Concept

Txanbela

Instrumento musical.

La txanbela es de un instrumento musical tradicional vasco, de la familia de los instrumentos de viento, y, más concretamente, del mismo tipo que el oboe (doble lengüeta). Se parece a la dulzaina-gaita, solo que es más corta.

Tradicionalmente, las lengüetas de la boquilla están hechas de caña o de cuerno, aunque también se fabrican en plástico, tal como hacía P. Caubet en los últimos tiempos.

Copia de la txanbela de Pierre Caubet

Copia de la txanbela de Pierre Caubet

El tubo es cónico, y se hacía a base de boj principalmente. La txanbela es más corta que la dulzaina. Su largura va más o menos hasta los agujeros conocidos como orejas (a diferencia de la dulzaina, la txanbela no los tiene). La txanbela cuenta, como la dulzaina, de ocho agujeros para el cambio de tonalidad: siete al frente (el último de abajo está un poco apartado, para el dedo meñique), y otro arriba en la parte trasera.

En algún tiempo la txanbela era un instrumento común en Zuberoa, en las faldas de los Pirineos, aunque casi ha desaparecido. Al parecer, la tocaban los pastores locales principalmente.

Bordahandi

Copia de la txanbela del txanbelari Bordahandi de Altzai

Gracias al repertorio del txanbelari Pierre Caubet de Lakarri, ha mantenido el estilo y tendencias característicos de la música vasca de antaño, y es, hoy por hoy, uno de las formas musicales más antiguas de nuestro cancionero popular. Es por eso que la txanbela no es sólo un instrumento musical, sino que también es una manera de hacer música. En Zuberoa hay incluso una expresión que le hace referencia: "cantar como la txanbela" ("txanbela bezala ari da kantatzen").

Pierre Caubet

Pierre Caubet tocando la txanbela, en 1977

En la década de los setenta, los Gaiteros de Pamplona realizaron una investigación a fondo sobre la txanbela, después de tomar contacto con el txanbelari de Lacarri Pierre Caubet "Chubuko Arhan". Dicho trabajo escrito por los Gaiteros de Pamplona en 1977 , así como las grabaciones de 1978 , son importantes documentos de referencia, para todo aquel que quiera profundizar en sus conocimientos sobre este instrumento. Además, en cuanto a la documentación, cabe destacar que en 1984 se realizó otra grabación de la interpretación de Pierre Caubet , y también una filmación. Pierre Caubet murió en 1988, a la edad de 75 años. Él nos enseñó lo que era la txanbela y cómo se tocaba, y mediante sus interpretaciones, nos dio a conocer el rico y antiguo estilo y repertorio de dicho instrumento musical. El txanbelari "Bordahandi" de Lacarri, aunque falleció después que Caubel, dejó de tocar mucho antes, y, por ello, Pierre Caubel es considerado como el último txanbelari de la antigua generación.

En algún tiempo, en la música vasca, al igual que en de otros pueblos, se utilizaban muchos tipos de ritmos, escalas, "modos" y "estilos". Muchos de ellos no pueden clasificarse dentro de ninguno de los "tonos" o "modos" de hoy en día, y no cumplen las reglas de la música "oficial", como tampoco sus esquemas melódicos ni métricos. En consecuencia, hasta inventar las grabadoras, la recopilación de melodías populares era complicada, ya que los investigadores no podían trasladar a la partitura aquello que escuchaban. Con el tiempo, todas esas tendencias peculiares se han ido perdiendo, y la música popular se ha ido volviendo más "académica" y más estándar. La txanbela ha mantenido (para nosotros gracias a J. Pierre Caubet) una de aquellas formas antiguas.

Pierre Caubet diferenciaba muy bien aquellos dos mundos, y en el concierto de presentación de su disco en Pamplona, demostró que era capaz de interpretar la misma canción en ambos modos: a estilo libre y de manera académica (tono, métrica...). La primera es la manera tradicional de tocar, y también la más difícil de las dos. Se debía conocer la duración de cada nota (ya que suelen ser ritmos no-métricos), y también la frecuencia (a veces con una diferencia de menos de un tono dentro de la escala temperada). La segunda es más nueva, y utiliza la escala y los ritmos impuestos por la música académica. Muchas veces este segundo modo se aprendía por medio de los teclados de las iglesias, que hacían a la gente cantar dentro de su sistema armónico, melódico y rítmico.

Pierre Caubet

Pierre Caubet, 1984

Los agujeros de la txanbela permiten reproducir todas las notas de la dulzaina, pero Caubet tocaba de manera distinta, utilizando las siguientes digitaciones y escalas:

Empezando por abajo, con todo cerrado daba el La
Con los agujeros 2 y 3 abiertos daba un Si bastante bajo
Con los agujeros 2, 3 y 4 abiertos daba un Do-Do # intermedio
Con los agujeros 2, 3, 4 y 5 abiertos daba el Re
Con los agujeros 2, 3, 4, 5 y 6 abiertos daba el Mi
Con los agujeros 2, 3, 4, 5, 6 y 7 abiertos daba Fa #
El agujero de dedo meñique (1) y el trasero siempre los tenía cerrados

Tal y como se puede ver, esta escala se asemeja mucho, tanto en intervalos como en extensión, a la antigua escala de la alboka.

Todas las melodías del repertorio de txanbela de Pierre Caubet son canciones, y creaba dos versiones diferentes de cada canción: una cantada y otra tocada con la txanbela. Las dos eran parecidas cuando se interpretaban a estilo libre, pero la versión cantada era más silábica y la instrumental incluía más notas ornamentales. Cabe mencionar que todas las frases musicales de estas melodías acaban con una nota larga, y, en muchas ocasiones, dicha nota no mantiene la frecuencia, sino que a medida que va acabando tiende a bajar de tono, como remate final. La txanbela permite tocar esta nota y las demás notas intermedias sin necesidad de mover los dedos, solo con cambiar la presión del aire y la ejercida sobre la punta mientras se tiene la boquilla en la boca.

En cuanto a las frases melódicas, es de subrayar que la regla de ocho puntos o compases establecida en el siglo XIII por la música académica europea, no influyó demasiado en la música de txanbela. En el repertorio de txanbela, la medida de las frases cambia, y está estrechamente ligada a la letra de la canción.

En consecuencia, si recuperar un instrumento musical antiguo es de por sí difícil, podemos asegurar que en el caso de la txanbela lo es aún más. Ciertamente, no es suficiente tocar el instrumento, han de reflejarse todos sus matices. Ésa es el alma de la txanbela, y una de sus mayores aportaciones a la música vasca.