptaría la Corporación el 10 de octubre, a pesar de las consecuencias que supuestamente tuviera en la economía de los vecinos [17].

Formó parte de la Junta Local de Sanidad desde 1871 hasta 1874 [18].

Reclamaciones de su actividad inspectora.

El 30 de marzo de 1864, dos carniceros de la ciudad, Gabriel Zubiri y Francisco Eranzo, elevaban su protesta ante el Consistorio porque el veterinario acudía al matadero a las 7,30 horas, pero luego no quería volver alegando la atención que merecían sus otras obligaciones. Explicaban los carniceros que era habitual que los ganaderos se retrasaran como consecuencia de sus obligaciones en el caserío. Solicitaban al alcalde D. Román Rodríguez de Iriarte ordenara al Inspector fuera más flexible con los horarios de matanza [19].

La Corporación irundarra en su sesión del 28 de marzo de 1866 se hacía eco de sus quejas por el reconocimiento del ganado a sacrificar [20] , mientras compatibilizaba la Inspección de Carnes con su ejercicio profesional en la Aduana irunesa [21].

El 27 de junio de 1870, el Diputado General D. José Manuel Aguirre Miramón se dirigía al Sr. Alcalde de la villa de Irún manifestándole que había recibido un escrito firmado por D. Bartolomé Aguirre, D. Juan José Echegaray y D. Félix Urtizberea y sus consortes, vecinos todos de la villa, informándole que el veterinario Inspector de Carnes nombrado por el Ayuntamiento, desde hacía muchos años, exigía dos reales por res sacrificada en concepto de honorarios por la inspección, por estar acordado así en las condiciones para el arrendamiento de cuatro de las cinco tablas de la villa, aprobadas por el consistorio irunés y recordaba a Real Orden de 17 de marzo de 1864 en la que se establecía el sueldo de los inspectores de Carnes, que matizaba, sería siempre con cargo al presupuesto municipal [22].

La posada Zamora Chiqui

La actividad de los albéitares y herradores, estaba, frecuentemente, ligada a las casas de postas por razones obvias. Reproducidos, en la parte que nos atañe el trabajo de la doctora en Historia y documentalista, Lourdes Odriozola Oyarbide, porque los padres de nuestro protagonista regentaban la posada Zamora Chiqui en Astigarraga, donde los viajeros reponían fuerzas y en ocasiones pernoctaban.

Las diligencias partían de la estación de postas de Irun con dirección a Astigarraga a primera hora de la mañana. Tras salir del casco urbano de la localidad fronteriza, los pasajeros comenzaban a disfrutar de un paisaje encantador, que Gautier lo calificaba de "algo suizo", salpicado de los rojos tejados de los caseríos del entorno, cultivos diferentes y bosques de árboles que hacían un fuerte contraste con las cumbres de las montañas que se perdían en el espacio.

Llegaban a Astigarraga a la tarde y no partían hacia Tolosa hasta la media noche. Aprovechando las pocas horas de luz que les quedaba, antes de hospedarse en la casa posada de "Zamora Chiqui" para reponer fuerzas, algunos de estos pasajeros salían a pasear por las inmediaciones, entre ellos, Teófilo Gautier. A él particularmente le llamó la atención la iglesia de Santa María de Murguía, de la que dijo tenía una "apariencia más guerrera que contemplativa", y la gran campana suspendida que había en el claustro abierto a su alrededor.

Pero lo que le realmente le sorprendió fue la casa posada de "Zamora Chiqui" en la que pernoctó una noche. Regentada por Agustín de Urquizu y su mujer Catalina de Errazquin y tras el fallecimiento del cabeza de familia, por ésta y sus hijos, abrió sus puertas en 1823 cuando el matrimonio se hizo con su propiedad y con la de la casa Zamora ante el incremento del paso de viajeros por la localidad. En 1828 se incorporó al servido de la red estafetas o paradas de postas de la Compañía Diligencias Generales de España y como tal, sus arrendatarios se comprometieron a tener en sus cuadras varias caballerías y los repuestos materiales que pudieren necesitar los coches.

La fama de esta posada rebasó las fronteras de Gipuzkoa. Considerada por Pascual Madoz como "quizá la mejor de todas las de la carretera" [23] , las excelencias de sus instalaciones, servicio y gastronomía fueron, además, glosadas por el escritor Gautier en su obra Viaje por España [24].

