Concept

Upeltegiak. Arkitektura (version de 1977)

Bodegas de Bayona. Arquitectura. Gozan de renombre las situadas bajo las casas de Bayona, hermosas bodegas con la bóveda en ojiva, de las que aún hoy existen algunas muestras. Servían a los habitantes para guardar provisiones de toda especie y sin duda también las mercancías de más bulto o más groseras. Todas estas bodegas, que atrajeron la admiración de Didron a su paso por Bayona, en 1848, datan de la más pura edad media. "Son naves con pilares, columnas, curvas, arcos dobles, claves de bella factura. Sólo Provins puede, al menos según nuestro conocimiento, rivalizar con Bayona. Todas estas bodegas son tan bellas que el pueblo las toma por pequeñas iglesias o por grandes capillas". Las bodegas ojivales de Bayona denotan para la época en que fueron construidas, una gran riqueza, debida sin duda al gran comercio tan extenso que tenía la ciudad con Inglaterra, España y las costas del mediterráneo. En la calle Lagréou se encuentran aún muchas bodegas y en una de ellas se puede ver una especie de pasillo que la tradición afirmaba que comunicaba con el Chateau-Vieux. En lugar de iglesias o capillas, no debemos ver, en estas construcciones, sino los restos de importantes casas de la edad media, cuyos edificios desaparecieron como consecuencia de los rigores del tiempo. No hay que olvidar que durante muchos siglos la ciudad de Bayona estuvo completamente en ruinas como resultado de la obstrucción de la desembocadura del Adur, y su población se redujo prodigiosamente por muchas epidemias. En el bello Missel de Bayonne de 1543, el abad Dubarat hace una curiosa disertación sobre las bodegas de Bayona, que nos creemos en el deber de reproducir aquí: "Había no obstante bodegas más antiguas. En efecto, en un acta de I 182 se trata de la bodega común del obispo y del cabildo. El término cellier debe sin duda aplicarse a bodegas inmensas. Ordenamos -se dice en un texto del Libro de Oro-, que, tocante al cellier, el obispo tenga un tercio de las barricas, que deje dos para la misa y que no ponga nada en el cellier si se precisa todo completamente para las misas... Que el obispo posea también todos esos Celliers en la torre y en el palacio episcopal". El año precedente (1287), una cierta Jeanne de Castegelos dio a los Hospitaleros de San Juan de Jerusalem un cellier en el barrio Saint-Léon, no lejos de la puerta de este nombre. Entre nuestros autores bayoneses, Veille y Balasque no parecen interpretar en otra forma esto; textos. Balasque traduce rigurosamente cellier por cave. Al hablar de ello, Bernardou recuerda que "estas vastas y curiosas cuevas ojivales nos muestran la prosperidad de estos buenos burgueses, que, sin duda guardaban allí sus vinos y sus sidras". Ducéré es de mismo criterio. De donde se puede deducir que, según todos los autores bayoneses, "estas bodegas estaban simplemente destinadas para servir de despensa para los vinos y las sidras de los ricos burgueses de nuestra ciudad". Dufourcet no está de acuerdo con esta idea, Se expresa en estos términos en el "Bulletin de la Société Borda": "Estas cuevas son, a excepción de una que es románica, del siglo XIV, como las naves de la iglesia vecina, y es lo que ha llevado a algunos arqueólogos a pensar que han sido construidas para ricos negociantes de vinos que han aprovechado, para edificarlas, la presencia de los arquitectos y de los obreros ocupados en la construcción de la catedral. No compartimos su opinión y suponemos más bien que estas construcciones son verdaderos refugios puestos, con sus sólidas bóvedas, al abrigo de proyectiles y en los que se escondía, en caso de ataque, la población, con todo lo que tenía que resguardar. Se sabe que, de siempre, los aquitanos han tenido refugios subterráneos por debajo de su oppidum. Los bayoneses, como los de Dax y de Orthez, no son para nosotros sino 'serconae' perfeccionados. Ni en Dax ni en Orthez había en la edad media, ricos negociantes susceptibles de pagarse bodegas tan costosas; y existían en esas dos ciudades refugios parecidos, tan vastos y tan bien abovedados que los que nos ocupan y que no tenían con ellos más que esta sola diferencia, que parecían ser del siglo XI o XII y no del siglo XIV. Nuestra opinión ha sido, además, confirmada por una comprobación que hemos hecho: todas las bodegas en cuestión acaban, en su extremo opuesto, por galerías más estrechas y más bajas, verdaderos pasillos obstruidos hoy, que parecen destinados a ponerlas en comunicación unas con otras". Esta sencilla razón nos hará comprender por qué estas bodegas no se utilizaban así: era porque el suelo de las calles era mucho más bajo que hoy, pero en el siglo anterior se bajaba a estas bodegas por una pendiente suave, se abrían las puertas, que ordinariamente daban a la calle; no existían pues las dificultades actuales para utilizarlas. Baylacq parece haber entrevisto esta verdad cuando dice que hay en Bayona "un terreno húmedo y esponjoso, por lo que todo demuestra haber sido, al menos en gran parte, considerablemente elevado"; y añade en una nota que parecería que esas construcciones sólidas y macizas sólo han comenzado en el siglo XIII. "El uso, entonces casi general entre los habitantes, de construir sus casas de madera y de cubrirlas con paja, que tenía lugar en 1290, despertó por último la atención de la corporación municipal". Ordena que "las casas levantadas a cuatro varas del suelo serían construidas con adobes, yeso o barro". Puede que fuera para soportar los nuevos edificios por lo que se construyeron las bodegas que se conocen. Las bodegas de los 'Augustins' y las del Cabildo, en la casa Saubist, estaban normalmente alquiladas y producían buenas rentas. Los agustinos alquilan, el 25 de enero de 1732, a Jacques Harguindiguay, comerciante, "la bodega que está por debajo del claustro del convento y cuya puerta de entrada está frente por frente a la casa de Laporte, en la calle Gosse, con las armaduras que están en la citada cueva, que sirven para colocar las barricas" por 60 libras al año. El 6 de septiembre alquilan a J. Dupeyron, fondista, "una bodega que tiene su puerta de entrada por el lado de la calle Lagréou" en 70 libras al año. Así fue hasta la Revolución. Y este destino era el único que se les daba; vemos incluso construir una de estas bodegas en pleno siglo XVI. Estas bodegas, únicas en su género en el país, han sido amenazadas de demolición en 1972 por parte de la Caja de Ahorros de Bayona y las autoridades militares que quieren alzar en su lugar un moderno edificio de la Caja y alojamientos para militares. Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.; "Activités en Pays Basque", n.° 238, mayo de 1972.