Villes

Urnieta

En cuanto al arte civil, Urnieta conserva algunos edificios interesantes, sobre todo casas solares.

Antes de que Urnieta tuviera su propio ayuntamiento, el centro del poder municipal se concentraba en Kontseju zahar. Se trata de un edificio exento, con bajo, entreplanta, y tres pisos. La parte inferior es de módulos de sillería desigual, con acceso adintelado al centro. La entreplanta se ilumina por sencillos vanos adintelados, mientras en los dos pisos superiores se abren tres vanos por planta que dan a balcones corridos. La parte alta vuelve a repetir el tipo de ventanas de la entreplanta. En los esquinales, asoman sillares que llegan hasta el primer piso e invitan a pensar en un posible recrecimiento del edificio original. Las fachadas laterales son sencillas y solamente presentan algunos vanos adintelados y otro acceso secundario.

Ya en el siglo XVIII se levantó la Casa Consistorial, que sigue el prototipo de las casas consistoriales del momento. Edificado en sillería de calidad con dos alturas, presenta un noble porte, ordenado y culto, con soportal abierto en cinco arcos de medio punto sobre pilares con capitel de placa, y pareja de vanos y balcones con moldura listelada que se abren simétricos en la fachada. Para acceder al edificio dispone de tres accesos, el central adintelado y más amplio. Sin embargo lo que más llama la atención es el potente escudo que luce en medio, el de mayores dimensiones de Gipuzkoa en proporción al tamaño del edificio. Conformado con permiso de Felipe V en 1730, está cuartelado en cruz, con los campos primero y cuarto para cruces flordelisadas en aspa, y los campos segundo y tercero con sendas estrellas de ocho puntas. A su alrededor gran casa de frontón curvilíneo, con riquísima decoración de ces, flores, guirnaldas, frutos, rocalla, jarrones florales en dos peanas en la parte inferior y arreos militares en la cima. Flanqueando el escudo, una pareja de ángeles que portan antorchas y forman parte del fuste de una pilastra cajeada, en la que se repite el ornato descrito. En la zona inferior del escudo una cartela pétrea nos informa "Vniversidad y M.L. [muy leal] V.A [villa] de Vrnyeta"; mientras en la parte alta, a los lados de la cornisa que enmarca el escudo, una pareja de leones sostienen cartelas con la fecha de la realización (1732). Es obra del oiartzuarra José de Zuaznabar, empleándose piedra de Jaizkibel. La tradición popular cuenta que cuando lo traían a Urnieta, los de Hernani no les dejaron pasar, ante lo cuál salieron unos fornidos urnietarras cargando con el escudo a hombros hasta la plaza.

El edificio ha conocido algunas reformas, acometidas tras incendiarse a causa de la entrada de los franceses en 1811, de la Primera Guerra Carlista en 1837 y de otro fuego inesperado en 1905. A pesar de ello, la fachada principal se ha conservado íntegra; pero no así las demás fachadas y el interior, reformados en el siglo XX.

Entre las viviendas residenciales, dentro del casco urbano destaca la casa Zaldundegi, un recio caserón que ocupa un amplio solar. Es de mampostería, vista en el bajo y enfoscada en las demás alturas, empleándose sillares escuadrados en esquinales, recercos de vanos y en la separación de las plantas. Se abre en ingreso adintelado, al que acompañan sendos ventanales. En los dos pisos superiores, cuatro vanos para balcón común, siendo en la segunda planta balcón los dos del centro. El último piso se ilumina con una pareja de sencillas ventanas. En los laterales, se abre otro acceso y diversos vanos -alguno con balcón-, una escalera externa y algunos canes que pudieran indicar la cota original del edificio y serían el apoyo del tejado -aspecto que se refuerza si tenemos en cuenta la piedra distinta y el corte igualado de los marcos de los vanos de la segunda planta-. La casa fue una suerte de posada, donde se alojaban viajeros que llegaban a caballo por el Camino Real, se compraban víveres y se daban comidas -como hoy en día-.

Junto a esta casa había una fuente y un lavadero, y en paralelo discurría un regato, hoy cubierto, sobre el que iba un puente que llevaba a la parroquia y al ayuntamiento.

Otras construcciones que tienen su origen en el paso del Camino Real por Urnieta, son la casa Posta -de parada y fonda- y la casa Babilonia -una taberna en la que se congregaban viajeros de lugares y lenguas distintas, de ahí su nombre-.

En los distritos que completan el municipio se distribuyen varios caseríos de interés. En Oztaran, las construcciones son de tipo rural aunque nobles, amplias dimensiones y destinadas tanto a vivienda como a usos agropecuarios. Entre éstas destacan el caserío Argarate -con escudo de armas de 1533-; el caserío Aritzola -de sillería, vanos adintelados y con una gran cornisa que separa el segundo del último piso que es más moderno; debajo de la cuál se sitúa un escudo con leyenda de propiedad (Solar de Arizola), sobre mascarón barbudo y sostenida por pareja de angelitos-; y el desaparecido caserío Berrazueta -casa natal del bertsolari Fernando Alcain, que tenía un notorio escudo de cueros recortados, con relieve muy gastado de árbol del que cuelga un caldero y un animal a los pies, y alrededor esta leyenda: Post mortem feliciter vivit qui dum viveret juste vixit (Después de morir vivirá feliz quien en vida fue justo)-.