Por lo que al local respecta, le impresionó la "blancura deslumbrante de la cortina, de la cama y de los balcones, la limpieza de los suelos, digna de las casas de Holanda, y el cuidado en todos los detalles". Del personal encargado de su atención le sorprendió que fueran "unas muchachas hermosas y fuertes, con magníficas trenzas colgando sobre los hombros, bien vestidas y que no se parecían en nada a las maritornes que aguardábamos, iban y venían con una actividad de buen augurio para los clientes". La cena, buena y bien servida, no se hizo aguardar y le pareció tan exquisita que la relató con todo lujo de detalles. Compuesta de una "sopa grasienta", cocido de garbanzos y col con trozos de carne de vaca, ternera, chorizo, jamón, pimienta, salsa de tomate y azafrán –que les fue servido en fuentes diferentes para que cada comensal los mezclara en el plato a su gusto­–, pollo, pescado frito (truchas o merluza), cordero asado, espárragos, ensalada y de postre, queso y almendras tostadas, fue, además de opípara y suculenta, no apta para cualquier estómago. Regó tan sabrosos manjares con un espeso vino tinto.

Llama la atención que en este menú no aparezca la sidra, máxime si tenemos en cuenta que cuando para esta época la calidad de las sidras de Astigarraga, sobresalían sobre las del resto de Gipuzkoa y algunos viajeros se hicieron eco de ello, pero, también, porque la casa de postas contaba con varios manzanales entre sus pertenecidos.

Tras la apertura de la carretera Andoain-Donostia en 1847 muchos vehículos dejaron de transitar por Astigarraga y al poco tiempo la posada cerró sus puertas porque dejó de ser un negocio rentable. En 1849 las monjas agustinas compraron este inmueble para instalar en él el convento de la comunidad.

Fuentes

ODRIOZOLA, Lourdes. "El camino real y la casa de postas de Astigarraga" en Reportajes de Naturaleza y Cultura el 28 de agosto de 2014.

Elaboración propia

Autor

José Manuel Etxaniz Makazaga. Doctor en Veterinaria. Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (RSBAP). Real Academia de Ciencias Veterinarias de España (RACVE)

Notas

[1] Archivo Histórico Diocesano de Gipuzkoa (AHDG). Parroquia de Hondarribia, Título 5º Matrimonios, folio 20vto, asiento 19.
[2] Archivo Municipal de Irun (AMI). B/4/11/1/5. Censo de 1845.
[3] Boletín Oficial de Gipuzkoa (BOG) de 15.9.1865
[4] AHDG. Parroquia de Irún, Libro 8 de óbitos, folio 294, asiento 138.
[5] Archivo Facultad de Veterinaria de Madrid (AFVM); 2º Libro de Matriculas, folio 428.
[6] AMI. A/9/Libro 3, exp. 7.
[7] Registro de las Juntas Generales celebradas en Hernani en 1855, pág. 37. Imprenta de la Diputación de Guipúzcoa, 1856
[8] Reglamento para las subdelegaciones de Sanidad interior del Reino. GM nº5076 de 6.8.1848
[9] Gaceta de Madrid (GM) nº 84 de 25.3.1859.
[10] AMI, Secc. A, neg. 9, libro 3, exp- 7.
[11] AMI. Libro de Actas. A/01/0092/100/R, punto 7º.
[12] AMI. Libro de Actas. A/01/0092/113/R. Punto 8º.
[13] AMI. Libro de Actas. A/01/0092//125/R. Punto 15º.
[14] AMI, Secc. A, neg. 9, libro 3, exp- 7.
[15] AMI. Libro de Actas. A/01/0092//126/R. Punto 2º.
[16] AMI, Secc. A, neg. 9, libro 3, exp- 7.
[17] AMI. Libro de Actas. A/01/0092/137. Punto 10º
[18] AMI. A/14/Libro 8, exp. 1
[19] AMI, Secc. A, neg. 9, libro 3, exp- 7.
[20] AMI. Libro de Actas. A/01/0094//012/R. Punto 4º.
[21] AMI. Libro de Actas. A/01/0094//041/V. Punto 9º.
[22] AMI. A/9/Libro 3, exp.7
[23] MADOZ, Pascual: Guipúzcoa 1845-1850 (Edición facsímil). Salamanca: Ámbito-Juntas Generales de Gipuzkoa, 1991, p. 26. Citado por Lourdes ODRIOZOLA en http://www.katalde.com/el-camino-real-y-la-casa-de-postas-de-astigarraga/ (2014)
[24] Toda la obra puede ser consultada en http://www.bocos.com/dwgautier_indice_itinerario.htm . Citado por Lourdes ODRIOZOLA en http://www.katalde.com/el-camino-real-y-la-casa-de-postas-de-astigarraga/ (2014)