En la zona de Ergoien destaca el caserío Urmeneta, vivienda blasonada, con acceso de medio punto, vanos adintelados y sobre la entrada escudo de cueros recortados, cortado en dos campos por eslabones, donde pasan sendos jabalíes. También aunque restaurado, es un magnífico ejemplar el caserío Arizmendi, de grandes dimensiones, en piedra y madera, con tres pisos, balcones abiertos al centro y acceso bajo soportal. Hoy forma parte de un vivero dependiente de la Diputación. Casa solar de considerable envergadura es el caserío Azkonobieta, de tres alturas. Y próximo a éste, el caserío Oianume, hoy convertido en sidrería, que conserva un escudo de armas barroco, cortado, con jefe ocupado por tres cruces decussatas, y campo inferior para frondoso árbol flanqueado por lobos. En la parte de abajo expone inscripción de propiedad (Solar de Oianvme).

El área de Lategi, atravesada por la línea de tren, incluye el caserío Izagirre, que fue molino y conserva un escudo de cueros ovalado del siglo XVI, con torre sobre ondas y fondo con ocho armiños. En la base cabecita de querubín, relieve escamado y en la cima timbre nobiliario.

El sector más rural es Goiburu, en las proximidades del Onyi, donde se localizan además los restos más antiguos de Urnieta (cueva de Marizulo, monumentos megalíticos, neveros...). Además conserva tres caseríos reseñables. La casa solar de Anso, con su escudo en la fachada, cuartelado con campos para encina con cerdo (1), billeteado de faja (2), semitajado por banda lisa con edificio y árbol con lobo rampante (3), y tres bandas horizontales que incluyen armiños (4). Lo completan tres puntas flordelisadas, cintas, hojas carnosas y el yelmo con penacho de plumas. Próximo está el caserío Yarza-Igartza, sólida construcción noble muy enmascarada actualmente, y también el caserío Aierdi, del siglo XVI erigido en gran parte de sillarejo, con acceso apuntado en la fachada principal, otro de medio punto en una lateral, y uno apuntado en la trasera. Algunos vanos están recercados por sillares, siendo en la parte de atrás de menor luz. En esta fachada se asienta además un potente contrafuerte que refuerza el edificio. En el interior conserva una compleja estructura maderil y un lagar gótico.

Otras construcciones de interés son los caseríos Altzibar, Besabi, Marizulo, Trankatx y Erauso Haundi. Y también a destacar son el puente romano de Etxola-Erreka, la ferrería de Mezkite (ruinas), el molino Errotaberri y algunos hornos caleros.

El edificio más significativo es la parroquia de San Miguel arcángel. Levantada en sillería, consta de una nave, dividida en tres tramos, con el ábside ochavado y capillas en los laterales. Las cubiertas son de crucería, y se ilumina con vano apuntado y óculo. El elemento más antiguo del templo es su entrada, una portada gótica en arco apuntado, con tres arquivoltas, sin decoración. El edificio se completa con un pórtico y la torre a los pies, con cúpula y cupulín, realizada en 1903. La nota figurativa la ponen las gárgolas vierteaguas, con representaciones humanas y animales. El volumen del edificio conoció una importante reforma a fines del siglo XVI y principios del XVII, tras haber sufrido un incendio. Y después, a raíz de otra quema, se acometieron obras y quedó definido tal como se ve actualmente.

Al interior el ábisde lo ocupa el retablo mayor, de tres pisos y ático, dividido en tres calles. Lo preside una talla barroca de San Miguel, mientras la mazonería es de 1886, obra del donostiarra Lorenzo Mújica. Flanqueando a este mueble, sendos retablos del mismo estilo con una sola hornacina, para la Virgen con el Niño y para San Francisco. Conserva además unas crismeras de plata del siglo XVIII.

Próxima a la parroquia, se encuentra la ermita de Santa Leocadia (antigua iglesia de San Juan Evangelista). A modo de humilladero, se abre a la calle mediante tres arcos de medio punto con rejería, tiene tejado a dos aguas y espadaña de remate con campanil. Es de una nave con cabecera recta, en la que se dispone la talla de Santa Leocadia, flanqueada por un par de santas. Las noticias más antiguas de la ermita se remontan a 1597, cuando se reunían allí las autoridades locales. En 1837 sufrió las consecuencias de las carlistadas y tuvo que ser reconstruida. Durante el pasado siglo también ha conocido otras restauraciones.

Fuera del casco urbano, en el monte Buruntza, se localiza la ermita del Santo Cristo de Aizkorte o Santa Cruz. Los orígenes de esta ermita parecen ser antiguos, a juzgar por la talla de Cristo Crucificado gótico que le da nombre. Con posterioridad, se tiene noticia documental en 1625, citada por Lope de Isasti. En 1837 se quemó durante la guerra carlista, comenzándose a reconstruir en 1911 con ayuda económica, material, personal... de los vecinos. Por desgracia en 1970 se desplomó, por su cercanía a la cantera, y el edificio moderno que hay en la actualidad se erigió cerca empleándose materiales del anterior.

A estas dos ermitas, de remotos orígenes, se suma la de Fátima, construcción moderna sin valor artístico reseñable.

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RCL 2011